**La Sombra del Marqués**
En los días que siguieron a su llegada a Londres, Isolde y Sebastián comenzaron a establecer una nueva vida. Sin embargo, las acciones del Marqués no tardaron en sentirse en la ciudad. Rumores y acusaciones comenzaron a circular, buscando socavar la posición de Sebastián tanto en la sociedad como en sus negocios.
Uno de los rumores más dañinos afirmaba que Sebastián había construido su fortuna explotando a trabajadores en las colonias, una acusación fabricada por los aliados del Marqués, pero lo suficientemente creíble como para sembrar dudas entre sus socios.
Mientras tanto, en su despacho en Greystone Manor, el Marqués recibía informes de sus espías en Londres.
—Blackthorn está acumulando respaldo entre ciertos sectores de la sociedad, pero su posición aún es inestable. Si intensificamos los ataques, no podrá sostenerse por mucho tiempo —dijo uno de sus informantes.
El Marqués sonrió, satisfecho.
—Entonces eso haremos. Debemos asegurarnos de que ningún hombre de negocios confíe en él. Y en cuanto a Lady Ashcroft, que todos sepan que ha caído en desgracia. La sociedad londinense puede ser igual de implacable que la de Altshire.
**Un Baile en la Sociedad Londinense**
Para contrarrestar los rumores y mostrar su fortaleza, Sebastián organizó un gran baile en su residencia de Londres. Era un movimiento arriesgado, pero necesario para consolidar el apoyo de sus aliados y demostrar que no estaba dispuesto a ceder ante las presiones del Marqués.
La noche del baile, la casa de Sebastián brillaba con luces y música. Los invitados, una mezcla de comerciantes, nobles y artistas, llenaron los salones, impresionados por la elegancia y sofisticación del evento.
Isolde, vestida con un deslumbrante vestido de satén color zafiro, con delicados bordados plateados, llamó la atención de todos al entrar en la sala junto a Sebastián. Su cabello oscuro estaba recogido en un moño adornado con pequeñas perlas, y sus ojos brillaban con una mezcla de nerviosismo y determinación.
—Lady Ashcroft, está deslumbrante esta noche —dijo Lord Vance, inclinándose ligeramente al saludarla.
—Gracias, Lord Vance. Espero que esta noche podamos demostrar que, a pesar de los rumores, hay más verdad en nuestras acciones que en las palabras de quienes nos atacan —respondió Isolde, con una confianza que sorprendió incluso a Sebastián.
A lo largo de la velada, Isolde y Sebastián se movieron entre los invitados, asegurándose de reforzar sus alianzas y ganar nuevos aliados. Pero, incluso en medio de la música y las risas, ambos sabían que las sombras del Marqués seguían acechando.
**El Enviado del Marqués**
Al final de la noche, cuando los últimos invitados comenzaban a despedirse, un criado entregó una nota a Sebastián. Al leerla, su expresión se endureció.
—¿Qué sucede? —preguntó Isolde, al notar el cambio en su rostro.
Sebastián le mostró la nota. Era un mensaje del Marqués, simple pero cargado de amenaza: *"La sociedad puede ser indulgente, pero nunca olvida. Pronto sabrá lo que es caer desde las alturas."*
Isolde sintió un escalofrío recorrer su espalda.
—Sebastián, no podemos seguir esperando a que actúe. Debemos adelantarnos a él —dijo, con una mezcla de miedo y determinación.
Sebastián asintió, su mente ya trabajando en el próximo movimiento.
—No se preocupe, Isolde. Si el Marqués quiere jugar con fuego, aprenderá que yo también puedo quemar.
**La Revelación de un Secreto**
A la mañana siguiente, mientras Sebastián discutía estrategias con Lord Vance, uno de los antiguos criados de la familia de Isolde llegó inesperadamente a la residencia. Traía consigo una carta que había encontrado entre los papeles del Conde Ashcroft.
Sebastián leyó la carta en silencio, sus ojos grises oscureciéndose con cada palabra.
—¿Qué dice, Sebastián? —preguntó Isolde, al entrar en la sala.
Sebastián la miró, con una mezcla de preocupación y resolución.
—Es una carta del Marqués al Conde, escrita antes de que intentara comprometerse con usted. En ella, habla de un acuerdo entre ellos para perdonar las deudas de su padre a cambio de su mano en matrimonio. Esto no era solo una alianza política, Isolde. Era un negocio.
Isolde sintió que su sangre se helaba. Había sospechado que su padre estaba siendo presionado, pero leerlo con sus propios ojos confirmaba sus peores temores.
—Esto cambia todo, Sebastián. Si podemos exponer esto públicamente, el Marqués perderá todo su apoyo —dijo, con una nueva chispa de esperanza.
Sebastián asintió, su mente ya ideando el próximo paso.
—Así será. Pero debemos actuar con cuidado. Esto es solo el principio.