Jesse me ha estado molestando toda la puñetera mañana para que lo siga a donde él quiere. Me detengo a pensar que podría estar tramando algo malo y eso es exactamente lo que está pasando por su cabeza.
Sandy nos va a encontrar en el centro comercial a las nueve de la mañana, así que no tengo apoyo para negarme.
-Es en serio, no voy a hacer nada que tú no quieras pero deberías escucharme de vez en cuando- dice mientras come su desayuno junto a mí.
-Pero, tengo algunas cosas que hacer... ¿Por qué no vas con Sandy? Yo los estaré esperando aquí.
-No- fue rotundo- Necesito que nos acompañes.
-¿Y si no lo hago?- lo reto.
-Créeme que no bromeo cuando te digo que soy capaz de regresar a mi casa en este preciso instante- dice sonriendo.
-Bien, bien. Iré pero sólo lo hago por que no me gustaría que te fueras.
Una hora más tarde, estoy conduciendo al centro comercial, Jesse se emociona por cosas muy pequeñas y eso es gracioso. Al llegar me estaciono cerca de la salida y comenzamos a caminar en la dirección que él quiere.
-¿Por dónde empezar...?- toca su barbilla pensativamente. Recibe una llamada y luego de contestar me mira maliciosamente y dice:
-Primero haremos algo con tu nido de aves.
Toma mi brazo y me jalonea hasta una estética, ahí encuentro a Sandy leyendo una revista mientras le arreglan el cabello. Levanta su mirada hacia nosotros y le dice a la chica que la está atendiendo algo al oído.
Un hombre arrogante se acerca a nosotros y me indica con una actitud de diva para que me siente frente a un espejo, luego acerca una revista a mí y dice autoritariamente:
-Escoge uno de estos- me señala tres tipos de tinte para el cabello, inmediatamente cierro la carpeta y les digo:
-No voy a teñir mi cabello.
-Pero si es de un color café insípido, como si fuera lodo seco- dice protestando el peluquero ese. Me indigno al escucharlo y lo fulmino con la mirada a través del espejo.
-Enrique- le dice Jesse- si no quiere pintarse el cabello está bien, mejor probemos con bajarle un poco el volumen.
-¿A qué te refieres?- le digo molesta.
-No te ofendas pero lo tienes demasiado largo y esponjado- lo toco protectoramente y lo miro dolida.
-Tienes toda la razón- le dice Enrique- ¿Alguna vez te han dicho que por detrás te ves como si fueras Tarzán?
-¿Disculpa?- le digo más que ofendida- y a ti ¿Alguna vez te han dicho que te pareces a Ronald McDonald con ese color de cabello?- En realidad el tipo lo tiene de un color rojo flameante, rapado a los costados de su cabeza y con un flequillo que parece pico de pájaro en su nariz aguileña. Sus uñas del mismo color y una horrible barba de cabra teñida de un rojo más oscuro.
Se molesta con lo que le dije y dice:
-Bien, terminé con esto. ¡Mauro! Te dejo este trabajo a ti.
Un hombre nuevo viene hacia nosotros, le toca un hombro despacio como para reconfortarlo mientras intenta no reírse en su cara, luego acomoda mi silla, me mira un par de minutos a través del espejo y dice:
-No es que tu cabello sea feo... Pero de vez en cuando no te caería mal un recorte.
-¿Tú crees?- parece muy amable, no es tan alto pero sí delgado, no tiene un look tan extravagante como el tal Enrique, su cabello es negro, y tiene ambas orejas perforadas por muchas argollas alrededor.
-Seguro. Sólo permítete darte algunas opciones y dime qué es lo que te gusta- sonríe y me pasa una carpeta nueva con varios tipos de corte de cabello. Mauro señala uno y dice:
-Te recomendaría que te lo dejaras hasta el cuello, tu rostro es pequeño por lo que se te vería bastante bien, además que no sería necesario pintar tu cabello, ni hacerle nada más.
Me lo pienso un par de segundos, luego miro a Jesse por el espejo y le digo:
-Si no me vuelve a crecer voy a matarte- luego miro a Mauro sonriendo- Ya puedes cortarlo- casi lloro al ver mis rizos caer al piso.
Después de ver cómo me cortaron el cabello, Sandy y Jesse me obligaron a ir a una tienda de ropa, me detengo en seco en la entrada y digo:
-¿Ahora parezco un hombre para que quieran que compre ropa nueva?
-Oye, Enrique puede ser pesado pero es bueno en su trabajo- dice Sandy- además, no es que haya algo malo contigo pero tu novio regresa la próxima semana y tú esperabas encontrarlo como siempre ¿cierto?
Eso me dolió un poco, no es que no quiera hacer algo para agradar a Ethan pero eso fue cruel.
-Iba a arreglarme ese día- me defiendo.
-Si como no- dice Jesse irónicamente- ahora entra ahí.
Forcejeamos un poco hasta que entramos, luego me obligan a ponerme un vestido color salmón sin mangas, salgo un poco avergonzada del cubículo para ver sus reacciones.
Ambos aplauden conmovidos, la vendedora me dice que me sienta bien el color y todo eso, pero algo más importante llama mi atención, afuera del local él va caminando solo, lo examino para reconocerlo mejor.
Es él. Es Daniell.
Así que lo que vi el otro día no era una ilusión. No me doy cuenta cuando comienzo a correr fuera de la tienda para alcanzarlo, escucho a la vendedora gritarme que aún no he pagado el vestido pero no me importa, necesito verlo de cerca. Hablar con él, aún no sé de qué pero quiero verlo bien con mis propios ojos y saber que está bien.