Sombras de amor y traicion

capitulo 4

El aire en el puerto era frío y húmedo, cargado con el olor salado del mar. Isabella y Marco se deslizaron entre las sombras, moviéndose con la sincronía de dos depredadores acechando a su presa. A pesar de todo, formaban un equipo sorprendentemente efectivo.

—Por aquí. —Marco señaló una puerta lateral del almacén, medio oculta tras pilas de contenedores oxidados. —Es la entrada menos vigilada.

Isabella arqueó una ceja. —¿Cómo sabes tanto de mi territorio?

Él le lanzó una mirada burlona. —No subestimes mi interés en tus... asuntos familiares.

Antes de que ella pudiera replicar, Marco se acercó a la puerta, sacando una pequeña herramienta de su chaqueta. En cuestión de segundos, la cerradura hizo clic y la puerta se abrió sin un sonido. Isabella lo miró con incredulidad.

—¿Experto en cerrajería también?

—Cuando creces en este negocio, aprendes algunos trucos. —Su tono era despreocupado, pero sus ojos seguían escaneando el área. —Después de ti.

Isabella entró con cautela, sujeta al arma que Marco le había dado. Se movió en silencio, sus pasos ligeros sobre el suelo de cemento. El interior del almacén era vasto y oscuro, iluminado solo por algunas luces de emergencia parpadeantes. Filas interminables de cajas y contenedores creaban un laberinto de sombras.

—Si hay información, estará en la oficina principal. —Murmuró Isabella, señalando una escalera metálica que llevaba a una pequeña habitación acristalada en el segundo piso.

Marco asintió. —Vamos.

Mientras subían las escaleras, Isabella sintió que sus sentidos se agudizaban. Cada crujido metálico, cada sombra en movimiento parecía una amenaza. Pero Marco se movía con una calma inquietante, su pistola desenfundada y lista.

Al llegar a la oficina, Isabella intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada. Se giró hacia Marco, esperando que sacara su herramienta otra vez, pero él simplemente levantó una ceja y asestó una patada certera a la cerradura. La puerta se abrió de golpe.

—¿Sutileza? —susurró Isabella, cruzando el umbral.

—Nunca fue mi estilo. —respondió Marco, cerrando la puerta tras ellos.

La oficina era pequeña y desordenada, con papeles apilados en todas partes y una vieja computadora parpadeando en el escritorio. Isabella fue directamente a los archivadores, revisando carpetas mientras Marco revisaba la computadora.

—Aquí. —Isabella sacó una carpeta marcada con el mismo símbolo del cuervo negro. La abrió rápidamente y sus ojos se movieron de un lado a otro mientras leía. —Están enviando información sobre nuestros envíos... directamente a Russo.

Marco apretó la mandíbula. —Esto prueba que tiene un topo en tu organización. Alguien muy cercano a ti.

Antes de que pudiera responder, un ruido proveniente del pasillo los congeló. Pasos apresurados, varias voces murmurando.

—¡Revisa la oficina! El jefe quiere los informes esta noche. —La voz era desconocida, pero la autoridad en su tono era inconfundible.

Isabella apagó la luz de la oficina y se agachó detrás del escritorio. Marco se movió con ella, su cuerpo cerca del suyo mientras ambos se pegaban a la pared. Podía sentir su respiración controlada, sus músculos tensos y listos para atacar.

—Si nos descubren, salta por la ventana. —susurró Marco, sus labios apenas rozando su oído. —Yo los distraeré.

—¿Sacrificándote por mí? —bromeó Isabella, tratando de mantener la calma.

—No te emociones. Solo necesito que salgas con vida para que sigas ayudándome. —Su tono era frío, pero había un brillo protector en sus ojos.

La puerta de la oficina se abrió de golpe y dos hombres entraron, sus linternas barriendo la habitación. Isabella contuvo la respiración, sus dedos aferrándose al arma. Sintió el cuerpo de Marco tensarse a su lado, listo para atacar.

Uno de los hombres se acercó al escritorio, sus pasos resonando en el silencio. Isabella se preparó para saltar, pero Marco le puso una mano en el hombro, indicándole que esperara.

—No hay nada aquí. —dijo el primer hombre, apagando su linterna. —Vamos al siguiente pasillo.

El otro gruñó en señal de acuerdo y ambos salieron, cerrando la puerta detrás de ellos.

Isabella dejó escapar el aire que había estado conteniendo, sus músculos relajándose. Marco apartó su mano lentamente, sus ojos nunca dejando la puerta.

—Esto se está poniendo interesante. —dijo con una sonrisa sombría. —Russo no solo tiene un topo. Tiene soldados aquí mismo, en tu territorio.

Isabella sintió que la rabia le quemaba en el pecho. Habían profanado su hogar, su legado. Esto ya no era solo un juego de poder. Era personal.

—Entonces acabemos con ellos. —Su voz era fría como el hielo. —Uno por uno.

Marco sonrió, sus ojos brillando con una emoción peligrosa. —Pensé que nunca lo pedirías.

La decisión estaba tomada. No había marcha atrás. Isabella sintió la adrenalina correr por sus venas mientras sus ojos se ajustaban a la oscuridad de la oficina. La traición había llegado demasiado lejos, y no pensaba quedarse de brazos cruzados mientras su legado se desmoronaba.

Marco asomó la cabeza por la puerta, escaneando el pasillo antes de volverse hacia ella. —El camino está despejado, por ahora. Pero no durará mucho.

—Entonces no perdamos tiempo. —Isabella guardó la carpeta con el símbolo del cuervo negro en su chaqueta. Necesitaban esa prueba si querían exponer a Russo.

Bajaron las escaleras en silencio, sus cuerpos pegados a la pared para evitar las sombras danzantes de las linternas. La tensión era palpable, cada sonido amplificado en el eco del almacén vacío.

—Por aquí. —Marco señaló un pasillo lateral que llevaba a una salida trasera. —Si salimos ahora, podremos desaparecer antes de que se den cuenta de que estuvimos aquí.

Pero Isabella negó con la cabeza. —No. Si nos vamos ahora, Russo seguirá manipulando todo desde las sombras. Necesitamos encontrar al topo. Necesitamos respuestas.



#288 en Thriller
#97 en Suspenso
#3089 en Novela romántica
#1026 en Chick lit

En el texto hay: mafia, romanceprohibido, romance #traicion

Editado: 25.06.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.