El tiempo se agotaba. Anderson y Thompson se encontraron en una carrera contrarreloj para desenmascarar a los responsables antes de que pudieran silenciarlos. Cada vez que creían estar cerca de la verdad, se encontraban con más obstáculos y peligros.
Finalmente, Anderson descubrió la identidad del cerebro detrás de la conspiración. Era alguien inesperado, alguien que había estado jugando con ellos desde el principio. Ahora, Anderson debía enfrentarse a su enemigo final y asegurarse de que la justicia prevaleciera.