Prologo

“El mito de la luz y la Noche”

"Antes de que existieran los hombres, existían dos hermanos: el Sol y la Luna.
Ambos nacieron del mismo fuego, pero uno eligió brillar y el otro decidió observar.
Durante milenios, se amaron y se odiaron, se buscaron y se evitaron.
Cuando la Luz quiso abrazar a la Sombra, el mundo tembló… y de esa grieta nacieron los mortales.”

Así contaban los sabios la primera historia.
Pero los siglos la convirtieron en una advertencia:

“Nunca mezcles lo puro con lo oscuro.
Nunca ames aquello que el día no puede iluminar.”

En las escuelas de Aerysia, los niños recitaban esos versos como plegarias.
En las ruinas de Nocthys, los grababan en piedra, no como advertencia, sino como desafío.

Y entre ambos mundos, donde el río dividía los cielos, la magia antigua dormía…
esperando el día en que una chispa de sol se atreviera a mirar a la sombra sin miedo.

Ese día estaba por llegar.