Sombras de Neón. (volumen 1)

Capítulo 6: La Purga de Neo-Sevilla..

​I. La Última Resistencia.
Los purificados se abalanzaron sobre Ramsés y Aura. Sus ojos rojos brillaban en la oscuridad de los túneles, y sus movimientos eran inhumanamente coordinados. Aura se interpuso, un halo de energía azul pálido la rodeó mientras lanzaba una onda psíquica que hizo retroceder a los primeros asaltantes. Sus mentes, ya vacías, eran susceptibles a su nuevo poder.
​«¡NO PASARÁN!», gritó Aura, su voz llena de una fuerza que desafiaba su reciente calvario. «¡Mienten! ¡La lucha de Aura fue forzada!»
​Ramsés abrió fuego con su plasma-caster, desintegrando a varios purificados en una explosión de chispas y metal fundido. La batalla se había convertido en una masacre unilateral, pero los números del Enjambre eran abrumadores.
​«Nix, ¿cuánto tiempo para que El Fantasma active el túnel?», preguntó Ramsés, cubriendo a Aura mientras ella concentraba su energía en una explosión psíquica masiva que hizo retroceder a una docena de enemigos.
​«Un minuto y medio, Cazador. Pero los purificados están saturando la zona del Subdistrito Prohibido. El Fantasma está en grave peligro», respondió Nix, su voz tensa.
​II. El Sacrificio del Fantasma.
Mientras Ramsés y Aura luchaban con una ferocidad desesperada, El Fantasma llegaba al Subdistrito Prohibido, Nivel -5. El túnel de acceso al río era una gigantesca compuerta de acero oxidado, cubierta de algas bioluminiscentes. El aire olía a ozono y a la humedad del río.
​«Nivel -5: Acceso al túnel. Advertencia: Peligro extremo», resonó una voz automatizada del sistema de Corporación Sol.
​Pero lo más peligroso no era la advertencia, sino las criaturas que emergían de las sombras: mutaciones biológicas, similares a arañas gigantes de agua, con múltiples ojos brillantes y garras afiladas. Los "vertidos tóxicos del viejo mundo" de los que había hablado Nix.
​«¡Mierda, qué asco!», exclamó El Fantasma, sus disruptores eran inútiles contra ellas.
​«El Fantasma, ¡activa el drenaje principal! ¡Es tu única oportunidad!», urgió Nix.
​El Fantasma corrió hacia un panel de control cercano. Sus dedos volaron sobre el teclado, intentando activar el drenaje. Las arañas mutadas se abalanzaron sobre él, sus garras metálicas brillando en la penumbra.
​III. El Gesto Final.
Ramsés y Aura estaban siendo empujados hacia atrás. Los purificados eran demasiados. Aura estaba agotándose, su energía psíquica disminuyendo con cada ataque.
​«¡Aura, no vamos a poder contenerlos!», gritó Ramsés, disparando ráfagas desesperadas.
​«Lo sé», jadeó Aura. «Pero El Fantasma necesita más tiempo.»
​En el Subdistrito Prohibido, El Fantasma, con una garra mutada ya hiriéndole el brazo, golpeó el último botón del panel.
​«¡Drenaje principal, activado!», la voz automatizada resonó, seguida de un estruendo ensordecedor.
​El túnel de acceso al río se abrió, y un torrente de agua sucia y espumosa comenzó a salir a borbotones. Las arañas mutadas, sorprendidas por el chorro de agua, retrocedieron.
​«¡MI DESTINO ESTÁ ESCRITO, CAZADOR! ¡DALE LAS GRACIAS A LA PURIFICADA!», gritó El Fantasma, no a Ramsés, sino a los purificados que ya estaban invadiendo el Subdistrito. Su rostro, iluminado por el agua, mostraba una mezcla de desafío y sacrificio.
​«¡NO! ¡DETENTE, SALVIO! ¡AURA! ¡YO OS DOY VIDA!», gritó la voz de Nix, mezclada con el rugido del agua.
​IV. La Fuga y la Promesa.
El Fantasma no se detuvo. Con un gesto final, se lanzó hacia el torrente de agua, arrastrando consigo a varias de las arañas mutadas que intentaban seguirle, sacrificándose para asegurar que el túnel permaneciera abierto.
​Ramsés y Aura sintieron la oleada de agua a lo lejos. La ruta de escape estaba abierta.
​«¡Ramsés! ¡Ahora! ¡La salida está libre!», gritó Nix, su voz ahora con un dolor palpable.
​Ramsés miró a Aura, su rostro endurecido por la pena, pero también por una nueva determinación. El sacrificio de El Fantasma no sería en vano.
​«Vamos, Aura», dijo Ramsés. «Tenemos que salir. Tenemos una guerra que ganar.»
​Y con los gritos de los purificados persiguiéndolos y el rugido del agua abriéndoles el camino, Ramsés y Aura se lanzaron hacia la libertad, llevando consigo la memoria de El Fantasma y la promesa de justicia para Neo-Sevilla.

V. El Dolor de la Pérdida.
Ramsés y Aura se lanzaron al torrente de agua, arrastrados por la fuerza del caudal a través del túnel de servicio. La oscuridad era casi total, solo rota por el tenue brillo bioluminiscente de las algas en las paredes y el pulso verde del implante de Ramsés. El ruido del agua era ensordecedor, ahogando los gritos de los purificados que quedaban atrás.
​Aura se aferró a Ramsés, su cuerpo aún débil, pero su mente rebosante de una mezcla de alivio por la huida y un dolor agudo por el sacrificio de El Fantasma. La conexión psíquica que había desarrollado con él, aunque breve, le permitía sentir su valor, su última voluntad.
​«No… no merecía esto», susurró Aura, las lágrimas mezclándose con el agua sucia que les empapaba el rostro.
​Ramsés apretó su mano. «Lo sé. Pero su sacrificio no será en vano. Él nos dio una oportunidad.»
​La voz de Nix resonó en sus implantes, teñida de una tristeza que Ramsés nunca había escuchado antes. «El Fantasma… su señal se ha perdido. Ha completado su misión.»
​VI. El Río de los Secretos.
El túnel era largo y sinuoso. El agua los llevó por debajo del río Guadalquivir, lejos de la Zona Roja y de la vigilancia de Corporación Sol. Era un viaje a través de las entrañas olvidadas de Neo-Sevilla, un lugar donde los viejos secretos se mezclaban con las nuevas mutaciones.
​A medida que el torrente disminuía, el agua se volvió más tranquila, revelando los restos de antiguos sistemas de filtración, cables rotos y extrañas formaciones biológicas adheridas a las paredes. Las "anomalías biológicas" de las que Nix había advertido ya no eran una amenaza, arrastradas por el caudal.
​Ramsés sentía el peso del deber. Había fallado en proteger a El Fantasma, pero había salvado a Aura. Su propósito ahora era más claro que nunca: derrocar al Enjambre y a Corporación Sol, vengar a los caídos y liberar a Neo-Sevilla.
​VII. La Salida Inesperada.
Finalmente, el túnel se abrió a una gran caverna subterránea, un espacio natural que la ciudad había engullido y olvidado. Una pequeña cascada de agua cristalina caía de una abertura en el techo, iluminando el lugar con una luz natural tenue.
​Una figura esperaba junto a la cascada. No era un purificado, ni un mutado. Era una mujer.
​Tenía el pelo corto y de color neón, un rostro afilado y ojos brillantes, llenos de una inteligencia penetrante. Llevaba ropa técnica, oscura, con implantes apenas visibles. En sus manos, sostenía una terminal de datos que pulsaba con una luz verde.
​«Nix», susurró Ramsés, reconociéndola de inmediato por la resonancia de su voz en su implante.
​La mujer sonrió, una sonrisa fría pero de alivio. «Cazador. Aura. Pensé que no lo lograríais. Y lo siento… por El Fantasma.» Su voz, en persona, era aún más cautivadora.
​VIII. La Estrategia de la Red.
Nix se acercó a ellos, ofreciéndoles una manta térmica y una bebida energizante. Aura la miró con asombro.
​«¿Cómo…? ¿Cómo pudiste ayudarnos tanto?», preguntó Aura.
​«Soy la red. Y la red lo ve todo, Aura Sol. El Maestro y Corporación Sol solo controlan una parte. Pero hay otras redes, más antiguas, más profundas. Redes que no olvidan», explicó Nix. «El Fantasma y yo hemos estado trabajando para desenmascarar a Corporación Sol durante años. El Maestro de Marionetas era solo una pieza de su rompecabezas.»
​Nix señaló la terminal en su mano. «Tengo todos los datos del Maestro de Marionetas. Sus archivos. Sus operaciones. Y lo más importante: la ubicación de todos los "purificados" en Neo-Sevilla y la infraestructura central del Enjambre.»
​Ramsés y Aura se miraron. La esperanza comenzaba a brillar en sus ojos.
​«La guerra no ha terminado», dijo Aura. «Acaba de empezar.». IX. La Línea Olvidada..
Ramsés y Aura se acercaron a Nix, sintiendo la calidez del datapad que la hacker sostenía. El gran espacio subterráneo era una cueva natural modificada con tecnología abandonada.
​«Ese túnel por donde vinisteis... es la Línea 1 del Metro de Sevilla», dijo Nix, confirmando la sospecha de Ramsés. «Corporación Sol lo utiliza como un conducto de drenaje para camuflar vertidos tóxicos, pero sus escáneres lo ignoran. Es una ruta 'muerta' para ellos.»
​«¿Y el túnel de El Fantasma?», preguntó Aura, sintiendo el dolor de la pérdida.
​Nix miró su terminal, sus ojos brillantes con una mezcla de respeto y tristeza. «El Fantasma completó la secuencia de drenaje, pero las mutaciones biológicas lo arrastraron. Murió para darnos esta oportunidad.» Nix extendió el datapad. «Pero no murió en vano. Aquí está todo. El corazón del Enjambre.»
​X. Datos y Venganza.
El datapad de Nix contenía todos los datos robados: planes de expansión, archivos de purificación, la lista de víctimas, y lo más crucial, el código de anulación para la nanotecnología inyectada en todos los purificados.
​«El Maestro de Marionetas se conectaba a la mente de los purificados a través de la nanotecnología. Yo puedo utilizar el mismo canal para enviar un pulso de 'despertar' masivo», explicó Nix. «Pero la señal tiene que ser amplificada desde la fuente. Desde la Torre Sol misma.»
​Aura sintió la oleada de poder en su interior. El pulso EMP la había liberado y su conexión con la red neuronal de los purificados seguía activa, un efecto secundario inesperado. «Necesitas una antena. Un amplificador. Yo puedo ser el canal», dijo Aura con voz firme. «Mi anomalía es la llave. Puedo amplificar la señal de despertar que envíes.»
​XI. El Centro de la Telaraña.
Ramsés miró el datapad. En el centro del mapa holográfico de Neo-Sevilla, un único punto rojo parpadeaba: la Torre Sol, el rascacielos más alto, la sede de Corporación Sol.
​«Ese es el centro de la telaraña», dijo Ramsés. «Si queremos ganar, tenemos que ir a la cima. Tenemos que llevar esta aguja al corazón de la Corporación.»
​«La Torre Sol está sellada. La seguridad es impenetrable», advirtió Nix. «Necesitamos un plan de infiltración que aproveche el caos actual en la Zona Roja.»
​«El caos es nuestra arma», replicó Aura, una sonrisa fría en sus labios. «Soy la Diosa Sol. Sé cómo se mueve la Corporación. Iremos a la superficie. Haremos que nos vean.»
​XII. El Juramento de Sangre.
Ramsés, Aura y Nix se tomaron de las manos. El aire frío de la caverna se llenó con una renovada determinación. El sacrificio de El Fantasma resonaba en sus corazones.
​«Juramos por las sombras de Neo-Sevilla y por la memoria de El Fantasma que pondremos fin a la tiranía de Corporación Sol», declaró Ramsés.
​«Hasta que la última purificación sea deshecha», añadió Aura.
​«Hasta que la red sea libre», concluyó Nix.
​El equipo, renovado y con un plan de ataque claro, se dirigió hacia la abertura por donde la luz se filtraba. La Diosa Sol había despertado, el Cazador había regresado, y la Araña tenía la red. Se acabó la huida. La guerra por Neo-Sevilla acababa de empezar




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