Sombras de amor

Capítulo 10: Nika

Mi jefa me felicita por los diseños de la nueva identidad corporativa del estudio de arquitectura. Suele decir que le gustan mis diseños porque son originales y coloridos sin dejar de ser sofisticados. Por ser buena en mi trabajo es que tengo el privilegio de trabajar cuatro horas de lunes a viernes en la oficina y el resto del tiempo en casa, pudiendo acomodar mis horarios para estar presente en la vida de mi hija buscándola en la escuela, llevándola a sus actividades y disfrutando juntas los fines de semana.

Si bien la rutina se ha modificado un poco desde que Gideon apareció en la ciudad una semana atrás, todo va bien.

Todavía no lo dejo estar a solas con Regina. Si no estoy yo, Assia o Trey están presentes y me pasan los informes. Sé que le molesta la supervisión, ni que fuera un pervertido, sin embargo, lo acepta sin quejarse.

No le he dicho a Regina que Gideon es su padre. Quiero esperar un poco más, aunque no puedo negar que se esfuerza mucho por ella. Accedió a trabajar a distancia para estar cerca de Regina, alquiló una casa teniendo en cuenta a Regina y le dedica todo el tiempo libre posible. A mi hija le encanta la atención y el señor Gideon, como le dice ella, le agrada mucho.

Es un alivio que él intente ser un buen padre y que mi hija lo acepte, sin embargo, también me da un poco de inseguridad. He estado sola en la maternidad durante cuatro años, he sido la que la ha educado, puesto reglas, estado a su lado en cada paso y no es fácil compartir a mi hija con el padre. Si estuviéramos juntos sería diferente, pero no es así. Tarde o temprano, si todo sigue bien, Regina sabrá que Gideon es su padre y él se la llevará algunos fines de semanas o en algunas ocasiones especiales, teniendo que aceptarlo. Algún día él se casará con otra y tendré que soportar que otra mujer pase tiempo con mi hija.

Y ya sé que me adelanto en el tiempo y estoy pensando demasiado, pero no puedo evitarlo. No desde hace dos días cuando vi a Gideon sentado en el suelo dándole té imaginario a una de las muñecas de Regina y ella reía, disfrutando esa interacción.

Además, está la atracción que siento por él, una que no me atrevo a confesar en voz alta y de la que Assia sospecha y me saca en cara cada vez que me descubre mirándolo. Le digo que es solo por la sorpresa de ver lo bueno que es con Regina. Claro que ella solo finge creerme y me dice que no está mal desear a un hombre guapo y soltero que es el padre de mi hija.

Ella cree que el destino hizo que nos encontráramos.

Lástima que yo no soy tan romántica, optimista como en el pasado. Y no quiero arruinar la armonía que logramos con Gideon por fantasías tontas y deseos carnales que se deben evitar, porque podría afectar a Regina.

—¿Nika, me estás escuchando?

Salgo de mis pensamientos y centro la mirada en mi jefa.

—Sí. Me alegro que los diseños gustaran y quieran seguir adelante.

—No solo eso, nos harán cargo de todo lo relacionado con la publicidad. Firmaremos contrato el próximo lunes como su agencia de diseño y publicidad oficial, una vez que la nueva identidad y la publicidad estén listas, estará el evento, al que estamos invitadas—sonrío—. Y tú debes ir porque quieren conocer a la diseñadora gráfica que creó los diseños.

—¿Al evento?

—No, me refería a la firma de contrato el lunes, aunque también al evento.

—No es necesario…

—Sé que te gusta mantenerte en las sombras y dejas que yo dé la cara, y no tengo problemas con eso, pero debes ser más ambiciosa. Sé que tu hija es tu prioridad y el centro del mundo, pero debes buscar algo más. No digo que te conviertas en una adicta al trabajo, sino que busques más. Los hijos crecen y se van. Yo lo sé.

—Lo sé. Tienes razón. Dime a que hora es la reunión el lunes.

—A la una, es un almuerzo.

—Ahí estaré—me pongo en pie—. Gracias, Daisy. Te veo el lunes.

—Nika—me detengo en la puerta—, ¿cómo van las cosas con el padre de tu hija?

Adoro que mi jefa sea tan considerada. No conté en la oficina que el padre de mi hijo apareció. Bueno, solo a mi amiga Mariana y a mi jefa. Confío en su discreción.

Mariana es la asistente personal de Daisy. Me brindó su amistad desde el primer día que llegué a la empresa y Daisy se mostró muy comprensiva con mi situación, pues cuando me contrató estaba embarazada sin que yo lo supiera, me enteré un mes después y se lo conté. Le dije que no necesitaba despedirme, que podría renunciar, pero ella me dijo que estaba loca y que no lo iba a permitir porque le gustaban mis diseños, mi responsabilidad y sinceridad. Dijo que otra mujer en mi lugar hubiera ocultado el embarazo hasta pasar los tres meses de prueba y conseguir el contrato permanente, haciendo que el despido fuera bien indemnizado. Y debido a esa consideración es que rechacé dos propuestas de trabajo. Una de una agencia de publicidad y marketing en Vancouver y una de arquitectura de Victoria. Soy una persona leal y estoy bien aquí.

—Sorprendentemente, mejor de lo que esperaba. Regina no sabe que es su padre y quiero esperar un poco más para decirle.

—Entiendo. Bueno, cualquier cosa que necesites, nada más avísame. Cuentas conmigo.

—Muchas gracias.




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