Sombras de Neón. (volumen 1)

Capítulo 2: La Red de la Araña..

​I. El Ataque Silencioso..
El frío en la cámara de descongelación industrial se hizo más intenso. Ramsés giró sobre sus talones, la pistola plasma-caster al 50% de carga, apuntando a la puerta sellada. Un zumbido apenas audible se elevó desde el techo, y del mismo agujero donde había visto el símbolo de la araña, descendieron tres drones araña. No eran de combate, sino pequeños, del tamaño de una mano, diseñados para inyección.
​«¡Joder! No son hostiles. Son biológicos. Buscan una vena», advirtió la hacker en su cabeza, su voz ahora sin rastro de burla, con una urgencia que no había oído antes.
​Ramsés abrió fuego. Los disparos de plasma desintegraron el primer dron en una nube de ceniza y chispas. El segundo esquivó el disparo y se lanzó hacia su cuello. Ramsés golpeó el dron con la culata de su pistola, rompiéndolo contra la pared con un ¡crack!. El tercero, sin embargo, era más rápido. Se abalanzó sobre él, y antes de que pudiera reaccionar, inyectó algo en su antebrazo.
​Un ardor gélido se extendió por su brazo, subiendo rápidamente. El glitch en sus implantes se volvió un caos total. Su visión se fragmentó en mil colores.
​II. La Voz en el Vacío..
Cayó de rodillas, la pistola resbalando de sus dedos. El frío se apoderó de él, una sensación de entumecimiento que no era natural. Escuchó una voz. No era la hacker, ni la Corporación Sol. Era una voz nueva, profunda y melódica, que resonaba en su mente como si estuviera dentro de su propio cráneo.
​«Bienvenido, Cazador. Hemos estado esperándote.»
​Los drones araña se retractaron en la fisura del techo. La puerta sellada se abrió con un silbido de vapor. Ramsés intentó levantarse, pero sus músculos no respondían. Su cuerpo se sentía pesado, como si estuviera hecho de plomo.
​«No intentes resistirte. Eres nuestra presa. Nuestra próxima ofrenda.» La voz sonó más cerca, más íntima.
​III. El Maestro de Marionetas.
Una figura alta y delgada entró por la puerta, su silueta alargada por la escasa luz. Llevaba una gabardina negra y un sombrero de ala ancha que ocultaba su rostro en las sombras. En su mano, sostenía un bastón delgado con una punta brillante que pulsaba con una luz violeta.
​«El Maestro de Marionetas», murmuró la hacker, su voz apenas un susurro de datos corruptos. «Es un manipulador neural. Borra mentes. Reescribe identidades.»
​El Maestro de Marionetas se acercó a Ramsés, quien intentaba desesperadamente mover un dedo. El ardor gélido se había concentrado en su cabeza, una presión insoportable.
​«Aura Sol era demasiado fuerte. Pero tú, Cazador... Tú serás una pieza excelente para mi colección.» La voz del Maestro resonó en su mente, acompañada por una risa seca y chirriante.
​El bastón se levantó. La punta violeta pulsó más rápido. Ramsés sintió una ráfaga de dolor atravesarle el cerebro, una descarga eléctrica que borró sus pensamientos.
​IV. Un Nuevo Propósito.
Cuando Ramsés abrió los ojos de nuevo, el frío de la cámara había desaparecido. Estaba tendido en un suelo suave, sintiendo una calidez agradable. La pistola plasma-caster no estaba, ni los restos de los drones.
​Se sentó. Su mente estaba en blanco, una pizarra limpia. No recordaba cómo había llegado allí, ni quién era. Solo sentía una única y poderosa emoción: lealtad. Lealtad a una causa que no conocía, a un líder que no recordaba.
​Frente a él, una pantalla holográfica flotaba en el aire. En ella, un texto brillante parpadeaba:
​"Bienvenido al Enjambre. Tu propósito es la Pureza."

​V. El Santuario Silencioso.
La pantalla holográfica se disolvió, y Ramsés se puso de pie. No había dudas en sus movimientos. Su cuerpo se sentía ligero, fuerte. La confusión había desaparecido, reemplazada por una claridad inquietante. A su alrededor, la habitación era un santuario de alta tecnología. Paredes blancas impolutas, luces suaves y un silencio total. No había el hedor a aceite quemado del Distrito 8, ni el frío metálico de la cámara de descongelación.
​Una figura se materializó frente a él, un holograma de una mujer con rasgos delicados y una mirada serena. Llevaba un uniforme blanco inmaculado.
​«Bienvenido, hermano», dijo la mujer con una voz dulce y calmada que resonó en su mente, no como la hacker, sino como una guía. «Soy Seraphina. Te guiaré en tu proceso de purificación.»
​Ramsés asintió. No sentía miedo, solo una extraña paz.
​VI. La Memoria Fragmentada.
Seraphina le hizo un gesto hacia una consola. En la pantalla, imágenes de Aura Sol parpadeaban. Una mujer hermosa, con ojos llenos de vida, risueña. Ramsés la miró sin emoción.
​«Ella es Aura Sol. Una de las primeras. Intentó resistir la purificación. Cayó en la corrupción del viejo mundo», explicó Seraphina. «Nosotros la liberamos de su humanidad, para que pudiera trascender.»
​El corazón de Ramsés no se aceleró. Su mente aceptó la narrativa sin cuestionarla. Sin embargo, un fugaz destello de algo que no era suyo cruzó su visión: el parpadeo de un ojo óptico, un cocinero cyborg, el olor a aceite quemado. Datos basura.
​«Busca la araña. La Diosa bajó, pero tú estás más abajo.» La voz de la hacker, ahora distorsionada y casi inaudible, resonó como un eco lejano.
​Ramsés parpadeó. La imagen de Aura Sol se desvaneció, reemplazada por un diagrama de un cerebro humano, con circuitos brillantes inyectados en los lóbulos frontales. El "Lirio de Cristal" no era solo un implante, era una interfaz neuronal.
​VII. La Misión de Purificación.
«Tu misión, hermano, es traer la pureza al mundo. Aquellos que se aferran a su corrupción deben ser liberados», continuó Seraphina. «El Maestro de Marionetas ha visto un gran potencial en ti.»
​Ramsés sintió una oleada de determinación. Era su propósito. Su razón de ser.
​«Tu primera tarea es localizar al último de los corruptos que intentó evitar la purificación. Se llama… El Fantasma. Una reliquia del viejo mundo, un hacker que corrompe la mente de otros con sus mentiras.»
​En la pantalla apareció un rostro. Un hombre delgado, con el pelo rapado y una cicatriz sobre el ojo izquierdo. Ramsés lo miró. No lo recordaba, pero sabía que debía encontrarlo.
​Mientras Seraphina le proporcionaba los primeros datos de su misión, Ramsés apenas sintió un nuevo parpadeo de datos basura.
​«Corre, Ramsés. Huye. Te están borrando. Te están usando.» Esta vez, la voz de la hacker sonaba como un grito desesperado en un abismo silencioso.
​Pero Ramsés solo sentía la lealtad. VIII. La Semilla de la Duda.
Ramsés salió de la sala de purificación, su mente un torbellino de nuevos datos y una sensación de propósito inquebrantable. Seraphina, el holograma guía, se había desvanecido, pero sus instrucciones resonaban claras en su cabeza: encontrar a "El Fantasma", un corrupto que diseminaba mentiras.
​Caminó por los pasillos inmaculados, la pureza del lugar contrastando brutalmente con el recuerdo fragmentado del Distrito 8. El "Lirio de Cristal", el Mod que Aura Sol había tomado, no era para purificar, sino para controlar. Era una interfaz neuronal que no liberaba, sino que esclavizaba. Esa fue la última advertencia de la hacker, un grito lejano en el abismo de su mente borrada.
​Mientras procesaba los datos sobre El Fantasma, el glitch de sus implantes Gen 1, aunque atenuado, seguía ahí. No eran los parpadeos caóticos de antes, sino flashes rápidos de imágenes que no encajaban con su nueva "lealtad". Un rostro, una risa, el tacto de una mano. Fragmentos de una vida que le habían robado.
​IX. El Eco del Pasado.
Llegó a una sala de control, donde otros "hermanos" y "hermanas" del Enjambre monitoreaban pantallas holográficas, rastreando la corrupción en Neo-Sevilla. Nadie hablaba, solo las suaves pulsaciones de los datos llenaban el aire.
​Ramsés se sentó frente a una de las consolas. Su misión: localizar a El Fantasma. Accedió a la base de datos del Enjambre. La información era meticulosa, detallada. El Fantasma era un hacker legendario, un fantasma en la red que se oponía a Corporación Sol y a cualquier forma de control. Irónico.
​Pero mientras su mente purificada analizaba los datos, otro flash. Esta vez, un fragmento de una conversación, la voz distorsionada de la hacker: «Ella no se hizo el Mod. Fue forzada. Le estaban quitando la humanidad para reemplazarla con otra cosa.»
​Y luego, su propia voz, antes de la "purificación": «Busco información sobre un cliente... de alto perfil. Aura Sol.»
​El glitch se intensificó. No era solo ruido, eran recuerdos. Recuerdos que intentaban romper la barrera de la "lealtad".
​X. La Llamada Desconocida.
De repente, un icono parpadeó en su pantalla: una conexión entrante, cifrada, fuera de los protocolos del Enjambre. Una llamada que venía de la Zona Roja.
​Sus nuevos instintos del Enjambre le decían que la ignorara, que era corrupción. Pero el glitch, el eco de su pasado, le gritaba que respondiera. Era como si una parte de él, una parte muy pequeña pero tenaz, estuviera luchando por salir.
​Ramsés dudó un instante. Su mano, guiada por una fuerza que no comprendía del todo, se movió hacia el icono. Un pulso. Una decisión que podría romper el velo de su nueva realidad. XI. El Hilo Invisible..
Ramsés extendió su mano, una indecisión casi imperceptible recorriendo sus nuevas conexiones neuronales. La llamada cifrada parpadeaba, un pulso de luz intrusa en la red inmaculada del Enjambre. Su mente, ahora moldeada para la Pureza, sentía una resistencia instintiva. Pero el glitch, ese eco persistente de su yo anterior, se aferraba a la superficie de su consciencia como una fina capa de escarcha.
​El Maestro de Marionetas, Seraphina, y la misión de encontrar a El Fantasma: todo estaba claro. Su propósito, su lealtad, era absoluto. Pero esa llamada... esa insistente señal de la Zona Roja.
​«Ella no se hizo el Mod. Fue forzada.» La voz de la hacker resonó, esta vez con una claridad sorprendente, como si se hubiera abierto un pequeño portal en el muro de su mente. No era un recuerdo. Era una conexión.
​Su mano tocó el icono.
​XII. La Revelación Digital.
La pantalla se llenó de estática por un instante, y luego, una imagen borrosa se solidificó. No era un rostro, sino un conjunto de coordenadas parpadeantes, mezcladas con un mensaje de texto cifrado que se decodificaba en tiempo real:
​[ERROR DE SISTEMA – UBICACIÓN DE AURA SOL – FALLA DE PROTOCOLO DE PURIFICACIÓN – RASTREANDO ANOMALÍA]
[MENSAJE CODIFICADO DE HACKER DESCONOCIDO: "EL MAESTRO TIENE EL HILO, PERO NO LA AGUJA. BÚSCAME EN LA TELA. NO ESTÁS SOLO."]
​Y en la esquina inferior, un pequeño y familiar símbolo comenzó a parpadear: una araña de ocho patas, pero esta vez, con un resplandor verde, no negro. El mismo símbolo que había visto en la cámara de descongelación, pero con un matiz diferente.
​El impacto no fue una explosión, sino una infiltración. La narrativa del Enjambre, tan sólida hasta ahora, se resquebrajó.
​XIII. El Primer Despertar.
Ramsés sintió una punzada, no de dolor físico, sino de una incongruencia profunda. Aura Sol no estaba "purificada", no había "trascendido". Algo andaba mal. Las palabras de Seraphina chocaban ahora con la información que acababa de recibir.
​Su corazón, que antes latía con una calma controlada por el Enjambre, ahora latía más rápido. No era miedo, sino un resquicio de la confusión que había sentido en la cámara. Un sentimiento ajeno a la "Pureza".
​Se levantó de la consola. La lealtad al Enjambre seguía presente, un ancla en su mente, pero ahora había una corriente subterránea, una voz disonante que exigía ser escuchada.
​«No estás solo.»
​La voz de la hacker, ahora más fuerte, más clara. Era una llamada a las armas, una invitación a la rebelión silenciosa dentro de su propia mente.
​XIV. El Propósito Dividido.
Ramsés salió de la sala de control, su misión de encontrar a El Fantasma aún intacta, pero con un nuevo objetivo superpuesto: entender qué había sucedido con Aura Sol, y qué significaba el mensaje de la hacker.
​Sus pasos por los pasillos inmaculados ya no eran los de un autómata perfecto del Enjambre. Había una fisura, una grieta en su programación.
​El "Cazador" había despertado, pero ahora, tenía dos presas. Una impuesta por el Enjambre, otra susurrada desde las sombras de su propio pasado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.