Sombras De Obseción

El Triunfo De Lucian

La sala del tribunal estaba llena de tensión. Ethan y Javier habían presentado todas las pruebas contra Lucian, esperando que finalmente se hiciera justicia. Sin embargo, Lucian, con su presencia imponente y su equipo de abogados de élite, parecía inquebrantable. Sus conexiones y recursos eran vastos, y no estaba dispuesto a ceder.

Después de días de testimonios y evidencias presentadas, el juez dictaminó que no había suficientes pruebas concluyentes para proceder con cargos formales contra Lucian.

La sala estalló en murmullos y miradas de decepción, excepto en el lado de Lucian, donde sonrisas satisfechas y murmullos de victoria llenaron el aire.

Lucian salió de la sala del tribunal con la cabeza en alto, una sonrisa triunfante en su rostro. Para él, esto no solo era una victoria legal, sino una confirmación de su poder y control. Sentía una oleada de placer oscuro al ver la desesperación en los ojos de Ethan mientras el juez emitía su veredicto.

En el fondo, Lucian experimentaba una mezcla de emociones. Su satisfacción por la victoria estaba entrelazada con una obsesión renovada. La resistencia de Ethan no hacía más que alimentar su deseo de poseerlo completamente. Sabía que había ganado esta batalla, pero la guerra por el control de Ethan estaba lejos de terminar.

De regreso en la oficina, Ethan trataba de recomponerse y continuar con su rutina. Sabía que el trabajo era lo único que le daba una sensación de normalidad y propósito. Sin embargo, la tranquilidad fue efímera. El socio principal del bufete, un hombre llamado Alejandro, lo llamó a su despacho.

Alejandro era un hombre de negocios astuto, conocido por sus fuertes conexiones en la ciudad. Ethan entró en la oficina, sintiendo una pesada sensación de anticipación. Alejandro lo recibió con una expresión severa.

— Siéntate, Ethan — dijo Alejandro con un tono autoritario — Tenemos que hablar.

Ethan se sentó, su corazón latiendo con fuerza. Alejandro se recostó en su silla, entrelazando las manos sobre su escritorio.

— He recibido una queja de mi buen amigo Lucian Evernight — comenzó Alejandro, su voz fría y calculada — Me ha informado sobre las denuncias que has presentado en su contra. Él asegura que son falsas y sin fundamento.

Ethan tragó saliva, sintiendo un nudo en el estómago. 
— Señor, tengo pruebas y...

Alejandro levantó una mano, interrumpiéndolo.

— No me interesa escuchar tus excusas, Ethan. Lucian es un amigo valioso y un cliente importante para esta firma. No puedo permitir que alguien como tú ponga en peligro esa relación.

Ethan sintió una oleada de impotencia y desesperación.
—Pero señor, él es peligroso. No puedo quedarme callado.

Alejandro se inclinó hacia adelante, su mirada penetrante.

— Escucha bien, Ethan. Si vuelves a molestar a Lucian con estas acusaciones, te despediré de inmediato. No tengo tiempo para dramas personales que interfieran con los negocios. ¿Está claro?

Antes de que Ethan pudiera responder, la puerta del despacho se abrió y Lucian entró, su presencia como siempre, imponente y segura. Sonrió al ver a Ethan sentado frente a Alejandro, una sonrisa que destilaba burla y triunfo.

— Ah, Ethan — dijo Lucian, su tono lleno de falsa cordialidad — No esperaba verte aquí. Solo vine a saludar a mi buen amigo Alejandro.

Ethan sintió su rabia y frustración hervir bajo la superficie. La presencia de Lucian era como una sombra que nunca desaparecía. Lucian se acercó a Alejandro y le estrechó la mano, su mirada fija en Ethan.

— Espero que no haya más malentendidos entre nosotros —  dijo Lucian suavemente, su sonrisa burlona ampliándose — Sería una pena que cualquier inconveniente afectara tu posición aquí, Ethan.

Ethan se levantó lentamente, sus emociones en un torbellino de impotencia y rabia contenida. Mirando a su acosador pensaba.

No me rendiré, Lucian. No puedes controlarlo todo.

Lucian rió suavemente interpretando los pensamientos del rubio, un sonido que hizo que la piel de Ethan se erizara.

Veremos, Ethan. Veremos.

Ethan salió del despacho de Alejandro sintiéndose más derrotado que nunca. Cada paso que daba hacia su escritorio se sentía pesado, como si estuviera caminando a través de un campo minado.

La burla de Lucian resonaba en su mente, y la amenaza de Alejandro lo dejó sin aliento. Sabía que estaba en una posición peligrosa y que cada movimiento debía ser calculado.

Sentado en su escritorio, Ethan sintió que el peso del mundo recaía sobre sus hombros. Las lágrimas quemaban sus ojos, pero se negó a dejarlas caer. No podía permitirse el lujo de mostrarse débil. Sabía que Lucian se deleitaría con su sufrimiento.

Ethan sabía que no podía seguir así. Debía encontrar una manera de protegerse y, al mismo tiempo, continuar con su vida. La victoria de Lucian en el tribunal y la amenaza de Alejandro eran solo obstáculos temporales. La determinación de Ethan no se había quebrado, solo se había fortalecido.

Esa noche, mientras Ethan trabajaba en un nuevo dibujo, dejó que sus emociones fluyeran a través del arte. Sabía que debía ser más inteligente, más cauteloso. No podía enfrentarse a Lucian solo con la fuerza bruta; necesitaba aliados, estrategias y, sobre todo, esperanza.

El camino por delante era oscuro y lleno de desafíos, pero Ethan estaba decidido a no dejarse vencer. La batalla contra Lucian no había terminado, y estaba dispuesto a luchar hasta el final para reclamar su vida y su ansiada libertad.
 




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