Anderson se encontró con su compañero, el detective Mark Thompson, y juntos comenzaron a conectar los puntos. Descubrieron que varios altos funcionarios del departamento de policía estaban involucrados en la conspiración, encubriendo los crímenes y protegiendo a los delincuentes.
La vida de Anderson estaba en peligro. Cada paso que daba, cada pista que seguía, lo acercaba más a la verdad y a su propia muerte. Pero estaba decidido a exponer la corrupción y llevar a los responsables ante la justicia.