Sombras de cristal

Capítulo 1: Entre Susurros y Seda

1845

☆Altshire☆

El salón principal de la mansión de los Duques de Ardencourt resplandecía bajo la luz dorada de los enormes candelabros de cristal. Parecía un escenario sacado de un sueño, donde la nobleza de toda la región se reunía para celebrar el comienzo de la temporada de invierno. El suave murmullo de conversaciones y risas llenaba el aire mientras los invitados, envueltos en sus mejores galas, paseaban entre columnas de mármol y espejos que reflejaban su esplendor.

**Lady Isolde Ashcroft**, conocida por su inigualable belleza y su misteriosa sonrisa, estaba de pie junto a una de las enormes ventanas que daban al jardín iluminado por antorchas. Llevaba un vestido de seda azul noche, ajustado en el corsé, con una falda que caía en cascadas de volantes como las olas de un mar tranquilo. Su cabello oscuro estaba recogido en un elaborado peinado adornado con perlas, y un collar de zafiros descansaba delicadamente sobre su cuello. Cada detalle la hacía parecer intocable, como una reina en un retrato.

—Isolde, querida, ¿no vas a bailar esta noche? —preguntó Lady Harlow, una amiga de la familia, mientras se acercaba con una copa de champán en la mano.

Isolde giró la cabeza lentamente, mostrando su expresión distante pero encantadora.

—Tal vez más tarde, Lady Harlow. Por ahora, disfruto observando —respondió, su voz tan suave como el terciopelo.

Pero en verdad, su mirada estaba fija en un hombre al otro lado del salón. **Lord Sebastian Blackthorn**, con su porte elegante y sus ojos de un gris tormentoso, era el centro de atención de muchas miradas femeninas, y no sin motivo. Vestía un frac negro impecable, con una camisa blanca de cuello alto y una corbata perfectamente anudada. Su cabello oscuro estaba cuidadosamente peinado hacia atrás, pero siempre quedaba un mechón rebelde que caía sobre su frente, dándole un aire de peligro que lo hacía irresistible.

Sebastian se inclinaba ligeramente hacia una dama que reía nerviosamente por algo que él había dicho, pero no pasó mucho tiempo antes de que sintiera la mirada de Isolde. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, todo el bullicio del salón pareció desvanecerse. Fue como si el tiempo se detuviera, como si fueran los únicos dos habitantes de un mundo que no necesitaba palabras.

**El Carruaje de Medianoche**

Más tarde, cuando los músicos tocaron el último vals, Isolde decidió que era el momento de marcharse. Acompañada de su doncella, subió al majestuoso carruaje negro que esperaba en la entrada. Los caballos, unos imponentes percherones blancos, resoplaban bajo la tenue luz de las lámparas de gas.

—¿Desea que tomemos la ruta más corta, mi Lady? —preguntó el cochero, un hombre mayor y de confianza.

—No, Jarvis. Prefiero disfrutar del paseo —respondió ella, mirando la fría niebla que empezaba a asentarse sobre los campos.

Lo que Isolde no sabía era que alguien había seguido su carruaje desde el momento en que dejó la mansión. La silueta oscura de otro coche tirado por caballos se mantenía a una prudente distancia, casi imperceptible entre las sombras. Y en su interior, **Lord Sebastian Blackthorn** estaba sentado, sus ojos grises fijos en la figura de Isolde a través de la ventana trasera del carruaje.

"No debería haber venido esta noche, pero la tentación fue demasiado fuerte," pensó Sebastian, su mandíbula apretada mientras luchaba contra las emociones que Isolde despertaba en él.

**Un Secreto en la Niebla**

Cuando el carruaje de Isolde se detuvo finalmente frente a la entrada de su residencia familiar, ella bajó con la ayuda de Jarvis, sin notar nada extraño. Pero mientras cruzaba el umbral de la puerta principal, un papel doblado cayó delicadamente desde la falda de su vestido. Confundida, lo recogió y vio un mensaje escrito con una caligrafía masculina firme y elegante:

*"Una mujer como usted nunca debería estar sola en la oscuridad. —S."*

Isolde sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía exactamente de quién era aquella firma, y aunque una parte de ella quería sentirse alarmada, otra parte —esa que nunca admitía en voz alta— sentía una atracción inexplicable hacia el misterio que rodeaba a Sebastian.



#2551 en Novela romántica

En el texto hay: amor, valentia, retos.

Editado: 19.03.2025

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