Carlos y Marta vinieron por mí en la mañana, comenzaron a mostrarme las instalaciones antes que Jeff regrese. De día, las instalaciones son más grandes de lo que parecen, todo mi alrededor está cubierto de paredes con un blanco insípido, hay muchas computadoras y pantallas por todos lados, cualquier geek estaría en el paraíso si viera éste lugar.
Por supuesto que no todo es lo que parece.
Los ciber-criminales que me mencionó Carlos anoche, son casi lo mismo que imaginé. La mayoría de estos tipos son el típico estereotipo, pasados de peso, utilizan anteojos con mucha graduación, algunos granos en el rostro pero a simple vista parecen inofensivos, cuando en realidad podrían hacer más daño del que se piensa sólo con apretar una tecla y todo podría colapsar.
Jeff se ha estado preparando muy bien, si quiere jugar sucio está más que seguro que sólo lo va a lograr sin dejar ningún rastro, estos chicos se encargan de eso.
Una vez que llegamos al último piso, me presento aunque nadie más me dirige una palabra, todos evitan verme.
Todos estamos usando el mismo traje color gris, como si fuéramos una especie de reos. La mayoría del lugar está iluminado. Los cuatro pisos están hacia abajo.
En el primero es el que se utiliza como bodega para las máquinas arruinadas, en el segundo se encuentra un pequeño comedor junto con la cocina y en una esquina mi habitación. En el tercer piso se encuentra la sala de control donde todos los ciber-criminales trabajan sentados durante casi doce horas frente a una computadora. Y en el último piso se encuentran los dormitorios de todos estos chicos.
De tal manera que si sucediera un terremoto, todos moriríamos enterrados y nadie se daría cuenta.
Cuando tomo mi puesto como la supervisora, me encargo de decirle a través de Carlos y Marta a los ciber criminales los lugares donde deberían invertir o incluso desviar dinero ya que no tengo permitido establecer comunicación con ninguno de ellos, así como también tengo prohibido estar en el mismo piso que yo.
Jeff viene de visita raras veces, supongo que no necesita venir porque puede ver cómo su cartera engorda desde la comodidad de su casa.
Los primeros días, intentaba comunicarme desesperádamente con alguien en el exterior hasta que me di cuenta que es imposible. Ahora sólo vivo con la esperanza que alguien se haya dado cuenta de mi desaparición.
Sé que Logan no es tonto. Él puede sumar dos más dos y darse cuenta que estoy secuestrada. En condiciones que casi me vuelven loca, ya que dos comidas al día son lo único que obtenemos. Y el cocinero no es un chef profesional que digamos, pues sólo sabe cocinar dos platillos.
Sin embargo admiro a estos chicos porque ya tienen casi o más de tres años viviendo encerrados en éste lugar y aún tienen cordura. Intento no darle muchas vueltas al asunto para no volverme loca.
Tenemos que movernos rápido para poder salir de aquí lo más pronto posible, mis dos voceros están trabajando en secreto bajo mis órdenes, porque ésto es el comienzo del remonte...