Alex respiraba con dificultad, apoyado contra la pared del callejón. La ciudad parecía observarlo con ojos invisibles, y aunque había sobrevivido al ataque, sabía que sus sombras todavía eran impredecibles. Cada uso intenso lo dejaba mareado, con dolor de cabeza, y con la sensación de que había más en su poder de lo que entendía.
Mientras avanzaba por la ciudad, un graffiti llamó su atención, un símbolo que parecía una sombra envuelta en cristales azules. Lo reconoció de inmediato: era idéntico al patrón que aparecía sobre sus manos cuando sus sombras estaban más fuertes. Un escalofrío recorrió su espalda. Alguien estaba siguiéndolo… alguien que sabía exactamente qué había despertado.
De repente, una voz grave surgió de las sombras detrás de él:
—Eres más poderoso de lo que crees… pero tu control es… inestable.
Alex se giró, preparado para pelear, y vio a un hombre alto, vestido completamente de negro, con máscara parcial y guantes reforzados. Sus ojos penetrantes parecían analizar cada movimiento.
—¿Quién eres? —preguntó Alex, tenso.
—Alguien que puede enseñarte a usar tu poder sin destruirte —dijo el hombre—. Me llaman Cenit.
Alex dudó, pero algo en la postura y el tono de Cenit le inspiraba confianza. Con cuidado, Cenit lo guió hasta un edificio abandonado, silencioso y lleno de sombras. Allí le explicó que su habilidad no era solo fuerza, sino un equilibrio delicado, demasiada energía podía quemarle la mente, y poca energía lo haría vulnerable.
—No se trata solo de atacar o defender —dijo Cenit—, sino de anticipar, sentir y coordinar tus sombras con la luz que te rodea.
Alex concentró su mente y, por primera vez, logró crear una sombra sólida, casi como una extensión de su brazo, que podía mover con precisión. Cada movimiento lo cansaba, pero la satisfacción de dominar un poco más su poder le dibujó una sonrisa.
—No está mal —dijo Cenit—, pero recuerda: alguien te está buscando. No eres el único que puede jugar con la luz y la sombra.
Un estruendo afuera los interrumpió: cristales rompiéndose, luces intermitentes. Alex y Cenit se asomaron y vieron un vehículo blindado avanzando a gran velocidad, disparando rayos de luz concentrada.
—Parece que no tenemos tiempo para charlas —murmuró Alex, mientras las sombras se arremolinaban como alas oscuras, listas para pelear.
El capítulo termina con Alex lanzándose al techo, consciente de que su entrenamiento apenas comenzaba, y de que el enemigo que lo persigue sabe mucho más sobre su poder de lo que él cree.
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Editado: 21.10.2025