Hace tres años escape de mi boda sorpresa arreglada, con ello deje atrás a mi familia, mi clan y las comodidades que tenía. También hace tres años me adentre en la sociedad humana, conocí una adorable pareja que me dio asilo y trabajo, aprendí a cocinar y con mi visión emprendedora los ayude a ampliar su negocio, esto también fue beneficioso para mí.
Hace dos años tuve la idea de ampliar el negocio de Sasha y Paul – la adorable pareja – expandir la cafetería “Sueños de caramelo” a la ciudad y con la ayuda de las personas adecuadas pude hacerlo, tres meses después me mude a la ciudad para ser la supervisora encargada de la primera sucursal fuera del pueblo. La inauguración fue todo un éxito y la cafetería sigue siendo uno de los sitios preferidos de muchos, incuso fue recientemente calificada como la poseedora de los mejores dulces de la ciudad además de ser un lugar para pasar el rato con amigos, familia, en pareja o solo, pues el ambiente es increíble.
Paul al ver lo bien que iban ambas cafeterías decidió abrir otra y otra, actualmente hay quince en el país, cada una en ciudades diferentes y también en los pueblos más cercanos a Dustlan – el pueblo en el que conocí a la pareja – cada cierto tiempo viajo a las ciudades donde están las otras cafeterías y superviso que todo vaya en orden, aunque también llevo parte de su control desde mi casa. Por otro lado Sasha y su esposo son los que monitorean las cercanas al pueblo, y su hija Cristina – a quien conocí poco después de llegar al pueblo – se unió al equipo, ella también supervisa las cafeterías citadinas aunque también las otras cuando visita a sus padres.
Con su ayuda añadimos recetas nuevas a los menús, muchas de ella aprendidas en sus cursos de cocina y repostería, sus hijos son los jueces de cada receta, ellos se aseguran de que todo sea de calidad. Son muy exigentes con los dulces.
Mi vida cambio mucho en este tiempo, me acostumbre a convivir con los humanos y mis genes son un secreto muy bien guardado. No puedo dejar de ser quien soy, pero si ocultarlo. Las noches son mi momento de relajación, es cuando soy libre, no tengo que fingir. Me camuflo con la oscuridad y soy una sombra, aunque no por mucho tiempo, debo descansar un poco para no estar débil durante el día.
Acostumbrarse al horario humano no fue fácil, pero ya casi lo consigo. Al principio necesite de muchas alarmas y demás, ahora no.
Con todos estos cambios me independice, tengo mi propio departamento cerca de la cafetería, un carro de modelo reciente, equipos tecnológicos sin restricciones – los que tenía en el clan si tenían restricciones – adopte un precioso gato, salvándolo de un desafortunado destino y puedo darme los caprichos que quiero.
También madure como persona y aprendí mucho de los humanos y sus culturas. Estoy orgullosa de todo lo que he logrado, no puedo mentir y decir que las cosas siempre fueron color de rosas porque estaría mintiendo, adaptarme fue muy difícil y más de una vez pensé en volver, pero sobre todas esas adversidades salí adelante.
Ahora me encuentro sonriéndole a mi reflejo en el espejo del baño, recordando todo lo que he logrado. En ocasiones parece que fue hace mucho tiempo y otras es como si lo volviese a vivir.
Salgo del baño y me pongo la ropa que deje seleccionada antes de ducharme, consiste en un conjunto de ropa interior lila con detalles de encaje, sobre eso un short de corte alto color café y una blusa de tirantes lila junto a unos zapatos deportivos del mismo color.
Dejo mi cabello suelto para que se seque al natural y salgo de mi departamento para dar uno de mis paseos nocturnos y reconectarme conmigo misma. Bajo por el ascensor y salgo en el subsuelo dirigiéndome a la plaza donde va mi auto, me monto y lo enciendo haciendo rugir del motor. Enciendo el estéreo y lo conecto a mi reproductor de música para que suene la lista preseleccionada para hoy.
Doy vueltas por la ciudad y decido parar cerca de un parque para niños, camino hasta una banca y dejo que el aire fresco choque contra mi piel disfrutando de la sensación que me produce. Todo está sumido en oscuridad y silencio de una manera encantadora.
Cierro los ojos y me permito sentirme llena, gozar plenamente el momento.
Minutos después unos gritos y risas infantiles llaman mi atención, no es usual que se encuentren niños en el parque a tan altas horas de la noche. Sigo el sonido hasta donde están los columpios y veo a una niña balanceándose muy alto.
Justo de esa manera que te hace pensar que si se cae el resultado será terrible, cerca de ella se encuentran seis hombres – que se asemejan a gigantes pos sus trabajadas musculaturas – y estos están situados de forma tan estratégica que parece como si la protegiesen. No tiene sentido pues no hay nadie más en el parque y ellos no pueden verme como para considerarme una amenaza.
Uno de esos hombres le hace una señal al resto y todos sacan armas que antes no había notado, parecen alertas y me acerco un poco más para entender la situación. Dos camionetas se estacionan y de ellas bajan más de estos gigantes, pero creo que son la amenaza.
Los que protegen a la niña hacen una barrera para que los recién llegados no la vean aunque estoy segura de que ya es muy tarde. De un momento a otro todos están apuntándose entre sí y la niña sale corriendo en dirección a la calle, a lo lejos puedo escuchar música a un volumen muy alto y cada vez se hace más intenso como si se acercase.
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Editado: 27.02.2019