Llevo manejando exactamente más de cuatro horas, la carretera está un poco lisa por las lluvias pasadas, hace un poco de frío por lo que subo la ventanilla del coche. La noche va a caer en cualquier momento pero no es algo que me preocupe demasiado.
Después que se fue, cuando lo llamé no me contestó. Lo busqué con todos los contactos que tenía hasta que lo encontré. Cuando dijo que se iba a casa, en realidad se refería a nuestra casa. Suya, mía, nuestra.
Así que, decidí salir detrás de él para pedir perdón. Logan me dijo que dejara de ser tan egoísta y pensara más en su posición, sé que no lo ha estado pasando bien y que he sido más que incomprensiva, eso bastó para darme cuenta que no estoy dispuesta a dejarlo ir.
-Creo que deberías ir detrás de él-dice Logan pensativo.
-¿Tú crees que sea buena idea?
-Claro que es una buena idea.
-¿Pero y si no me quiere ver? ¿Cómo sé adónde estará él?
-¡Maldición! ¡Vete y lo sabrás!
Después de un par de horas, logro ver el vaho de mi propio aliento en forma de vapor salir de mi boca. Hace demasiado, si frío durante la tarde, no quiero imaginarme cuán helada es la noche.
-Ahí está-digo para mí misma.
Al fin, encuentro la salida de la carretera. Gracias a la mamá de Ethan, sé la dirección del apartamento que compró para los dos. Estoy a un solo semáforo de entrar al centro de la ciudad cuando un coche negro me bloquea la pasada.
Sueno el claxon con mucho enojo, me está estorbando el camino y no tengo toda la noche para que se mueva. Comienzo a gritarle que se mueva cuando un hombre que además de parecerse, es el mismísimo Jeff se baja y se acerca a la ventanilla de mi coche, golpea el cristal con los nudillos para que baje la ventanilla.
-¿Ibas a alguna parte preciosa?-dice con una sonrisa torcida.
-No es de tu incumbencia ¿Podrías por favor?
-Odio recordarte que sí me incumbe- se recuesta de lado contra mi coche, saca un cigarrillo de su abrigo, lo enciende y deja salir una calada- Trabajas para mí ahora. Siempre me mantengo pendiente de mis empleados. Siempre...-dice la última frase de modo siniestro.
-Bueno, todavía no comienzo a trabajar así que ¿puedes moverte? Tengo que llegar a alguna parte importante.
-Déjame pensarlo- inhala del cigarrillo y exhala una calada-...No. Ahora baja del auto. Tenemos que hablar.
-¡¿Qué demonios...?!
Uno de sus hombres abre la puerta del conductor y me saca del brazo de mi propio auto. Cierra mi puerta con un estruendoso golpe y me dirigen hacia la camioneta de Jeff. Me obligan a sentarme en medio de los mismos tipos de la vez pasada.
Una vez que Jeff está dentro del auto, le da órdenes al chófer para que arranque. Ésta vez no me tapan la cabeza pero me es imposible ver algo porque el polarizado de las ventanas es demasiado oscuro y afuera ya es de noche.
Media hora después, el coche se detiene y bajamos. No opongo resistencia porque no hay modo en que pueda escapar sin mi coche y sin una bala en el cuerpo.
Caminamos un pequeño sendero hasta llegar a una fábrica que se ve como si la hubieran abandonado hace un par de años. No está tan desgastada pero se nota que nadie ha trabajado aquí por mucho tiempo. La puerta se abre antes que alguien se atreva a tocarla. La luz amarilla que proviene de adentro me ciega un par de segundos. Me obligan a entrar de un empujón.
Por fuera no parece nada de lo que es por dentro. Hay tres o cuatro pisos hacia abajo, cada uno está lleno de computadoras y escritorios. No hay muchas personas en cada piso pero sí las suficientes para hacer cualquier cosa que hagan aquí.
-Te presento tu nuevo lugar de trabajo- me dice Jeff.
-¿A qué te refieres?- le pregunto molesta.
-Vamos, te mostraré tu puesto.
Entramos a un ascensor de esos que usan en las construcciones, sólo es una caja de valla metálica que baja hasta el quinto piso. Se nota que la fábrica que era antes era un poco rudimentaria pero está demasiado avanzada tecnológicamente porque en cada piso hay enormes pantallas plasma en cada computadora. Todo parece muy moderno.
Al llegar al quinto piso, salimos del ascensor, caminamos en medio de un pasillo un poco estrecho, tanto a la izquierda como a la derecha hay hileras largas de computadoras. Jeff chasquea los dedos y una pareja de trabajadores se acercan rápidamente.
-Les presento a la nueva encargada de mi cartera- dice señalándome, ambos gorilas me sueltan como si de repente recordaran que tengo algo que los pueda infectar.
-Cuando te dije que trabajarías para mí y que manejarías mis cuentas, me refería a que te cedería el control de todas mis cuentas, aquí es donde me vas a volver más rico- me dice con cierta malicia.
-¿Cuánto tiempo tengo que permanecer aquí?-pregunto
-Eso depende de muchas cosas.
-No. Teníamos un trato que no especificaste, no pienso ser tu esclava, así que te sugiero que me regreses a dónde me encontraste si no quieres que tu pequeña empresa explote a primera hora mañana.
-Nadie te va a encontrar aquí- dice Jeff antes de reírse. Se da la vuelta y comienza a alejarse. Ambos gorilas van lentamente detrás de él.