Para ella, Afrodita, el amanecer del alma
A ti, que no solo eres la diosa del amor, sino la alquimista del espíritu. En tu esencia se oculta el misterio de la transformación: conviertes la ausencia en anhelo, la ternura en fuego, la pasión en inmortalidad. No eres solo la belleza efímera de una flor, sino la raíz profunda que sostiene el mundo. Amar en tu nombre no es un acto de posesión, sino de entrega, porque el amor que no libera es solo un reflejo de sí mismo. Que estas páginas te recuerden que el verdadero poder no es conquistar corazones, sino despertarlos.
Para él, Ares, la tormenta que encuentra su tregua
A ti, que has entendido que la guerra más feroz no se libra con espadas, sino con la voluntad de abrir el pecho y dejarse alcanzar. Creíste que la fuerza se medía en batallas, pero descubriste que el mayor coraje es arder sin miedo en la llama de otro. No eres solo el dios de la guerra, eres la prueba de que incluso la tormenta necesita un horizonte donde descansar. Que estas páginas sean un recordatorio de que el amor no es la rendición de un guerrero, sino su más grande victoria.
#4510 en Fantasía
#5075 en Otros
#655 en Aventura
fantasia romance aventura misterios, mitologia griega tragedia, dios ares
Editado: 25.04.2025