Sombra y Luz

Capítulo 24

Pasaron algunas semanas desde el inicio de las clases en Derecho, y el ambiente era de absoluta normalidad entre los leguleyos mientras se rendían los certámenes en sus respectivas fechas. Magnus y sus amigos estaban estudiando juntos, como de costumbre.

 

— ¡Viejo estoy muerto! ¡No puedo creer que tuviéramos dos certámenes en un solo día! —Exclamaba agotado Magnus.

— ¡Eso no es nada! Yo he tenido hasta 4 certámenes a la vez y no me ando quejando por ello. —Decía Julius justificando los hechos.

— Para ti es fácil decirlo, tú estudias todo el tiempo y no te cansas. —Replicaba Magnus con algo de molestia.

— En todo caso mi pololo tiene razón. Esta vez se pasaron los profesores. —Opinaba Sena.

— No es tan malo. —Decía Josy—. La alta exigencia de vez en cuando es buena para aprender a ser mejores profesionales el día de mañana.

— ¡Ay si tú cómo no! —Se burlaba Sena tras sus palabras.

— ¿¡Qué dijiste?! —Reaccionó airada Josy con ganas de pelear.

— ¿Quieres pelea, enana? —Puso cara de enfurecida Sena.

Julius quiso mediar para que no se pelearan las dos, pero Magnus lo detuvo en cosa de segundos, haciendo un gesto de negación con la cabeza, a fin de que no se metiera en la discusión de las dos, quienes chocaron sus frentes gruñendo ambas y con las miradas electrizantes, como en los dibujos animados.

 

— Por cierto, ¿Alguien ha visto a Flora? —Preguntó Magnus cambiando el tema.

— Pues… ella dijo que había adelantado sus certámenes porque tenía ciertos compromisos que atender. —Afirmaba Julius.

— ¿Compromisos? Más bien se desocupó para estar con su enamorado secreto, por eso no la hemos visto. —Decía Josy.

— ¡Mi hermana no tiene remedio! —Exclamó Sena con tono de decepción.

— ¡Vamos Sena, no exageres! Flora ya está bastante grande como para que la cuides tanto. —Decía Julius sin cuidado.

— ¡Por eso mismo me preocupo por ella, grandísimo idiota! —Dijo furiosa Sena.

— De todas maneras está bien que se distraiga un poco. —Agregaba Magnus—. Ahora que se le ve muy feliz, podemos estar tranquilos.

— Cariño, ¿Tú conoces al novio de mi hermana? —Preguntó de pronto Sena a su pololo.

— ¿Qué? —Respondió sorprendido Magnus.

— La verdad es que me parece muy sospechoso que estés tan tranquilo con la actitud de Flora, ¿Seguro que no sabes quién es? —Insistió con la interrogante Sena.

— ¡No, claro que no! No tengo ni la menor idea de quien es su novio. —Respondía medio nervioso Magnus.

— No me estás mintiendo, ¿verdad? —Dijo con más suspicacia su polola—. Porque si me llego a enterar que estás ocultando algo, ya sabes la que te espera. —Agregaba ella al mismo tiempo que mostraba su puño al Portador de Luz en señal de amenaza.

Magnus tragó saliva, muy atemorizado por las advertencias de Sena, quien ya empezaba a adivinar acerca de la secreta relación que tenía Flora con su antiguo enemigo, de quien ellos todavía ni se imaginaban.

Luego de este incómodo momento, los cuatro chicos llegaron al hall de la Facultad, dispuestos a salir hacia el exterior para tomar un poco de aire y relajarse, cuando de súbito observaron dos enormes lienzos de propaganda que estaban a la vista de todos los estudiantes.

En uno de ellos decía la frase: “Los del Pueblo” y en el otro: “Los de la Elite”.

El grupo quedó algo extrañado con aquellas enigmáticas frases y se preguntaban entre sí el porqué de tan extrañas manifestaciones.

 

— ¿Los del Pueblo y Los de la Elite? ¿Qué significa todo esto? —Se preguntó el Portador de Luz.

— Seguramente debe tratarse de una nueva estrategia de campaña del centro de alumnos. —Intentaba responder Julius a la duda de su mejor amigo.

— Pero amor, a Monty y a las chicas las eligieron el año pasado, y todavía falta mucho para la próxima disputa. —Decía Josy.

— ¡Cierto corazón, se me había olvidado! —Exclamó risueño Julius.

— A lo mejor debe tratarse de algo nuevo, ¿me pregunto qué será? —Decía Sena con muchas interrogantes.

— ¡Yo puedo responderles a eso! —Exclamó de pronto una voz.

En eso apareció una figura conocida delante de los chicos. Se trataba de Chechus, un viejo amigo cercano a Julius de cuando empezaron juntos la carrera en primer año, mucho antes de la llegada de Magnus. Tenía cabellos negros, una fina barba y un bigote pronunciado, tenía contextura flaca aunque era robusto de brazos y piernas, tenía también la piel blanca y venía cargando unos cuantos libros que no eran legales, sino más bien, filosóficos, ya que gustaba mucho de leer sobre ciertos temas, lo que causaba una buena primera impresión. Sin embargo, no sospechaban acerca de su verdadera identidad, ni de sus nexos con cierta organización oscura que causó actos violentos hace poco tiempo.

 

— ¡Bueno! ¿Qué acaso no me van a saludar o qué? —Preguntó el susodicho mientras se acercaba afablemente al grupo de Magnus.




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