Observo a Nika con nuestra hija y no puedo evitar sonreír. La pequeña me contó acerca de sus amigas de la escuela, de natación, de lo mucho que le gusta jugar con ellas. Está determinada a aprender a leer y se esfuerza mucho, al punto que la he ayudado y es muy inteligente, detalle que me hace sentir orgulloso.
El otro día presencié su primera rabieta cuando un niño la empujó y le quitó su lugar en el tobogán del parque. Yo me enfurecí por ese hecho y quería reprender al niño, pero Nika me detuvo y mi hija se ocupó sola diciéndole que era un niño muy mal educado y feo. El niño se rió y la agarré antes de que fuera a empujarlo. No le gustó que la detuviera y se puso a llorar, así que Nika la consoló, luego habló con la madre del niño, algo que no surtió mucho efecto porque ella volvió enojada queriendo empujarla, tal como Regina al hijo.
Mi pequeña se calmó, aunque estaba un poco enojada conmigo por detenerla. Le compré un helado bajo las protestas de Nika y entonces volvió a hablarme. Nika dijo que no me dejara llevar por las rabietas, prometiendo que se le pasaría, pero a mí no me gustó verla llorar y mucho menos que me ignorara.
Es mi hija, un niño la ofendió y estaba llorando. Nunca me sentí tan inútil como en ese momento. Incluso temí que Nika me considerara mal padre y ella me dijo que no pensaba eso de mí, todo lo contrario.
Y ahora observo a Nika limpiar el rostro de Regina mientras esta sostiene su limonada. Caminan en mi dirección, Regina contándole algo a su madre que la hace reír. Una hermosa sonrisa que me deja como estúpido cada vez que la observo, tal como la primera vez cuando la conocí.
No recuerdo haber sentido celos de un hombre hasta que vi a Iñaki besar a Nika y presentándomela como su novia. Lo primero que pensé es que ella era demasiado hermosa, amable y simpática para alguien como él. Me alegra que no se hayan casado.
Y hoy volví al sentir celos al escuchar al tipo del trabajo decir que le gustaría conocer a Regina porque le gustan los niños y odié cuando invitó a salir a Nika e incluyó a Regina.
Él no necesita hacer el papel de padre con Regina porque para eso estoy yo. Espero que pronto podamos decirle que soy su padre y poder comenzar los tramites legales para que lleve mi apellido y sea reconocida como mi hija legitima ante todos de forma legal.
Y me sentí en paz cuando Nika no aceptó salir con ese hombre. Me gustó que tuviera principios teniendo en cuenta que una de sus amigas está enamorada de ese tipejo.
Sin embargo, esa situación me hizo reconsiderar mi situación.
Le pedí un consejo a Cole sobre sugerirle a Nika un matrimonio y él dijo que es una pésima idea. Su consejo fue que la enamorara y no dejara que otro lo hiciera. Me dio ánimos al decir que tengo posibilidades porque soy soltero y el padre de su hija.
El problema es que Nika ya no es la mujer creyente el amor que se derretía con un ramo de flores. Quiera aceptarlo o no, el rompimiento con Iñaki la marcó y aunque sé que ella ya no está enamorada de él, dudo que pueda volver a enamorarse, en especial de mí que no sé como mostrar amor y tengo emociones oscuras que intento ocultar. Nika merece que le den el mundo y yo no soy ese hombre, aunque me sienta contrariado porque quisiera ser diferente para tener una oportunidad. La verdad, ninguna mujer me ha afectado tanto como ella y no es porque sea la madre de mi hija, pues ya me pasó antes cuando la conocí y más tarde cuando la tuve desnuda entre mis brazos.
Mi última novia me dijo que era bueno en la cama, pero que como novio era pésimo y no podía estar con alguien que tuviera que analizar cada detalle o que solo tuviera gestos atentos luego de ser mencionados. Señaló que estaba cansada de intentar lograr que me abriera para expresar mis pensamientos y odiaba que suprimiera mis emociones. También dijo que no soportaba que encargara a mi asistente la compra de regalos para cumpleaños y san Valentín. No salimos mucho tiempo, creo que unos seis meses y rompió conmigo el día de San Valentín luego de que me olvidara por completo de hacer algo especial para ese día y rechacé la invitación a cenar a su casa donde tenía preparado algo especial. Yo no logré entenderla porque ella me había dicho que consideraba que el día de San Velentín era puro consumismo y que el amor verdadero se demostraba todo el año y no solo ese día. ¿Quién la entiende? Igual me dejó y yo no fui tras ella porque consideré que era lo mejor. No tenía intención de cambiar. O me aceptaba así o seguía su camino, y decidió seguir su camino.
No he vuelto a tener una relación seria con nadie y de eso ya hace seis años.
¿Podría intentarlo con Nika? Es la pregunta que me hago cuando ella toma asiento en su lugar y Regina a su lado.
—Toma, te traje esto, señor Gideon.
Exclama Regina dejando un pequeño chocolate sobre la mesa. Lo desliza hasta mi mano.
—¿Es para mí?
Ella asiente.
—Sí. El chico de la limonada me regaló dos chocolates. Uno es mío y el otro es tuyo por ser bueno—sonríe—. Mejor guardalo antes de que me arripienta.
Nika ríe.
—Hazlo y siéntete afortunado porque no suele compartir su comida, menos los dulces. —resalta Nika. Regina asiente.
Debería decirle que no me gusta el chocolate y dejar que se lo quede, pero es un lindo gesto y no quiero ofenderla rechazándolo, así que lo agarro y lo guardo en mi chaqueta.