Nunca te ha pasado que despiertas, te levantas de la cama pero tu mente sigue “off” como si te levantaras de una manera inerte… Solo para cumplir tus responsabilidades, te sientes vacío y solo esperas que el día acabe. Tu ánimo está por el piso y tus ganas de salir se desvanecen, estas en un estado inconsolable y de alguna manera no puedes si quiera llorar, tampoco tienes ganas de eso.
Tu mente está flotando en algún sitio de nuestro vasto universo, pero tú la necesitas contigo, necesitas que te haga entrar en razón, pero no está. Tus amigos se preocupan y tratan de hacerte sentir mejor, se agradece pero no funciona.
Hoy es uno de esos momentos, donde tu vida pierde sentido y no encontrarlo rápidamente significaría un abismo para tu alma. Hablar con un supuesto Dios que no responde, solo esperas que esta vez tus pensamientos no te jueguen en contra y te causen más aflicciones que se te traben en el alma.
Muchos dijeron que cuando llegas al fondo solo puedes subir, pero… ¿Para qué subir? ¿Por qué estar en la superficie? Si en el fondo del mar es donde se ven los corales, donde se crean extensos arrecifes, donde la presión es tan fuerte que tú debes serlo aún más como para resistirla, estar en el fondo no es tan malo como te han dicho, honestamente te puedo decir que si tocas fondo, adáptate, estás en un sitio del que se puede sacar provecho. Saca tu resiliencia y afronta lo que se te viene encima.