Sombras de la noche

Capitulo 2

 

Me había dejado desconcertada, porque no entendía... primero ¿ por que se mostró amable y bueno conmigo y de repente parecia que tuvo un ataque de culpabilidad y se despidio de mi secamente ? Entonces recorde que una pregunta que me andaba rondando a mi y a mi tia, era que mientras estabamos de vacaciones en Virginia Beach, en el departamento de la policia de Flander's Creek se habia reportado varios casos de gente muerta por el ataque de un vampiro asi que tal vez, el era el vampiro que andaba atacando, mordiendo y asustando a la gente de nuestra ciudad.

 

Camine hacia la puerta de salida y cuando Candice me vio salir, enseguida se levanto del tapial en donde estaba sentada y vino hasta mi.
 

—¡ Menos mal que saliste ! Solange ya se canso de esperarte y se fue y yo ya estaba apunto de entrar para buscarte.

 

—Es que... tuve un pequeño accidente con... —ella me interrumpió.

 

—Cuéntame mientras vamos hacia la casa.
 

Como ella vivia serca de mi casa a veces íbamos juntas al colegio y otras solo volvíamos juntas hasta nuestro barrio y como Candice era la que mas sabia de mi, decidí contarle todo lo que habia platicado con Drago y de las sensaciones que tuve al estar serca de el.

 

—¿ Y que me dices ? ¿ Tu crees que el de verdad sea un...? —no me atrevía a pronunciar la palabra en medio de la vereda por donde íbamos andando, porque nos cruzábamos cada tanto con alguien, pero ella enseguida entendio a que me referia ya que ella también era una bruja y a veces solía tener sus sesiones de magia junto conmigo y la tía Eleanor. Asi que no había nada que ocultarnos entre nosotras.

 

—La verdad, no se que decirte... pero creo que deberíamos tener pruebas antes de acusarlo de ser uno.

 

—Si, tienes razón —dije antes de despedirme de ella porque justo ya habíamos llegado hasta la cuadra de su casa.

 

No estaba muy segura, pero la sensación que ella me dejo fue que sabia algo mas, que por alguna razón yo no sabia y ella encima no me lo quería decir. Seguí caminando unas dos cuadras mas y cuando llegue hasta mi casa vi que la patrulla de mi tía ya estaba estacionada enfrente de la cochera que estaba a un costado de nuestra casa. Entre adentro y el olor a comida que venia desde la cocina, me indico que ella ya estaba allí.

 

—Hola... —se giro para mirarme mientras estaba usando el delantal de cocina y luego vi el mechero de la cocina encendida con la cacerola echando a vapor a través de los agujeros que tenia la tapa de esta.
 

—¿ Quieres probar un poco de mi estofado ? —mi tía era una excelente cocinera y siempre a Julinda y a mi nos hacia todo tipo de comidas caseras y por eso y por otras razones mas, yo la amaba mucho.

 

—No, ya almorze algo en el colegio ¿ y que paso ? ¿ recien llegaste y hasta te dio tiempo de cocinar ? —se sonrió mientras se desataba la parte de atras del delantal y yo todavía seguía ahí, parada con mi mochila al hombro, mirandola. Me preocupaba y tenia miedo de que de verdad, ella todavía siguiera mal por lo de la abuela y que despues se desahogara bebiendo en la Delicia, como en un tiempo atras solía hacer con sus penas.
 

—En realidad, solo fui un rato... No podía concentrarme. Richard me vio y me dijo que me tomara el dia, ya que esta tarde tenemos que asistir al funeral.

 

—Si... y yo no voy a faltar a pesar de que me incomodan mucho los cementerios —en realidad no solo me incomodaban, me daban miedo y aun mas si era de noche y estaba ahí siendo rodeada por la espesa niebla blanquesina que se levantaba casi siempre por toda la ciudad al caer la noche o en la madrugada.

 

—El entierro se hará de día, no te preocupes.

 

—¡ Mama !  ¡ No encuentro mi muñeca ! —grito Julinda desde arriba.

 

—¡ Ahora voy !
 

—Yo le ayudo a buscarla —dije al darme la vuelta y luego subi rapido por la escalera.

 

Entre en la habitacion de Julinda que estaba ubicada al lado de la de mi tía que estaba bien enfrente de la escalera y luego vi a mi primita arrodillada en el suelo, con la cabeza mirando abajo de su cama.

 

—¿ Y en donde fue que dejaste la ultima vez tu muñeca ? —ella me miro y luego se puso de pie.

 

—No lo se... creo que estaba acá, sobre la cama —dijo al indicarme con su mano y cuando mire hacia la estantería donde estaban todos sus ositos, vi su muñeca que era de cabello negro con vestido rosa y estaba sentada junto con "Peluchin" el oso preferido de Julinda.

 

—Allí esta... —iba a asercarme para agarrarlo pero ella me detuvo.

 

—¡ No ! esa no es... es una nueva, una que mama me compro.

 

—¿ Te compro una muñeca ? —le pregunte sorprendida porque últimamente la tia solía comprarle algún juguete nuevo solo cuando era su cumpleaños o era algo especial y entonces Eleanor entro en la habitación ya sin el delantal puesto.

 

—Se lo compre a la vuelta del colegio, en una tienda que ella ya había visto antes. No quería que estuviera triste como yo, así que... —eso significaba que ya le había dado la noticia a Julinda y como ella estaba en su mundo de niña inocente seguro que mi tia le habia dicho que algun dia volveria a ver a la abuela en el cielo, aun cuando ninguno de los que estamos vivos sobre la tierra podíamos asegurar que eso pudiera llegar a ser cierto.

 

—Esta bien, entonces busquemos a la nueva muñeca —dije al mirar a la niña que enseguida se puso contenta porque le ayudaria —¿ y como es ?

 

—Rubia, de cabello rizado y su vestido es de color blanco y celeste —dijo ella y luego mire a Eleanor que sonrio al mirar a la niña con ternura y entonces supuse que ya estaba mejor de ánimos.

 

Despues de tanto buscar con Julinda encontramos a la muñeca sentada el asiento trasero de nuestro coche y ella enseguida la agarro y fue a su habitación a jugar al te con sus demas juguetes y con nueva muñeca. Cuando entre de vuelta adentro, vi que Eleanor estaba sentada a la mesa con un plato hondo enfrente suyo y en su mano sostenia una cuchara mientras revolvia lenta y perezosamente su comida teniendo la mirada perdida. Tal vez ella no estaba del todo bien, pero la conocia y no quería volver a preguntarle y tocar el tema de la abuela o podía hacerla llorar de nuevo y para la hora de el entierro seguro que el Alcalde Preston le iba pedir que dijera algunas palabras y por eso todos, la necesitábamos mas que nunca reconfortada al menos para decir unas palabras con todos los presente.




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