Capitulo 5

Shadow Master.

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La ira corre por mis venas y mis pies no dejan de moverse de un lugar a otro con frustración, el enojo me hace querer ir a desquitarme con alguien y hacerlo pagar por lo que me enfurece, y ese alguien podría ser una persona en particular, mi mente empieza a divagar entre retorcidos pensamientos de como arranco con mis dientes y mis garras cada parte de su asqueroso cuerpo y lo arrojo a los cuervos para que no quede de él en este maldito mundo, pero hay algo que me lo impide, muchas cosas me lo impiden, ella me lo impide…

Nancy.

Mi enojo se disipa un poco al recordar la forma en que su nombre flota en mi cabeza, cuando la vi por primera vez, tenía un vestido rojo carmesí hasta sus rodillas, su rosácea y apetitosa boca estaba entreabierta, su mirada era temerosa, sus manos temblaban y la maraña desaliñada de pelo negro le caía sobre la espalda, me encantaba la forma en que sus ojos se ampliaban y sus pupilas se dilataban cada vez que se asustaba o la manera en que sus manos y cuerpo temblaba de miedo, pero eso no le importo al momento de buscar algo con que defenderse, es completamente fascinante. Ella es la mujer que cualquier hombre querría, hermosa, educada y muy audaz, pero no es mujer para cualquier hombre ni mucho menos para él, ella es y será siempre una mujer exclusivamente para mí.

Mi padre siempre me decía nunca luches contra algo si no puedes doblegarlo y no lo comprendí hasta mucho después cuando la conocí a ella, el deseo por tenerla broto en mi pecho y se extendió por todo mi cuerpo, traté de revelarme y de olvidarme de ella ya que iba en contra mis reglas, pero no pude, la atracción que siento por ella me doblego y la obsesión de mi corazón por el suyo me derrotó. Soy de ella, soy su tormento y su mayor miedo, también soy su sombra, esa que la persigue y la asecha en cada momento. Debería dejar de hacerlo, ya que parezco un maldito acosador, pero no hacerlo sería dejarla desprotegida y darle inicio a los monstruos para que se apoderen de ella y mientras yo viva eso jamás pasara.

La puerta del pequeño sótano donde me encuentro centrado en mis retorcidos pensamientos, se abre, dándole paso a la rubia que me mira con altivez

-         ¿Chi sei e cosa ci fai qui?   -Pregunta en mi idioma natal y por inercia sonrío

-Sono un maestro nelle ombre e sono venuto a porre fine ai mostri. 

L’unico modo per porre fine a un mostro é che anche tu sei uno

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