Sombras de Erytharis

Capitulo 8: Crisis del cielo.

"Hay veces que no obtienes lo que quieres, todo va a estar bien, solo toma mi mano" Dice una suave voz apretando la mano de una pequeña niña.

Su voz era suave y protectora, con una mirada fría puesta en el horizonte mientras atardecía.

"¿Qué será de nosotros?" Pregunta la suave voz de una niña, en sus manos sentados en la roca mientras acaricia un simple muñeco de trapo.

"Solo levántate y camina, te llevare a un lugar seguro, a la esperanza que tanto nos han prometido" Señala el chico alto de pelo plateado señalando detrás de él la gran torre de Drakoria, aun sin quitar sus ojos de la niña.

La pequeña niña sonríe deja de mirar el atardecer y corre junto con su hermano a la gran ciudad.

En lo mas alto de toda la torre, se encontraba esa misma mujer de mirada amable pero misteriosa, su habitación vacía solo con una cama y la mirada de como sale la luna.

"Tengo un mal presentimiento" Murmura la voz de la mujer, caminando hasta su cama y finalmente se sienta.

"No te sorprendas" Responde de inmediato una voz detrás de la mujer.

La chica se voltea y lo que ve es a Viktor parado frente a ella.

"Tu eres el que esta detrás de todo esto, ¿Qué estas planeado?" Pregunta la chica frunciendo el ceño.

"Este plan no es mío señorita emperatriz, para mi sería mucho mas fácil matar a todos, tanto quieren esperanza les dejo este tiempo para prepararse, haber si esa esperanza podrá mantenerse vigente, mas te vale proteger a todos..." Añade Viktor encendiendo un cigarro con tranquilidad y se lo lleva a la boca para empezar a fumar.

Mientras ellos dos hablaban, al frente de la entrada de la torre, frente a frente al coliseo se para ese mismo hombre de pelo plateado y de la nada saca un bate del piso como si nada, su pequeña acompañante junta sus manos y sus palmas brillan, creando lentamente una bola helada.

"Ten Ryba" Entrega la niña de la cual es igual a el chico, ojos azules con una marca debajo de sus ojos de color verde, pero la niña con pelo corto.

El chico toma la pequeña pelota la cual desprendía humo frío.

"¡VENGAN AQUÍ DESGRACIADOS, SI TANTO REPRESENTAN LA ESPERANZA, PROTEJAN A SU GENTE!" Grita Ryba lanzando la pelota y golpeándola con el bate.

La pelota sale disparada hacía uno de los pisos bajos y explota como una bomba de hielo, gran parte de los primeros pisos queda congelados.

"Hermanito, vienen guardias" Resalta la niña señalando la entrada del coliseo.

"¡ATREPENLOS!" Gruñe uno de los guardias, en total ocho salen, armados con lanzas.

Mientras todo eso ocurría, en una de las tantas salas de reuniones en el piso 131, en una habitación oscura, 3 personas se encontraban reunidas.

Winder, Rein y Maelor, tres representantes de los signos.

"Este es el informe que recibí de todas las sacerdotisas, cada vez en mas difícil mantener para ellas el poder, es como si la gente dejara de creer y todo desde que Maelor perdió" Aclara Winder poniendo sobre la mesa varios informes.

"¿Pero por qué? Solo es un torneo, no es el fin del mundo" Añade Rein algo molesto pero frustrado.

"Le vendieron la idea a la gente de que Maelor es invencible, de que es el futuro del país, a esto sumémosle la muerte de envenenamiento de la concubina que salió de lo confidencial, la desaparición de Viktor, la muerte de Azter, los rumores de los experimentos... nada cuadra" Se queja Winder apretando con fuerza el borde de la mesa.

"Lo siento, yo fallé" Se culpa Maelor mirando al piso con cierta culpa.

"¡No te hagas el idiota, yo también tuve algo de culpa, yo me metí en una pelear que no era mía!" Aclara Rein llevando una mano a su pecho.

La puerta se abre de golpe en un ruido seco.

Los tres se voltean y ve a un simple mensajero en la puerta.

"La torre esta en ataque..." Entrega el chico, su respiración es débil y agitada.

"¿Atacada?" Se pregunta en un murmuro Winder confundida.

"No es momento de dudar, debemos que proteger él lugar" Impone Maelor pasando derecho a los dos para salir del lugar.

En las sombras del lugar, Viktor se encontraba tirando un poco de cenizas de cigarro en el piso, escondido en uno de los muchos pisos, en un callejón oscuro.

"Ya puse ataque en los primeros 150 pisos y afuera, cuando terminen pasaremos a los siguientes pisos, no dejen que pase ni una sola persona a los pisos de arriba, yo mismo acabare con el rey de los calabozos y hasta entonces nadie saldrá o entrara o escapara" Manda Viktor con una voz fría a través de un comunicador, al frente de él un holograma de color azul.

Viktor pasa su mano derecha por este y el mapa pasa de ser un simple holograma en 2d a uno en 3d mostrando 150 pisos del lugar.

"Estamos listos" Responden varias voces.

La torre entera empieza a llenarse de soldados armados de un color negro, atacando gente en todos los pisos.

En el piso 150 se posa una barricada de soldados, con una figura mayor y musculosa al frente de todos con una mirada firme, listo para no dejar salir ni entrar a nadie.

Lo mismo abajo en el piso 1 y 0.

A la par de todo esto, en el piso 99, tal como se había acordado, Agatta y Kael se encontraban en los pasillos del lugar.

"Debe ser este el lugar" Nota Agatta deteniéndose en seco mirando una puerta algo descuidada.

"¿Estos son los pisos de las concubinas?" Pregunta Kael mirando la puerta y notando como el lugar y los pasillos son algo opacos.

"Así es, ellas son las siete concubinas, son elegidas por cada rey de cada sección de la torre en los 1050 pisos, cada rey tiene sus siete concubinas, menos el principal él cual se encarga de mantener a la emperatriz, cada concubina debe tener un hijo mínimo para tener príncipes, como los reyes son inmortales deben cambiar de concubinas cada tiempo, esta hacía parte de una familia numerosa la cual fue vendida al rey de los primeros 150 pisos" Explica Agatta con orgullo.

"Si si no te pregunte" Responde Kael sin mucho interés abre la puerta, notando como el lugar estaba con dos sirvientas, la habitación era poco iluminada y las chicas se encontraban limpiando el lugar, el cuerpo de la concubina seguía en la cama.




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