Sombra y Luz

Capítulo 4

— “¡Oigan tórtolos! ¡Los estábamos buscando!”

Con estas palabras los dos lacayos de Silfer, Marcus y Sans, sorprendieron a Julius y Josy, quienes no entendían qué era lo que estaba pasando. No sabían que su gran amigo Magnus estaba a punto de ser víctima de la maldad pura del mismísimo Silfer, menos aún que Sena estaba de camino hacia la facultad, y sin saber siquiera absolutamente nada del terrible y maquiavélico plan del estudiante contra aquellos tres.

 

— ¿Qué están haciendo ustedes dos aquí? —Preguntó desconfiado Julius.

— No te lo tomes personal Julius, pero...tú y tu polola, bueno, digamos que no son bien vistos por cierta persona, así que...nos ordenaron encargarnos de ustedes. —Decía Sans con falsa psicología.

— ¿A qué te refieres con eso? —Preguntó Josy.

— Significa que ustedes dos son considerados una amenaza para nuestros compañeros, especialmente su amigo Magnus, al que curiosamente no quisieron matonear. —Dijo Marcus.

— ¡Un momento! ¿Cómo saben ustedes que no lo matoneamos, si ni siquiera estaban allí ese día? —Preguntó con mayor recelo Julius.

— Mira, no lo hagas más difícil ¿sí? Solo...deja que nos encarguemos... y nadie saldrá lastimado. —Amenazaba respetuosamente Sans.

— ¿Quién los envió a ustedes a buscarnos? —Preguntó Josy.

Ellos no contestaron, y eso incomodó rápidamente a los intimidados tórtolos.

 

— ¡Respondan! —Insistió la joven.

— Nos envió aquél que solo busca...la oscuridad. —Dijo con tono subliminal Marcus.

— ¿Silfer? —Reconoció enseguida Julius.

— ¡Bingo! ¡Como siempre tan asertivo Julius! —Afirmó con tono irónico Marcus.

Mientras tanto, Sena estaba de camino hacia la facultad para buscar sus cosas en el casillero. Venía de compartir la tarde con Magnus, de quien se despidió hace algunos minutos. Al pasar por la escalinata del foro, se detuvo un segundo y vio a Julius y a Josy...y también a Marcus y Sans.

 

— ¿Qué están haciendo esos dos idiotas con Julius y Josy? —Se preguntaba—. Acaso querrán... ¡Oh no!

— ¡Ese miserable! ¿Cómo permitieron que los convenciera tan fácilmente? —Preguntó furioso Julius.

— Eso es algo que no te concierne Julius... —Respondía Marcus—. Solo te diré esto: Magnus es una amenaza para nosotros y nuestra misión es... sacarlo del camino.

— ¡Ustedes no tienen derecho a lastimarlo, él no les ha hecho nada malo! —Exclamó Josy defendiendo a su amigo.

— No, pero a Silfer sí, y eso supone una amenaza para nosotros en toda la Facultad. Su poder de Luz es peligroso para nuestros intereses, y por eso debe ser eliminado. —Decía Marcus.

— Si tanto quieren destruirlo ¿Por qué nos buscan entonces? —Pregunto Julius.

— Bueno, porque ustedes son sus amigos más cercanos, por tanto, deben compartir el mismo destino que él. —Respondió Sans.

— ¿Qué? ¡Deben estar bromeando! —Exclamó Josy.

— No bromeo chica, tú y tu pololo no cumplieron con el matoneo, por tanto serán castigados. —Amenazaba Marcus.

— ¿Y quién lo dice, Silfer? —Preguntaba defendiéndose Julius.

En eso ambos energúmenos empezaron a acercarse a la pareja, amenazantes en mirada y dispuestos a tomar cualquier determinación, incluso si ello significaba hacer daño.

 

— Lo siento Julius, en serio. —Decía Marcus amenazante—. De verdad me agradan ustedes dos, pero... son aliados de ese fenómeno, y por lo tanto, no son parte de la comunidad de nuestra prestigiosa escuela, así que...tenemos que proceder con el apremio.

— Oigan, no estarán pensando en lastimarnos, ¿o sí? —Decía Julius.

— ¿Tú que crees...? —Preguntó con sarcasmo Marcus.

Y en ese instante el peligroso lacayo le manda un puñetazo en la cara a Julius, cayendo de la escalinata del Foro. Josy se asustó y trató de ayudarlo, pero Sans la tomó de su largo cabello y la empezó a tironear por todo el lugar, lastimándola gravemente.

Julius trató de levantarse para ir en auxilio de su amada, pero Marcus lo masacró a patadas y puños, dejándolo casi sin fuerza para ponerse de pie, herido y ensangrentado.

 

— ¡Suéltame! ¡Julius! —Gritaba desesperada Josy.

— Oye, de verdad no quiero lastimarte, pero si no cooperas nunca volverás a ver a tu querido tortolito. —Decía Sans.

— ¡Ya déjame Sans! —Insistía Josy.

Sans la cacheteó violentamente frente a su pololo y a Marcus, sacando algunas lágrimas en su lastimado rostro por la intensidad de los impactos. Julius, furioso, trató de ir en su auxilio, pero el otro energúmeno lo detuvo de un solo golpe, cayendo de rodillas al suelo.

 

— ¡Monstruo! ¡Eres un cobarde! —Exclamaba entre sollozos la joven.

— ¡Tú te lo buscaste, niña tonta! —Dijo furioso Sans.




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