Soltera divorciada

CANSADA

—Ana, piensa. — Berna me presionaba. — Tú estuviste todo el tiempo en la bodega, ¿Quién pudo haber sido? 

— Déjala en paz, lo mejor será revisar las cámaras. — Adam le pidió a Berna, yo estaba tratando de pensar, me imaginaba lo peor pero no quería creerlo, no podría hacerlo, esto afectaba a la empresa de una manera irreparable. 

—Debo irme. — Caminé entre todas las discusiones y quejas de todos los involucrados.

Me dirigí a la oficina de Elizabeth, no podía terminar de creerlo. La empresa acababa de perder mucho dinero y si ella lo había hecho, si ella había cambiado las bolsas… no sé qué creer. 

—¿Alguien más te vió? — Abrí la puerta escuchando esa pregunta que Elizabeth le había hecho a su chófer.

Ambos giraron sus miradas sorprendidas a mi.

Elizabeth me sostuvo la mirada pero el chófer salió corriendo. 

Cerré la puerta con cuidado y me acerqué al escritorio. 

—¿Tú las cambiaste? — Pregunté queriendo que realmente no fuera así.

—Ana… yo… — Elizabeth negaba con la cabeza y su tono era muy nervioso.

—¡¿Por qué?! — Le grité molesta, decepcionada, sin duda había sido ella. Elizabeth guardó silencio y me observó detenidamente. —¿¡Por qué lo hiciste!?

—¡Porque no hiciste lo que te dije! — Me acusó. — ¿Por qué? ¿No te parece? — Se burló alzando una ceja en forma de reto.

—Claro que no, todos trabajaron con mucho esfuerzo, ¡Mezclaste lo profesional con lo personal y lo arruinaste todo! — Di un golpe al escritorio.

—¡Tú fuiste quien lo arruinó todo! — Gritó de vuelta, nunca la había visto tan alterada, dió un golpe al escritorio también, aunque se le notaba un poco pálida. — ¡Estás destruyendole la vida a Alejandro y también estás destrozando la compañía! — Guardé silencio, no sabía qué contestar. — Te pedí ayuda, Ana. — Elizabeth trataba de controlar el tono de voz y la respiración. — Yo puedo proteger el sueño de Alejandro, ¡Porque yo sí lo amo! No como tú. — Me señaló culpandome. — Tú qué vienes a aprovecharte de su culpa, ¡Te dije que sólo se siente mal por ti! ¡Te tiene lástima! — Se alteró de nuevo pero guardó silencio, tomó una gran bocanada de aire. —¿Por qué te aferras a él? ¿No ves que todos están saliendo heridos? — su tono era dulce.

—Basta, guarda silencio. — Pedí sin exaltarme, pensé unos segundos sus palabras "siente culpa" esas palabras me lastimaban. — Si Alejandro siente culpa y remordimiento… — Suspiré. — Es nuestro problema. — Elizabeth alzó las cejas con asombro. — A ti no te debe de importar lo que pase entre nosotros. 

—¿Nosotros? — Elizabeth rompió a carcajadas. — Hablas como si ustedes dos ya hubieran regresado, él se va a casar conmigo, debe de hacerlo. — Dejó de reír poco a poco al ver mi cara de dolor, de desilución. —¿En serio creíste que iban a tener un felices para siempre? ¿Piensas que él te ama? — Preguntó seria rodeando el escritorio, se quedó a dos pasos de distancia, su cara tenía un poco de sudor pero su mirada era retadora.

—Sí. — Fui honesta por primera vez con ella y conmigo. — Lo he pensado, Elizabeth. En las noches no dormía por darle vueltas a todo, en saber qué era lo correcto, pensaba en las posibilidades de que Alejandro y yo volviéramos a estar juntos ¿Y sabes qué? — Ambas nos mirábamos heridas. — No es imposible. — Elizabeth cerró los ojos tratando de evitar mis palabras. — Realmente pensé que él podría sentirse culpable pero él dijo que me quiere, ¡Se lo pregunté y me dijo que me ama! — Traté de que todo quedará claro. — Y que nunca dejó de hacerlo. — Agregué en un susurro. — Y hay una pregunta que no me deja en paz... ¿Por qué no volver a empezar? Ya he pasado por esto y mi incentivo siempre fue el amor, puedo resistir al lado de Alejandro, puedo hacerlo mejor esta vez. — Asentí para convencerme a mí misma también. — Elizabeth, déjanos ser felices. — Imploré. — Todo va bien, vuelvo a sentir mariposas, ¡Pienso en él más de veinte veces al día! Y me asusta, siento miedo. — Admití. — Porque no somos los mismos, hemos cambiado y me da miedo fracasar pero no hay camino fácil, así nos tocó vivir y por eso voy con cuidado.

Elizabeth rió con amargura.

—Claro que puedes volver a empezar. — Me dió la razón. — Pero… ¿Puedes mejorar? Es una burla el que regreses a su vida sin nada para quitarle todo. 

Y entonces reí yo.

—Ya lo entendí. — Asentí lentamente. — Dices que soy yo la que se aprovecha de Alejandro pero no es así, no soy yo sino tú. Usas el dinero y el poder que tienes para mantenerlo a tu lado.  ¿A qué le tienes tanto miedo?, ¿Acaso no crees que Alejandro te tiene lástima porque debes comprar su atención?

Elizabeth me dió una bofetada tomándome por sorpresa, Elizabeth quiso seguir golpeándome pero tomé sus manos para evitarlo, no podía golpearla, ella podría demandarme.

—¡Eres la peor! ¡Creí que eras mi amiga! — Elizabeth lloraba mientras luchaba por soltarse, sus fuerzas no eran muchas, cada vez peleaba menos.

De pronto en vez de luchar para soltarse trataba de aferrarse a mi, trataba de enfocarme con la mirada, yo me asusté y dejé de forcejear con ella, Elizabeth cayó al piso, la oficina se abrió y Alejandro entró viendo a Elizabeth en el piso, corrió de inmediato asustado, yo me arrodillé al lado de ella para saber lo que pasaba, al destapar su rostro del cabello pude sentir su piel, tenía fiebre, estaba hirviendo.

— Elizabeth. — Alejandro suplicaba su nombre para que despertara pero ella no se movía. —¡Elizabeth!¿Qué te pasa? — Alejandro estaba preocupado. — ¡Elizabeth! ¡Despierta! — Alejandro me miró. — Ana, ¿Qué pasó?

—Yo, yo… yo no le hice nada. — Esto olía a problemas, quedé immovil mirando como Alejandro tomaba entre sus brazos a Elizabeth. —¿Qué haces? — Alejandro se puso de pie y corrió fuera de la oficina. —¿Alejandro? — Él me ignoró por completo. — ¡Alejandro! 

Quedé sola en la oficina.

Me sentía culpable, ¿Y si le pasaba algo? ¿Qué es lo que tiene?

Caminé lentamente hasta las escaleras y así bajé a mi piso, tomé mis cosas para poder irme. No quería toparme con nadie así que volví a bajar por las escaleras hasta salir de la empresa, mi teléfono comenzó a vibrar, era Adam. No contesté.



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En el texto hay: comedia, romance, venganzayamor

Editado: 26.12.2020

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