Soltera divorciada

RELOJ

—¿Cómo está? — Pregunté en la sala de espera cuando ví al doctor. 

—Está inconsciente pero estable, fue una contusión menor en la cabeza, y se dislocó el hombro, porque el primer golpe lo recibió ahí, hay que esperar a que reaccione para evaluarlo de nuevo. — El doctor me informó a mi y a Héctor. 

—¿Podemos verlo? — Pregunté. 

— Sí, pueden verlo. — El doctor nos dió permiso y Héctor y yo fuimos de inmediato a la habitación. 

Héctor me había dado su abrigo ya que yo seguía con el vestido de Marilyn, me había quitado la peluca y el maquillaje se me había corrido.

Entramos a la habitación y tenía aún vendada la cabeza aunque, era mucho mejor que la que le hicieron los paramédicos. Me acerqué, le acomodé la bata y subí la cobija, esta noche estaba helada. 

—Puedes irte, te avisaré si sucede algo. — Hector me informó. 

—No, no. — Me negué de inmediato. — Ni pienses que me iré. — Le dije en tono amenazante. — Me quedaré aquí porque fue por mi culpa, tú puedes ir a su casa a traerle ropa.

Héctor quedó en silencio por unos segundos y después suspiró resignado.

— Está bien, iré a dormir, cualquier cosa me llamas y vendré enseguida. Regresaré mañana en la mañana, a primera hora. ¿Está bien? — Asentí y Héctor miró a Alejandro unos segundos más para después darse la vuelta y salir de la habitación. 

Miré a Alejandro, y tomé una silla que estaba un poco alejada, la puse al lado de su cama y me senté ahí, a su lado. 

—No te dejaré solo, me quedaré aquí. — Susurré. Cuando estuve hospitalizada por el legrado no dejaron a Carmen ingresar a la habitación, estaba recuperándome rodeada de gente desconocida, todos estaban acompañados excepto yo, la soledad fue lo que más me dañó, sentir que no le importaba a nadie. — ¿Por qué no respondiste el teléfono? — Pregunté llorando de nuevo. — Te llamé antes de que alguien más llamara a una ambulancia, sólo te necesitaba a ti, te llamé antes que a Carmen pero no contestaste. — Me limpié el rostro. — Carmen te llamó toda la noche y no estabas ¿Por qué? — Respiré hondo para calmarme. — No quiero que sientas la soledad que sentí, me quedaré aquí hasta que despiertes. — Prometí. 

Las primeras horas se fueron rápido, recordé a Adam, él me había enviado varios mensajes ya. 

"Me dijeron que hubo un accidente, Estás bien??"

"Dónde estás???"

Además tenía 15 llamadas perdidas de él, ¿Qué debía decirle? ¿Qué estaba en el hospital cuidado de Alejandro? Eso era muy sospechoso. 

"Estoy bien, no me pasó nada a mi

No debes preocuparte y descansa."

Le contesté y después llegó una enfermera a revisar sus signos vitales. 

Cuando se fue me quedé observando la habitación privada de Alejandro, wow, lo que era el dinero. Después de un largo tiempo cerré los ojos y me quedé dormida en la silla, me despertaba cuando comenzaba a cabecear, así que puse los brazos en la cama de Alejandro y recargué mi cabeza ahí, me quedé dormida. Me despertaba a ratos, miraba que Alejandro seguía inconsciente y volvía a dormir. 

La noche fue larga pero ya había amanecido y Alejandro todavía no reaccionaba ¿Eso era malo? 

La puerta se abrió y entró Elizabeth con cara de preocupación. 

—Buenos días, señorita Elizabeth. — La saludé poniéndome de pie y alejándome unos pasos de Alejandro.

—Buenos días, Ana. — Me respondió el saludo, estaba muy seria, no la juzgo, estaba muy preocupada por su prometido. —¿Cómo está? — Me preguntó.

—No ha despertado. — Le informé. 

—Ana… supe que te quedaste aquí con él toda la noche. — Su tono era muy dulce. 

—Sí. — Asentí. — Pero es porque fue por mi culpa, el señor Sosa me salvó. Porque si no se hubiera interpuesto, yo hubiera sido la de esa cama. — Me justifique, no quería malos entendidos. 

—No fue culpa tuya. — Trató de tranquilizarme. — Y gracias por preocuparte. — Elizabeth me sonrió de lado. —Ya puedes irte. — Me ordenó.

— Quisiera quedarme aquí hasta que despierte. — Le pedí. 

— Dije que te vayas. — Me dijo con voz firme. — Yo me haré cargo de él ahora, ve a descansar. — Asentí y entendí. Quizá ella piense lo mismo que Luisa. Debo dejar de tener coincidencias con él. — Y mi chófer te llevará, te está esperando abajo.

— Está bien, muchas gracias. — Caminé hacia la puerta de la habitación lentamente. 

—Gracias a ti. — Me respondió. — Y procura descansar. 

Mientras caminaba, iba rogando que Alejandro se despertara en ese momento. Pero no lo hizo y salí.

El chófer me esperaba afuera, me acerqué y le di las indicaciones para llegar a mi casa. 

Todo el camino estuve pensando si ir a trabajar o no. Si no voy, todos pensarán varias cosas por lo de Alejandro, mejor voy y aclaro todo, que me vean para que no piensen que estuve en el hospital o que tengo algún vínculo con él. 

Lo mejor es ir.

Llegué a casa a bañarme y a cambiarme, fui al trabajo para mí plan, trabajaré como si nada hubiera pasado. 

Varios me preguntaron cómo pasó y sólo les dije que se cayó una columna porque si yo decía que Alejandro me salvó crearía rumores. 

A Adam le conté la verdad, todo lo que pasó y que me sentía muy culpable, si hubiera prestado atención me hubiera movido y nada hubiera pasado, pero Adam me hizo ver que fue un accidente y que si había un culpable era la productora. 

Fue un día pesado, no por el trabajo sino por el sueño que tuve todo el día. Bostezaba a cada rato y me quedaba dormida en mi escritorio. Tabata me gritaba para que despertara y después Luisa la sustituyó cuando Tabata tuvo una junta. 

Elizabeth me llamó a su oficina, fui enseguida. Faltaba muy poco para poder salir, quería saber de Alejandro pero era mejor preguntarselo a Héctor que a Elizabeth, no quería problemas. 

—Buenas noches. — Entré después de tocar. 

—Espera. — Me mostró la palma de su mano para que me detuviera y no me sentara. — Vamos a cenar. — Elizabeth me sonrió y tomó su bolso. 



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En el texto hay: comedia, romance, venganzayamor

Editado: 26.12.2020

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