Sombras De Obseción

Retorno De La Obseción

Lucian estaba en su despacho, disfrutando de un whisky añejo mientras observaba la noche desde la ventana de su mansión. La sensación de poder y control que experimentaba en ese momento era casi eufórica. Había recuperado a Lucas, el joven que una vez fue el objeto de su obsesión, y ahora estaba decidido a someterlo por completo a su voluntad.

Cuando Lucas fue arrastrado a la mansión, todavía atado y amordazado, Lucian lo observó con una sonrisa fría. Habían pasado dos largos años desde que Lucas pudo escapado, y ahora estaba de vuelta, a merced de Lucian. El pelinegro se sorprendió al escuchar el nombre que Lucas había adoptado: Ethan. El hecho de que Lucas hubiera tomado un nombre tan similar al de su nuevo objetivo no hizo más que incrementar su interés y satisfacción.

— Bienvenido de nuevo, Lucas — dijo Lucian, acercándose lentamente — O debería decir... Ethan.

Lucas levantó la mirada, sus ojos llenos de odio y miedo.
—¿Por qué haces esto, Lucian? Pensé que habías seguido adelante.

Lucian rió suavemente, disfrutando del poder que sentía. 
— Nunca realmente dejé de pensar en ti, Lucas. Y ahora que estás aquí, no puedo evitar recordar todos los buenos tiempos que tuvimos. Pero este nuevo nombre, Ethan, es bastante interesante. Supongo que siempre hay lugar para más de una obsesión. Sin embargo para mí seguirás siendo Lucas, mi propiedad privada.

Lucas estaba aterrorizado. Sabía de lo que Lucian era capaz y entendía que estaba en grave peligro. Sus intentos de escapar fueron inútiles; las cuerdas que lo ataban eran demasiado fuertes y Lucian tenía un control absoluto sobre su situación.

— Déjame ir, Lucian — suplicó Lucas — No tienes por qué hacer esto.

Lucian lo miró con una mezcla de desprecio y fascinación. 
— ¿Dejarte ir? No, Lucas. Ahora que te tengo de nuevo, planeo disfrutar de cada momento. Vamos a recordar por qué nunca deberías haber intentado escapar. Jamás debiste haberme abandonado.

Lucian comenzó su campaña de tortura psicológica de inmediato. Sabía que las heridas físicas sanarían, pero las cicatrices mentales durarían mucho más.

Lucas fue llevado a una habitación oscura y aislada, sin ventanas y con una iluminación mínima. Cada día, Lucian entraba para jugar con su mente, manipulándolo con palabras suaves y crueles.

— Recuerdas cómo solías confiar en mí, Lucas — susurraba Lucian — Cómo pensabas que todo estaba bien, que yo era tu protector. Pero siempre fuiste débil. Siempre fuiste tan fácil de manipular.

Lucas trataba de resistirse, de mantener su cordura. Sabía que Lucian estaba tratando de quebrarlo, pero cada día se volvía más difícil. Lucian jugaba con sus recuerdos, alternando entre momentos de aparente gentileza y crueldad extrema. Así de sádico era Lucian cuando se lo proponía.

Lucian también utilizaba la esperanza como arma. Dejaba a Lucas creer que podría haber una posibilidad de escape o de libertad, solo para arrancarle esa esperanza en el último momento.

Traía noticias falsas sobre rescates inminentes o sobre la caída de Lucian, solo para luego reírse de la desesperación renovada de Lucas cuando descubrían que eran mentiras.

— Eres tan predecible, Lucas — decía Lucian con una sonrisa cruel dibujada en su hermoso rostro — Siempre has sido así, aferrándote a cualquier chispa de esperanza. Pero eso es lo que te hace tan fácil de controlar.

Día tras día, la resistencia de Lucas se debilitaba. La constante manipulación, la sensación de desesperanza y la soledad lo estaban destruyendo lentamente. Una noche, después de una sesión particularmente brutal de tortura psicológica, Lucas finalmente se quebró.

— ¡Por favor, basta! — gritó Lucas, sus lágrimas corriendo por su rostro —¡Haré lo que quieras, solo déjame en paz!

Lucian se inclinó sobre él, sus ojos llenos de una satisfacción oscura. Al fin lo había logrado, había triunfado.

— Eso es lo que quería escuchar, Lucas. Finalmente estás entendiendo tu lugar. Ahora, serás mío para siempre.

Lucas, agotado y derrotado, dejó caer la cabeza, sabiendo que su espíritu había sido completamente quebrado. La batalla interior que había librado durante tanto tiempo finalmente había terminado, y Lucian había salido victorioso.

Lucian observó a Lucas con una satisfacción fría. Había logrado lo que se había propuesto: había recuperado y quebrado a su antiguo objeto de obsesión. Pero mientras se deleitaba en su victoria, también sabía que la verdadera batalla con Ethan Hart aún estaba por librarse.

Con Lucas completamente sometido, Lucian estaba más decidido que nunca a terminar lo que había comenzado con Ethan.

El teléfono de Lucian sonó, y al contestar, su sonrisa se esanchó al escuchar la voz temblorosa de Ethan.

— ¿Qué le has hecho a Lucas?— preguntó Ethan, la desesperación palpable en su tono.

— Tranquilo, Ethan — respondió Lucian suavemente — Solo le he mostrado su verdadero lugar. Y pronto, haré lo mismo contigo.

Mientras cortaba la llamada, Lucian se sintió invencible. La oscuridad de su mansión se sentía más acogedora que nunca, y la batalla por el control de Ethan estaba lejos de terminar.
 




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