Sombras de Neón. (volumen 1)

Capítulo 5: El Despertar de la Diosa.

​I. El Escape y la Resistencia.
El Fantasma abrió la compuerta de seguridad con un chirrido metálico. «¡Por aquí! ¡Nix ha despejado una ruta de evacuación! ¡Vamos!»
​Ramsés corrió hacia Aura Sol, que aún estaba desorientada en la cámara de cristal. Sus ojos, aunque abiertos, reflejaban la confusión de alguien que acaba de despertar de una pesadilla prolongada.
​«Aura», dijo Ramsés, su voz llena de alivio y una urgencia que no pudo ocultar. «Estás a salvo. Tenemos que irnos.»
​Ella lo miró, y un atisbo de reconocimiento cruzó sus ojos. Una lágrima resbaló por su mejilla. «¿Ramsés?», susurró, su voz ronca.
​Pero antes de que pudieran salir, un grupo de purificados irrumpió en la sala de incineración, sus ojos vacíos brillando con una luz roja de advertencia. El Enjambre había detectado la caída del Maestro y estaba enviando refuerzos.
​«¡Joder! ¡Vienen a por ella!», exclamó El Fantasma, apuntando su terminal a los purificados y lanzando una ráfaga de pulsos disruptores. Dos cayeron, pero otros tres seguían avanzando.
​II. La Voz de Nix.
«Cazador. Aura. El Fantasma. Hay una esclusa de ventilación en el techo de la cámara de Aura. Os llevaré a los niveles superiores. Pero es un ascenso complicado. El Fantasma, necesito que uses los disruptores para ganar tiempo.» La voz de Nix resonó en sus implantes, clara y autoritaria.
​El Fantasma asintió. «¡Entendido, Nix! ¡Vamos, Cazador! ¡Aura, tienes que moverte!»
​Ramsés ayudó a Aura a salir de la camilla. Sus piernas temblaban, pero su voluntad era fuerte. Miró a los purificados, sus ojos ya no mostraban confusión, sino una determinación renovada.
​«No me volverán a atrapar», dijo Aura, su voz recuperando algo de su fuerza original.
​Ramsés, con su plasma-caster en mano, disparó a uno de los purificados, haciendo que retrocediera.
​III. El Ascenso a la Superficie.
El Fantasma, con sus disruptores temporales, inhabilitó a otro purificado, abriendo un camino hacia la esclusa de ventilación. Ramsés, cubriendo a Aura, disparó al último que se interponía.
​La esclusa se abrió con un silbido de vapor. Era un conducto estrecho, pero lo suficientemente grande para ascender.
​«¡Rápido!», urgió El Fantasma. «Yo cubro la retaguardia. Os encontraré arriba.»
​Aura, mostrando una fuerza sorprendente, comenzó a ascender, seguida de cerca por Ramsés. La oscuridad del conducto de ventilación era una bendición, ocultándolos de la vista de los purificados.
​Mientras ascendían, la voz de Nix seguía guiándolos: «Izquierda en el siguiente cruce. Derecha en el siguiente. Mantened el ritmo. La salida está cerca de la Torre Sol.»
​IV. La Luz al Final del Túnel.
El ascenso fue agotador. Aura, a pesar de su reciente liberación, demostró una resistencia increíble. Ramsés, con sus sentidos de cazador, la protegía, escuchando cada ruido, cada movimiento en los conductos.
​Finalmente, una luz tenue apareció al final del túnel. Era la luz del sol de Neo-Sevilla, filtrándose a través de una rejilla de ventilación.
​Ramsés y Aura emergieron en un callejón estrecho, no muy lejos de los imponentes rascacielos de Corporación Sol. El aire fresco y la luz de la mañana eran un contraste brutal con la oscuridad de las Catacumbas.
​Aura respiró hondo, sus ojos llenos de una mezcla de alivio y una furia apenas contenida.
​«Estoy libre», susurró. «Pero esto no ha terminado.».
​Ramsés asintió. Miró la Torre Sol, imponente y fría. El Maestro de Marionetas era solo un peón. La verdadera amenaza, el Enjambre, y la Corporación Sol, aún estaban ahí.
​Y entonces, el implante de Ramsés zumbó. La voz de Nix, con un tono más serio que nunca, resonó en su mente: «Cazador. Aura. El Fantasma está en problemas. No ha podido escapar. Han cortado su ruta de evacuación.». V. El Rescate en la Trampa..
La noticia de que El Fantasma estaba atrapado golpeó a Ramsés como un puñetazo. La sensación de lealtad, ahora restaurada y dirigida a sus aliados, era abrumadora.
​«Nix, ¿dónde está?», preguntó Ramsés con urgencia, buscando con la mirada el punto de entrada más cercano de regreso a los subterráneos.
​«Sector 7, nivel -3. Han activado un protocolo de cierre total de acceso. No pueden localizarlo, pero lo tienen acorralado en una zona con túneles colapsados. Necesita ayuda, Cazador», la voz de Nix, aunque profesional, revelaba una preocupación latente.
​Aura, que había escuchado la conversación, miró a Ramsés, su rostro endurecido por la determinación. «Vamos a por él. No lo dejaremos atrás.»
​«Estás débil, Aura», dijo Ramsés. «Acabas de salir de…».
​«Sé dónde están las rutas. Sé dónde buscan. Y sé lo que siente El Fantasma ahora mismo. Tenemos que ir», interrumpió Aura, sus ojos brillando con una intensidad renovada. La "Diosa Sol" no solo había despertado; estaba lista para la batalla.
​VI. La Estrategia del Recuerdo.
El regreso a los túneles fue más rápido esta vez. Aura, a pesar de su debilidad física, demostró una memoria prodigiosa del laberinto subterráneo. Recordaba cada pasaje, cada desvío, cada punto ciego que los purificados del Enjambre no monitorearían con tanta eficacia.
​«El Maestro de Marionetas utilizaba mi mente como una base de datos para mapear todo. Puedo ver sus patrones de vigilancia», explicó Aura, guiándolos por un conducto estrecho que Ramsés habría pasado por alto.
​Mientras avanzaban, el glitch en el implante de Ramsés volvió a activarse, pero esta vez, eran imágenes útiles: un cocinero cyborg con dos brazos mecánicos, un chip de 500 créditos, la conversación sobre el "Lirio de Cristal". Los recuerdos que lo habían impulsado en su búsqueda original.
​VII. La Lucha del Fantasma.
Finalmente, llegaron al Sector 7, nivel -3. El sonido de disparos y explosiones resonaba en la distancia. El Fantasma estaba luchando.
​Aura se detuvo. «Aquí. Hay una grieta en la pared, oculta por un panel de mantenimiento roto. Es un antiguo refugio de hackers. Él lo conoce.»
​Ramsés forzó el panel, revelando una pequeña abertura. El sonido de los disparos se hizo más fuerte.
​«Cazador, dos purificados han flanqueado su posición», advirtió Nix en su implante. «Está acorralado.»
​Ramsés se deslizó por la abertura, su plasma-caster en mano. Aura lo siguió de cerca.
​VIII. El Reencuentro del Equipo.
El Fantasma estaba arrinconado detrás de una barricada improvisada de escombros, disparando ráfagas de energía desde su terminal portátil. Dos purificados, con sus ojos rojos brillantes, avanzaban implacablemente.
​Ramsés disparó. El rayo de plasma impactó en uno de los purificados, desintegrándolo. El segundo se giró, su mirada vacía ahora enfocada en el nuevo intruso.
​Aura lanzó un grito de guerra, una explosión de energía psíquica que no era física, sino neural. El purificado se detuvo, su mente momentáneamente sobrecargada, sus ojos parpadeando y volviéndose de un blanco cegador. Cayó, convulsionando.
​El Fantasma, sorprendido pero aliviado, miró a Ramsés y a Aura. «¡Aura! ¡Estás… increíble!»
​Aura sonrió, una sonrisa que prometía venganza. «Ha despertado algo en mí. Algo que el Maestro no pudo controlar.»
​Ramsés miró a sus dos aliados. El equipo estaba reunido. Pero la batalla no había terminado. Escucharon más pasos en la distancia.
​«Más purificados vienen. Muchos más», advirtió Nix. «La Torre Sol sabe que Aura está libre. Están activando protocolos de exterminación total en la Zona Roja.»




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.