Sombra y Luz

Capítulo 20

En medio de la imponente oscuridad que ha cubierto por completo a todo el Campus, la derruida Facultad de Derecho seguía con sus actividades normales, sin perjuicio de la crisis leguleya. A pesar de las constantes deserciones por parte de muchos compañeros, parecía ser que muchos de ellos seguían atrapados en aquel trance oscuro causado por su maligno líder, el Portador de Sombra, Silfer, quien ahora estaba en condiciones de expandir su dominio más allá de las fisuradas paredes de aquél edificio emblemático y condenar a todo el Campus a la dominación absoluta.

En compañía de sus inseparables aliados, Marcus, Sans y Aivi, el temible estudiante estaba por iniciar la conclusión del sueño que tanto anheló por años y que no había podido concretar hasta ahora, debido a las constantes intromisiones de Magnus y sus amigos en los ciclos anteriores, quienes siempre frustraron sus planes desde el principio... hasta ahora que logró finalmente separarlos y vencerlos gracias a aquel tormentoso juicio del año pasado.

Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la verdad real  finalmente salió a la luz y solo era cuestión de tiempo para que alguien intentara frustrar sus planes, por lo que este decidió tomar medidas drásticas para eliminar los cabos sueltos que pudieran comprometer aquella operación tan importante, entre los cuales, estaba la eliminación de la única persona que suponía podía estropearlo todo: Gaby.

Pero también sus aliados estaban preocupados por lo que pudiera hacer Monty, la debilitada líder estudiantil, quien a pesar de haber perdido su peso como lider estudiantil, aún era muy respetada por los leguleyos y en su tiempo fue además el nexo directo entre ellos y el grupo de Magnus, por lo que su presencia también era considerada peligrosa y debía ser eliminada de una vez por todas. Sin embargo, no pudieron hallarla por ninguna parte de la Facultad, desconociendo su real ubicación, sin siquiera sospechar que ella había partido rumbo al Refugio de los Desamparados en busca de Magnus y Flora, por lo que a los tres lacayos de Silfer no les quedó otra que desistir en su búsqueda, mas no en el caso de sus dos ayudantes, Lily y Vicky, a quienes sí hallaron dentro de las dependencias del edificio, aunque en esta oportunidad las buenas intenciones ya no contaban más, pues contra todo pronóstico ambas estudiantes fueron violentamente capturadas y llevadas malheridas ante la presencia del Portador de Sombra.

En esta oportunidad, la tortura extrema se convirtió en la principal arma de persuasión para él ahora, Cuarteto de la Sombra. El objetivo era muy claro: Torturar a las dos chicas para convertirlas en ejemplos de castigo severo para el resto de los leguleyos y demostrarles que la rebelión no era una opción al momento de desafiarlos.

Fue así como en un acto de ejercicio cotidiano, Silfer convocó a todos los leguleyos a presenciar el horrible sufrimiento de las dos chicas ayudantes de Monty, quienes estaban siendo cruelmente mancilladas por Marcus, Sans y Aivi, ahogando sus cabezas en una enorme fuente con agua traída por estos, además de que si alguna de ellas intentaba defenderse, la pelicastaña sería la responsable de golpearlas fuertemente en sus respectivos estómagos para que no pudieran siquiera ponerse de pie. Y los leguleyos, en vez de cuestionar los actos inhumanos de sus líderes, los celebraban como si se tratara de una final de Juegos Olímpicos, ya que no había nadie que se opusiera a los designios del maligno estudiante.

 

— Qué sucede Lily, no que considerabas esto un pecado, o acaso solo eran palabras al viento... —Decía con burla Marcus mientras ahogaba a la colorina.

— ¡Lily! —Exclamó Vicky intentando ayudarla, pero Aivi la jaló del cabello y la golpeó fuertemente en el estómago.

— ¡No te metas en esto idiota! —Amenazó la pelicastaña a la pelinegra.

— ¿Lo ves? Eso te pasa por desafiarme con tus lecciones de moral sin sentido. Ni siquiera tu fe va a salvarte de este castigo, a menos que me digas donde está Monty. —Dijo con autoridad Silfer.

— ¡Eres un demonio Silfer! ¡Ni creas que te lo voy a decir! —Exclamó desafiante Lily a pesar de la asfixia por inmersión.

— Marcus... —Hizo el gesto con el rostro Silfer a su lacayo.

En eso el energúmeno golpeó fuertemente a la colorina en el cuerpo, para luego meter su cabeza otra vez bajo el agua con el fin de torturarla unos segundos más por medio de la inmersión, para luego sacarla y repetir el mismo procedimiento una y otra vez.

 

— ¡Ya basta Silfer! ¡Esto no es un campo de concentración, aquí somos gente civilizada! —Exclamó Vicky tratando de detener la tortura.

— ¡Cállate enana presumida! —Le jaló fuerte de los cabellos Aivi—. Una palabra más... y te mato aquí mismo, ¿me oyes?

En eso Silfer se acercó a Lily, quien hacía un tremendo esfuerzo por volver a respirar tras la tortura a la que estaba siendo sometida por Marcus y Sans. A pesar del dolor, su mirada seguía teniendo la misma determinación: Quería desafiarlo el mayor tiempo posible, aunque ello significara sacrificar su propia vida.

 

— Lily... —Empezó a hablar el malvado joven, aplicando un poco de psicología—. No sigas con esta patética rebelión, sabes que nunca podrás ganarme. Mira a tu alrededor... todos los leguleyos están de mi parte ahora, y si continuas desafiándome, ellos al final te odiarán de por vida. Sin embargo, puedo hacer que tu sufrimiento termine de una vez. Solo tienes que decirme el paradero de Monty, y con eso tú y Vicky serán libres, así de simple.




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