Sombra y Luz

Capítulo 29

El Campus se encontraba en ruinas y una horda tremenda de encapuchados negros se disponía a atacar directamente a la Facultad de Derecho, destruyendo primero a sus defensores y posteriormente a toda su comunidad, siguiendo las órdenes de su gran líder y fundador, Rivius. Pero en medio de todo este caos, Julius, Josy, Flora y Silfer se alzaron contra ellos en un intento por hacerles frente, salvaguardando a los leguleyos y a los pocos estudiantes que estaban quedando libres de la malvada influencia oscura ejercida por la nefasta organización conocida como Anarquía.

Teniendo que aunar acuerdos y superar sus diferencias, los tórtolos aceptaron a Silfer como su nuevo compañero en esta difícil situación para la Facultad, únicamente por su poder para enfrentarse a los encapuchados y principalmente por Flora, quien ahora estaba de su lado, por lo que toda ayuda prestada era necesaria si querían lograr vencer a aquel mortal enemigo juntos. Además, debían salvar al grupo de retaguardia leguleya, liderado por Bruna e Isa y llevarlos con Monty y su grupo, y todavía no había señales de Magnus y Sena, por lo que la presencia del Portador de Sombra era vital para lograr este cometido, por muy incómodo que pudiera ser.

 

— Muy bien, hay que cubrir a nuestros compañeros. Josy, usa tu poder para dispersar a los encapuchados. Flora, protege al grupo de Bruna e Isa con tu barrera purificadora. Silfer y yo nos encargaremos de los refuerzos. —Daba instrucciones Julius.

— No necesito apoyo, puedo con ellos sin problemas. —Decía con tono arrogante el de Sombra.

— ¡Pues tendrás que acostumbrarte a trabajar en equipo! ¡Esto lo hacemos por la Facultad, así que obedecerás mis órdenes o si no…! —Insistía Julius.

Pero Silfer hizo caso omiso de sus instrucciones y fue primero a la vanguardia, dejándolo atrás a los demás, quienes quedaron impávidos por la increíble velocidad del Portador de Sombra.

 

— ¡Silfer! —Exclamó Flora sin respuesta alguna.

— ¿De veras fue una buena idea traerlo con nosotros? —Se preguntaba Josy en voz alta.

— ¡Ese miserable…! —Dijo Julius furioso.

El susodicho logró repeler con sus fuerzas a un contingente grande de encapuchados que estaban a punto de someter por completo al grupo de retaguardia leguleya, llevándolos a la conversión oscura. La increíble aparición de Silfer alivió el miedo inicial de los valientes voluntarios de Derecho hacia los anárquicos, pero no hacia este último, a quien todavía consideraban un peligro para sus vidas, especialmente Bruna e Isa, quienes abrumadas por el rencor y el miedo tras lo ocurrido hace un año, le hicieron frente al igual que a sus verdugos.

 

— ¡Es Silfer! ¡Moriremos todos! —Exclamaba asustado uno de los voluntarios.

— ¡Será nuestro fin! —Dijo otra voluntaria.

— ¡No queremos tu ayuda traidor, sino la de los 5 de la Luz! —Dijo Isa encarando al de Sombra.

A pesar de las duras palabras de sus compañeros, Silfer continuó batallando contra los anárquicos, hasta que Julius, Josy y Flora llegaron finalmente para apoyar al grupo completo. Sin embargo, otro grueso de fuerzas oscuras comenzó a rodear a los leguleyos por ambos costados, dejándolos sin posibilidad de escape, pero la polola de Julius siguió las indicaciones de este y con su súper velocidad rodeó todo el perímetro donde se encontraban todos, dispersando así las dos huestes que salieron volando por los cielos, lejos del Foro. Después Flora creó una barrera para proteger al grupo de leguleyos defensores mientras estos retrocedían hacia la entrada de la Facultad, siendo recibidos por Monty, Lily, Vicky, Chechus y Frank, quienes ingresaban a cada uno de ellos hacia el interior del edificio. Por su parte Julius y Silfer enfrentaban por separado a los terribles iniciados de Anarquía, que con garras y ráfagas de electricidad intentaban neutralizarlos sin mucho éxito.

 

“El de Sombra no es rival para nosotros” — Decían los encapuchados al unísono.

— No les conviene enfrentarse a mí. —Respondía Silfer mientras apuntaba su mano derecha extendida contra ellos.

Sin embargo, en un instante, apareció desde el aire un encapuchado armado con unas peligrosas garras púrpuras, dispuesto a atacar por la espalda al Portador de Sombra, pero Julius logró interceptarlo y lo mandó a volar lejos de un puñetazo, salvando inexplicamente a su antiguo enemigo.

De inmediato varios encapuchados se lanzaron contra el joven héroe, dispuestos a cobrar venganza por el violento asalto contra su camarada, pero al cabo de unos instantes fueron también dispersados lejos por el potente ataque de Silfer, devolviéndole así el favor a Julius, quien terminó siendo salvado por este. Sin embargo, su orgullo no le permitió agradecerle al de Sombra por aquel gesto, poniéndose de pie soberbiamente.

 

— ¡No quiero tu ayuda! —Le dijo furioso Julius.

— De nada. —Respondió Silfer sin inmutarse.

De pronto, se escuchó un grito a lo lejos. Era Josy, quien estaba siendo maniatada por cientos de anárquicos envueltos en un mortal frenesí de hostigamiento y un ferviente deseo ya no por convertirla a la oscuridad, sino por torturarla del modo más brutal posible. Sin embargo, Julius no pudo escuchar la voz de su amada clamando auxilio, ya que estaba muy lejos dando pelea a otro grupo de encapuchados, por lo que Silfer tuvo que ir en su lugar para prestarle apoyo y rescatarla de sus verdugos.




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