Transcurrió una semana, y así llegó el gran día. Los estudiantes se reunían en el Campus para realizar el Plebiscito Estudiantil, evento en el que serían consultados por su decisión de seguir una de las dos opciones promovidas, integrar el grupo de Los del Pueblo o el de Los de la Elite. De manera masiva, todas las facultades se repletaron enteras, generando enormes filas para llegar a las urnas y manifestar su opción de manera democrática y secreta, aunque no faltaban los soplones que después comenzaban a contar su voto a los demás, y aquellos exagerados que amenazaban con lo peor si escogían una o la otra opción, pero a pesar de todos los contratiempos, el desarrollo de la votación se hizo de forma tranquila y calmada.
En Derecho no era la excepción. Desde muy temprano en la mañana, todos los leguleyos se reunieron en el Hall para concurrir a las urnas y sufragar. Monty y sus amigas, integrantes de la directiva, eran las encargadas de dirigir los comicios, junto con diversos representantes de la comunidad estudiantil de la Facultad, quienes hacían su labor como vocales de mesa, en un intento por controlar que los sufragios se realizaran dentro del marco del procedimiento establecido, sin fraudes ni colusiones varias.
Sin embargo, a pesar de la tranquilidad reinante, la líder estudiantil sentía un extraño escalofrío, algo así como una especie de mal presagio, cosa que le provocaba una particular incertidumbre acerca de este plebiscito y que no la dejaba tranquila en su interior.
— ¿Monty? ¿Qué sucede? Pareces algo inquieta. —Le decía Vicky.
— ¿Tú crees? —Intentaba disimularlo Monty.
— Se te nota en la cara amiga. —Intervenía Lily—. Vicky y yo te conocemos desde hace tiempo y nos preocupa el que seas tan silenciosa, por lo general hablas mucho, pero ahora estás demasiado absorta en tus pensamientos.
— Pues me conoces muy bien Lily. —Dijo la joven algo incómoda por el comentario aquél de que hablaba mucho.
— ¡Oye! ¡No seas insidiosa Lily! —Le llamó la atención Vicky a la colorina.
— ¡Qué! ¡No lo dije con esa intención Vicky! —Exclamó la joven a su mejor amiga.
— Ya chicas tranquilas. —Decía Monty algo más risueña—. Lo que pasa es que tengo un mal presentimiento sobre todo esto. No sé cómo explicarlo, pero siento que algo muy malo va a pasar cuando acabe esta votación.
— ¿Algo malo dices? —Preguntó Lily más que preocupada.
— Sí. —Respondió Monty ahora algo cabizbaja.
— No te preocupes amiga, hay que estar tranquilas. Recuerda que tenemos a los 5 de la Luz con nosotros. —Agregaba Vicky.
— ¡Es cierto, tienes razón Vicky! —Exclamaba Lily—. Tenemos a Magnus y a los chicos que siempre nos salvan cuando ocurren situaciones de peligro, así que no hay por qué asustarse.
— “Es verdad que tenemos a los chicos aquí, tal vez no debería sentirme tan preocupada, aunque temo que este extraño mal que siento ahora sea mayor a lo que puedan enfrentar ellos.” —Pensaba para sí Monty.
Mientras la directiva presente seguía observando la situación con calma, a pesar de las preocupaciones de su presidenta y líder, los leguleyos continuaban con su cometido, entre los estudios y la votación. En medio de este acontecimiento, Magnus y Sena llegaron a la Facultad, algo preocupados por la situación actual, pues su grupo estaba disgregado, con los tórtolos algo distanciados por la discusión de hace algunos días, y la misteriosa ausencia de Flora, de quien no se sabía mucho, salvo para los certámenes y las clases. Parecía ser que el ambiente estaba tranquilo, aunque no podían ocultar su preocupación por lo que ocurriría después una vez sus compañeros tomaran posturas, así como también los extraños dichos de Frank acerca de Chechus, y el recuerdo fresco de los misteriosos y enigmáticos encapuchados negros.
— Bueno, parece que la cosa está tranquila por aquí. —Decía Magnus.
— Así se ve. —Agregaba Sena.
A ambos costados de la pareja, estaban dos filas de personas. Una pequeña y con pocas personas, votando por el grupo de Los de la Elite, y otra muy grande y numerosa, que se manifestaba por Los del Pueblo. Chechus estaba recibiendo los votos de ese grupo, mientras que Cris, por otra parte, recogía los del bando contrario.
— ¡Vaya! ¡Las filas están muy dispares! —Exclamó sorprendido Magnus.
En eso el joven Portador de Luz divisó en medio de la fila de Los del Pueblo a Julius y a Josy.
— ¡Mira corazón, ahí están los chicos! —Afirmó Magnus mientras alzaba la mano para saludarlos.
— ¡Magnus! —Lo detuvo Sena de súbito mientras hacía un gesto de un lado al otro con la cabeza—. No es el momento, recuerda que ellos todavía están sentidos con nosotros.
— Es verdad. —Dijo cabizbajo su pololo.
Sena le tomó la mano para que no se sintiera triste, mientras lo llevaba al segundo piso del edificio. Ahí la pareja se encontró con Monty y las chicas, quienes seguían al pie del cañón observando el desarrollo de los comicios.
— ¡Hola chicas! —Saludó Sena a la directiva.
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Editado: 28.06.2020