Soltera divorciada

BRANDON

Alejandro se acercó a la mesa y saludó a todos con una sonrisa, todos estaban felices de verlo.

—Creo que debo irme. — Me puse de pie.

Todos guardaron silencio, fue muy incómodo. 

—Pero… — Edith ni nadie sabía qué decir. 

—¿Qué? — Pregunté naturalmente pero nadie respondió. 

—Creen que te vas por mi, obviamente. — Alejandro me informó.

—No, no. — Me reí.— Alejandro y yo estamos en buenos términos, me voy porque debo ir a hacer unos papeleos. 

—Nadie te cree eso. — Roxy se cruzó de brazos.

—A ti nadie te preguntó. — Respondí de inmediato y todos rieron. 

—Ana, quédate. — Jorge suplicó. 

—Veinte minutos. — Sugirió Evelin. 

Los miré tratando de pensar cómo negarme pero no pude, no los había visto en años y ya estaba aquí...

— Está bien. — Fui al lado de Alejandro y lo tomé del brazo. —¿Por qué no te sientas aquí? — Empujé a Alejandro hacia donde era mi lugar, no quería seguir al lado de Brandon. 

—¿Y tú? — Alejandro preguntó poniéndose de pie.

—Puedes sentarte aquí. — Roxy sonrió desde el otro extremo de la mesa.

— Quédate aquí. — Le ordené a Alejandro. — Recórranse. — Le pedí a Jorge. — Lo hicieron y me senté al lado de Alejandro, por lo menos él me alejaba de Brandon. 

Llegó la comida, eran grandes platillos para que nos sirviéramos de lo que quisiéramos y las bebidas alcohólicas no se hicieron esperar. 

Los momentos siguientes fueron perdición total, todos hablaban a la vez animados contando cómo les había ido en la vida, todos molestaban a Alejandro por el gran éxito que tiene y comenzaron a beber sin control. La mayoría trabajaba día y noche sin parar así que en este día que tienen de respiro bebieron hasta que las botellas se terminaron, sin notarlo, a mi también se me había ido el tiempo hablando con las mujeres, Roxy se había calmado y pudimos compartir una plática. 

—Te odio. — Admitió y se tomó la copa de vino a fondo.

—Lo sé. — Estaba sentada a su lado, no me quedé veinte minutos, ya llevaba una hora y media ahí. Roxy se sirvió más vino. 

—¡¿Por qué me odiabas tanto?! — Roxy reclamó. — Sólo era la amiga de Alejandro. — Lo señaló pero él estaba hablando con los demás.

—Eso ni tú te la crees. — Me reí. 

—Quizá sí estaba enamorada de él. — Admitió, ella ya estaba muy ebria. — ¡Pero era mi problema! — Me gritó sumamente molesta. — Él nunca entendió las indirectas, estaba tan enamorado de tí que siempre me pedía llevarte a donde quiera que yo lo invitaba. 

—Lo sé, leía sus mensajes. — Roxy me miró unos segundos y después comenzó a reír. 

— Y si sabías que no había nada entre nosotros… ¿¡Por qué me hacías tantas cosas¡? — Estaba llena de rabia. — Fuiste a vandalizar mi casa, llenaste mi bolsa con gusanos y hasta me hiciste reprobar la materia más importante de mi carrera, ¡Tuve que repetir un año entero de lo importante que era…!

—No lo sé. — Admití interrumpiendo su drama. — Para que dejaras en paz a Alejandro. 

—Pero… — Roxy parecía no entender y comenzó a llorar.

La miré por unos minutos.

— Roxy, escucha. — Suspiré con pesar. — Eres bonita. — Admití, ella paró de llorar y me miró extrañada. — Quizá Alejandro no te hiciera caso pero no hay que olvidar que una gota de agua rompe una piedra y no por su fuerza, si no por su constancia. — Roxy y yo nos miramos por un largo rato. 

— También me gustaba Brandon. — Admitió.

—Ay, que asco. — Contuve las náuseas y Roxy rió. 

—Y mirános ahora. — Roxy volvió a beber. — Sin Alejandro ninguna de las dos. — Roxy miró a Alejandro con tristeza, suspiró. —¿Sí se va a casar con la mujer de la entrevista? — La pregunta de Roxy me sorprendió, callé por unos segundos.

—Sí. — Miré a Alejandro, parecía estar feliz, disfrutando del momento con sus amigos, hace mucho que no lo veía reír de ese modo. 

—¿La conoces? Parece una maldita. — Roxy seguía bebiendo sin parar, así como todos. 

—Sí la conozco y lo quiere… lo quiere mucho. — Admití. 

—¿Más que tú? — Me giré a mirar a Roxy. 

—¿Qué? — Observé a Roxy, ella me miraba seria.

—Yo veía de esa misma forma a Alejandro, no puedes venir a mentirme. — Roxy se sirvió más.

—No digas eso, sólo podrías causar problemas. — La amenacé. — Yo tengo novio y Alejandro va a casarse, nada de lo que dices tiene sentido. — Miré mi teléfono, sólo Carmen me había mandado un mensaje de que había comprado y cocinado la cena para cuando Adam y yo llegáramos. 

—Está bien. — Roxy bebió de nuevo. — Creo que siempre fuimos amigas sin saberlo. — Me reí.

—Ya estás muy ebria. — Seguí riéndome de ella. 

—Un poco, pero es que la vida es un asco. — Hacía muecas de desagrado. — Cuando sientes que algo va bien, es todo lo contrario.

—¿Qué te pasó? — Pregunté más por cortesía que por tener ganas de escucharla. 

—Ya sabes, los problemas del amor. — Roxy ya no se servía, comenzó a beber directo de la botella.

—¿Terminaste con tu novio? — Quise saber.

—Era mi prometido. — Paró de beber sólo para contestarme y cuando iba a beber de nuevo la detuve. 

—Si sigues bebiendo así, vas a morir. — Se la arrebaté y la puse sobre la mesa. 

—Ana, era perfecto, un amor de película. — Explicó.

—Debiste esperártelo, últimamente ni las películas de amor tienen final feliz. — Me puse de pie. — Ahora deja de beber y habla con tus amigos, eso te hará sentir mejor. — Giré mi vista hacia todos, seguían en sus pláticas. — Tengo que irme, me encantó verlos a todos. — Miré a Brandon, ya estaba muy ebrio. — A casi todos. — Agregué con desagrado, todos rieron y después se despidieron rápidamente de mi. — Felicidades. — Me dirigí a Edith y Jorge. Ellos me agradecieron.

Caminé hacia el baño, me miré en el espejo. ¿A qué mirada se refería Roxy? 

Quizá sólo esté tratando de descifrar todo lo que siento, lo que siente Alejandro…

"Culpa". Esa palabra resonaba en mi cabeza.

Obviamente era eso, su odio y resentimiento se había convertido en culpa, sólo eso, no es nada más que remordiento. 



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En el texto hay: comedia, romance, venganzayamor

Editado: 26.12.2020

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