Sombras De Obseción

La Denuncia

Ethan y su abogado, el experimentado Santiago Rivas, sabían que el tiempo era crucial. Lucas estaba en peligro, y cada minuto que pasaba aumentaba el riesgo. Decidieron que la mejor manera de presionar a Lucian era a través de una denuncia formal que incluyera pruebas convincentes del secuestro.

Santiago trabajó incansablemente para reunir la evidencia y preparar el caso, mientras Ethan, a pesar de su miedo y ansiedad, se mantenía firme en su decisión de luchar.

Una mañana fría y gris, Ethan y Santiago se dirigieron a la comisaría principal para presentar la denuncia. Con una carpeta llena de documentos y pruebas, incluyendo grabaciones de llamadas amenazantes de Lucian y testimonios de personas cercanas, se acercaron al oficial de turno.

— Venimos a denunciar un secuestro — dijo Santiago, con voz firme — El nombre del secuestrador es Lucian Evernight, y la víctima es Lucas Martínez, conocido también como Ethan.

El oficial, al revisar la denuncia y las pruebas presentadas, se dio cuenta de la magnitud del caso. Lucian Evernight era una figura poderosa y conocida en la ciudad, y cualquier acusación contra él seguramente causaría un gran revuelo.

— Vamos a tomar esto muy en serio — dijo el oficial, llamando a su superior inmediato — Pero prepárense, esto no va a ser fácil.

La noticia del secuestro no tardó en llegar a los medios de comunicación. Las cadenas de televisión, los periódicos y las redes sociales estallaron con la historia de Lucian Evernight, el influyente empresario acusado de secuestro.

Los periodistas comenzaron a seguir a Ethan, a Santiago y a cualquier persona relacionada con el caso, buscando declaraciones y detalles adicionales.

Ethan se encontraba en el ojo del huracán mediático. Cada vez que salía de su apartamento, era asediado por reporteros que querían saber más sobre su relación con Lucas y las amenazas de Lucian. La tensión era palpable; Ethan se sentía expuesto y vulnerable, pero sabía que esto también ponía presión sobre Lucian.

— ¿Cree que Lucian Evernight es culpable? — le preguntó un periodista, metiendo un micrófono frente a su rostro.

—Todo lo que quiero es justicia para mi amigo Lucas — respondió Ethan, tratando de mantener la calma — La policía tiene las pruebas y espero que hagan su trabajo.

En la mansión Evernight, Lucian observaba el caos a su alrededor con una mezcla de irritación y satisfacción. Irritación porque su vida privada estaba siendo invadida, y satisfacción porque sabía que la atención mediática complicaría las cosas para Ethan. Lucian era un maestro manipulador y estaba acostumbrado a controlar las narrativas a su favor.

— No saben con quién se están metiendo —murmuró para sí mismo, observando las noticias desde su lujosa sala de estar. Había preparado su defensa con sus abogados, asegurando que todas las acusaciones serían desestimadas como calumnias y mentiras.

La policía, bajo la presión de los medios y la evidencia presentada, decidió actuar rápidamente. Obtuvieron una orden de registro para la mansión de Lucian, con la esperanza de encontrar a Lucas y reunir más pruebas.

El día del operativo, una decena de policías, acompañados por un enjambre de periodistas, se dirigieron a la propiedad de Lucian.

Ethan y Santiago siguieron de cerca, observando desde la distancia mientras los vehículos policiales y las cámaras de televisión se alineaban frente a la imponente mansión.

— Es ahora o nunca — dijo Santiago, con una mezcla de determinación y preocupación en su voz.

Los policías irrumpieron en la mansión con órdenes claras y decididas. Lucian, que había anticipado esta movida, los recibió con una sonrisa calculada, mostrando una aparente cooperación.

— Adelante, oficiales — dijo Lucian, levantando las manos en señal de rendición — No tengo nada que esconder.

Mientras los oficiales recorrían la mansión, revisando cada habitación, cada rincón, la tensión aumentaba. Los periodistas esperaban ansiosos fuera, transmitiendo en vivo cada momento.

Ethan, desde una posición segura, observaba con el corazón en la garganta, esperando el momento en que encontrarían a Lucas y terminaría esta pesadilla.

Pero a medida que pasaban los minutos, la expresión de los policías cambiaba de determinación a confusión. No encontraron ningún rastro de Lucas. Revisaron sótanos, áticos y cada espacio intermedio, pero no había señales de que alguien más estuviera en la mansión.

Finalmente, el jefe del operativo se acercó a Lucian, quien estaba sentado en su sala de estar con una sonrisa triunfante.

— Señor Evernight, parece que   hemos cometido un error ya que no hemos encontrado nada — dijo el oficial, visiblemente frustrado.

— ¿Qué les dije? — respondió Lucian con una sonrisa burlona — Todo esto no es más que una cacería de brujas. Están perdiendo su tiempo y, lamentablemente, mi paciencia.

Afuera, Ethan y Santiago observaban mientras la policía comenzaba a retirarse. La esperanza que Ethan había albergado se desmoronó al ver las caras largas de los oficiales.

— No puede ser — murmuró Ethan, sintiendo una mezcla de desesperación y rabia — Lucas tiene que estar ahí. ¡Tiene que estar ahí!

Santiago lo tomó del hombro, tratando de calmarlo. 
—Tranquilo, Ethan. Esto aún no ha terminado. Seguiremos buscando.

Pero Ethan apenas podía escuchar las palabras de consuelo. Todo su esfuerzo, su preparación y su valentía parecían haber sido en vano. La imagen de Lucian, sonriendo triunfalmente mientras los oficiales salían de su mansión, quedaría grabada en su mente.

Mientras las luces de los vehículos policiales se alejaban y los periodistas se dispersaban, Ethan se quedó de pie, sintiéndose más solo que nunca. La lucha estaba lejos de terminar, pero este revés había golpeado su espíritu con fuerza.

Lucian, por su parte, se reclinó en su sillón, disfrutando del momento. Sabía que Ethan no se rendiría fácilmente, pero también sabía que había logrado sembrar una semilla de desesperanza en él.




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