Abril 2011
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La calle sprint aparece entre mis ojos y la abordo tomando el carril derecho, pasando en frente de varios negocios vendedores de artículos para el hogar. El cielo esta nublado, lo que indica que en cualquier momento puede empezar a llover, aprieto mi bolso a mi costado y agilizo el paso. Volteo a la derecha y camino hasta quedar enfrente de la floristería del pueblo.
-Nancy cariño, llegas justo a tiempo. - dice la señora Grace, mi jefa y dueña de la floristería Grace’s Garden. –Necesito hacer algunos mandados que requieren urgencia.
Grace Scott es una norteamericana encantadora, de no mayor de 40 años, me dio trabajo, aun sabiendo que no tenía ni la edad ni el tiempo ni la experiencia suficiente que se necesita para contratar a alguien.
-No se preocupe señora Grace, yo me encargare- guardo mi bolso en el casillero dispuesto para guardar las pertenencias de las vendedoras, me pongo mi delantal al mismo tiempo que la señora Grace sale por la puerta.
No hay muchos clientes, ya que Friedensdorf es un pueblo muy pequeño donde todo el mundo se conoce, las personas no compran tantas flores excepto por alguna ama de casa queriendo adornar su hogar o un chico que quiere darle un detalle a su amada y el caso más común es para un funesto entierro. Por eso se me hace totalmente raro cuando suena la campanilla anunciando que alguien ha llegado y en el umbral de la puerta aparece una chica, alta, cuerpo esbelto, pestañas largas y pelo negro azabache, sus ojos son de un color indescriptible, son de un marrón bastante claro casi llegando a parecer naranjas <<completamente hermosa>>. Viene vestida con un vestido de gasa azul que llega hasta la parte superior de sus rodillas y botas hasta la mitad de sus pantorrillas. Jamás la había visto y en el pueblo no se había escuchado hablar sobre alguna familia nueva que se halla mudado recientemente.
-Buenas, bienvenida a Grace’s Garden, en que puedo ayudarla- Saludo mostrando una sonrisa de boca cerrada.
-Buenas... eh pasaba por aquí y vi que tenía variedad gran de margaritas. – su acento tiene un toque extranjero- Vera, es que a mi madre le encantan esas flores y quisiera llevarle algunas para decorar la casa.
-Si por supuesto, tenemos una gran variedad, del color que usted más desee- le muestro las margaritas amarillas, moradas, rosadas, naranjas y rojas que tenemos
-Me encantarían las amarillas y las moradas por favor- me mira- una docena de cada una.
Asiento y empiezo a empacar las flores.
- ¿Usted es de por aquí? Nunca la había visto- me atrevo a preguntar.
-No, mi familia y yo nos mudamos hace poco- le entrego las flores- para ser más exactos, hace una semana, vivimos en una villa cerca de la entrada del pueblo- recibo el billete que me da y le entrego el cambio.
-Oh entiendo, ojalá y les guste Friedensdorf, es un pueblo pequeño pero muy agradable. - murmuro y ella sonríe mostrándome una dentadura perfecta -Espero verla pronto por grace’s Garden, que tenga buen día- musito la despedida que se le da a los clientes.
Ella se encamina hacia la puerta, la abre y se vuelve hacia mí.
-Muchas gracias Nancy. - se va.
Frunzo el ceño
¿Cómo sabe mi nombre? En ningún momento se lo di y mi delantal no lo tiene pegado como debería de tenerlo. Tal vez lo haya escuchado por ahí…
Sacudo la cabeza y suena la campanita anunciando un cliente, mis ojos captan la melena rubia corta y se de inmediato quien es
-Buenas señora clara, que desea esta vez- digo con una sonrisa de boca cerrada.
Mi tarde se resume a unas cuantas ventas, nada fuera de lo común, mi cabeza sigue dando vueltas a como esa chica extraña sabia mi nombre sin ni siquiera conocerla. Esta anocheciendo y la lluvia cae a cantaros mojando todo a su paso. Me despido de la señora Grace y salgo a la calle empapándome en el acto, los rayos pintan el cielo y los truenos zumban directamente en mis oídos, me encamino rápidamente hacia el carril izquierdo, la oscuridad se toma la calle, ya que algunas luces hacen cortos circuitos, no hay nadie a fuera, por lo que todo está vacío, la brisa golpea mi cara y algunas gotas caen en mis ojos pasándose por encima de mi suéter, mi camino se torna oscuro, siento algo persiguiéndome, mis instintos me lo dicen, volteo a mirar y solo encuentro callejones oscuros y atemorizantes, mi mente evoca el recuerdo de hace un año atrás donde estaba perdida y sin rumbo en ese lugar nebuloso y perturbador. También estaba él.
Tu sombra
Mi cabeza emite su voz y es lo suficiente que necesito para apretar el paso y echarme a correr.
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Mi casa queda a pocos minutos de la floristería, por eso no demoro mucho en llegar.
Entro al umbral y me quito mi suéter con capucha mojado y mis zapatos llenos de barro.
- ¿Nancy, eres tú? - pregunta mi madre desde la cocina
- Si mamá ¿Quién si no? - entro en la cocina y le doy un beso en la mejilla- ¿Qué estás haciendo? - le pregunto y ella me mira con sus grandes ojos verdes haciendo énfasis en lo que nos diferencia.
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Editado: 10.02.2022