Me llamo Erika Bermonth vivo en el lugar que todo mundo llama barrios bajos, mi familia es de escasos recursos y por esa razón mis hermanos y yo hemos tenido que salir a trabajar o encargarnos de las tareas domésticas desde temprana edad pero eso nunca me molesto con tal que me dejen ir debes en cuando a la biblioteca, en mi opinión es el sitio donde me da sueños y esperanzas de que algún día toda mi vida cambiará estoy muy segura de eso.
-Erikaaa- escucho gritar desde el segundo piso de mi casa.
-Si mamá- grite mientras ponía los platos sobre la mesa para que todos se acerquen almorzar.
-Espero regreses a casa temprano hoy Erika- gritaba con un cierto aire de preocupación.
-De acuerdo mamá lo intentaré- apenas estuvo ya todo listo cogi un trozo de pan y salí de casa a toda velocidad emociónada por lo que podría leer hoy.
Corría lo más que podía mientras evitaba chocar con otras personas, a pesar de que sueño con príncipes a mis 18 años yo se que nadie se fijaría en una chica como yo llena de harapos, sucia y despeinada, pero yo se que todos esos bellos sueños que tengo se harán realidad algún día.
Mientras iba llegando para la biblioteca algo llama mi atención, era una multitud de personas vestidas tan elegantemente que me hacían sentir muy chiquita, note que en gran parte eran duques, nobles y duquesas todos reunidos para darle la bienvenida a alguien pero entre toda esa multitud no sabia que me encontraría detrás de todas estas personas. Intente acercarme y matar mi curiosidad pero empecé a notar que algunos me miraban con ojos desagradables y repulsión por mi apariencia aún así decidí seguir adentrandome más para poder ver que o quien era tan importante para todos ellos.
-Largate mugrienta de aquí- escuche gritar a un joven y todos empezaron a verme.
Me empezaron a empujar y unos pocos hasta me empezaron a golpear intento protegerme pero mis delgados brazos no son suficientes, empiezo a llorar y escuchó risas de parte de la mayoría de las personas cercanas a mi.
-SUFICIENTE- escucho gritar muy fuertemente a un joven noble el cual todo mundo le habré paso hacia mi.
Empiezo a notar su limpia y cara vestimenta, no quería que me viera así y me intento levantar para irme pero el me detiene con sus cálidas manos y me ayuda a parar, ahí alcanzó a ver su rostro, una barba a medio crecer unos ojos enormes que me perdía en el café de su mirada y un cabello sedoso pero oscuro cual carbón.
-Te encuentras bien? - me dice el con una sonrisa.
Una sola sonrisa que me hizo sentir fuegos artificiales en mi interior, mientras nuestra mirada no dejaba de brillar por ver los ojos del otro sentía ese momento tan eterno que ni el mismo gran dios Crono podría quitarnoslo. En ese momento sentí por tan sólo una vez mi primer amor...