La gala anual de caridad de la ciudad era un evento de gran renombre, donde la élite se reunía para demostrar su generosidad y, al mismo tiempo, exhibir su estatus. El salón de baile del Grand Hotel estaba decorado con fastuosidad: candelabros de cristal pendían del techo, iluminando con una luz cálida las mesas adornadas con manteles de satén y centros de mesa florales.
Lucian Evernight, el donante más esperado de la noche, hizo su entrada triunfal. Su presencia siempre causaba un revuelo, y esta noche no era la excepción. Vestido con un traje negro a medida, que resaltaba cada línea de su figura atlética, se desplazaba con una elegancia natural que parecía casi irreal.
Su rostro, una obra maestra de simetría perfecta, y sus ojos de un celeste hipnótico, capturaban la atención de todos los presentes. Su cabello, negro como el ébano, caía suavemente sobre sus hombros, brillando bajo la luz del salón.
Los murmullos y suspiros llenaron el aire mientras Lucian avanzaba por la sala, saludando con una sonrisa encantadora y estrechando manos con una confianza y carisma que dejaban a todos hechizados. Las damas lo seguían con la mirada, y los caballeros se sentían intimidados por su presencia imponente.
En medio de este mar de admiración, había una figura que destacaba por su calma y serenidad: Ethan Hart. De pie junto a una mesa con folletos de la organización benéfica, Ethan observaba la entrada de Lucian sin el asombro que mostraban los demás.
Con su cabello dorado despeinado y sus ojos dorados cálidos, Ethan emanaba una energía tranquila y acogedora, opuesta al magnetismo frío de Lucian. Vestido de manera sencilla, con una chaqueta de tweed y pantalones cómodos, parecía fuera de lugar entre tanto lujo, pero su presencia era firme y auténtica.
Lucian notó la indiferencia de Ethan casi de inmediato. Acostumbrado a ser el centro de atención, se sintió intrigado y, de alguna manera, irritado por la falta de reacción del joven de diesciocho años de edad. Decidido a investigar, se acercó con su paso elegante y una sonrisa que podía derretir el hielo más espeso.
— Buenas noches — dijo Lucian, su voz suave como la seda — No he tenido el placer de conocerte antes. Soy Lucian Evernight.
Ethan levantó la mirada de los folletos y le devolvió la sonrisa con amabilidad, pero sin el atisbo de fascinación que Lucian esperaba.
— Ethan Hart. Encantado, señor Evernight.
Lucian, dos años mayor que el rubio, extendió la mano, y Ethan la estrechó firmemente. A través del contacto, Lucian sintió algo que nunca había experimentado antes: una resistencia tranquila, una fuerza interior que no se dejaba perturbar por su encanto. Esta reacción desarmante hizo que la fascinación de Lucian por Ethan creciera instantáneamente.
— ¿Trabajas para la organización benéfica? — preguntó Lucian, tratando de descubrir más sobre este chico intrigante.
—Sí — respondió Ethan con sencillez — Ayudo con la logística y el alcance comunitario.
— Un trabajo noble — comentó Lucian, observando atentamente la reacción de Ethan. Pero en lugar de mostrarse impresionado por su aprobación, Ethan simplemente asintió, agradecido.
La conversación continuó, y mientras Lucian intentaba desplegar su encanto y carisma habitual, se daba cuenta de que Ethan, aunque educado y amable, no caía bajo su hechizo.
Cada intento de Lucian por impresionar o manipular era recibido con una firmeza tranquila, casi desafiante.
Con cada minuto que pasaba, la obsesión de Lucian crecía. Aquí había alguien que no se rendía ante su belleza ni se dejaba intimidar por su presencia. La necesidad de poseer y dominar a Ethan se arraigó profundamente en su mente. No era solo una cuestión de atracción; era un desafío, una prueba que debía superar.
Ethan, por su parte, sintió la tensión en el aire pero no dejó que lo perturbara. Vio a través del encanto de Lucian y percibió la oscuridad y el peligro que se escondían detrás de su perfección.
Sabía que este encuentro no era casual y que, de alguna manera, su vida estaba a punto de complicarse.
Así, en esa noche de lujo y esplendor, nació una obsesión peligrosa. Lucian Evernight, el hombre que siempre obtenía lo que quería, había encontrado en Ethan Hart un enigma que no podía resolver, una voluntad que no podía quebrantar. Y para Ethan, la verdadera batalla apenas comenzaba.