Sombras De Obseción

Desesperación

La prensa no dejaba de hablar del escándalo. Cada día, los titulares y las noticias inundaban los medios de comunicación, con periodistas ansiosos por cualquier nuevo desarrollo en el caso de Lucian Evernight y la misteriosa desaparición de Lucas Martínez.

Ethan no podía salir a la calle sin ser asediado por preguntas y cámaras, mientras que Lucian, con su carisma y recursos, manejaba la situación con una sonrisa confiada.

Ethan se sentía atrapado en una tormenta mediática. Los periodistas lo seguían a todas partes, buscando cualquier declaración o gesto que pudieran utilizar. La presión era constante y agotadora. En contraste, Lucian se presentaba en los medios como una víctima de acusaciones infundadas, manipulando la narrativa a su favor.

— Lucian, ¿qué tienes que decir sobre las acusaciones en tu contra? — preguntaban los periodistas.

— Todo esto es una gran malinterpretación —  respondía Lucian con una hermosa sonrisa calmada — Estoy seguro de que la verdad saldrá a la luz y mi nombre será limpiado.

En medio de este caos, Ethan y Santiago trabajaban incansablemente con la policía. La teoría de que Lucas podría estar muerto y que Lucian era su asesino se había vuelto una posibilidad escalofriante. Ethan estaba decidido a encontrar la verdad, aunque la idea de perder a Lucas para siempre lo atormentaba.

— Debemos considerar todas las opciones — dijo Santiago en una reunión con los oficiales de policía — Si Lucas está muerto, debemos encontrar pruebas contundentes que vinculen a Lucian con el crimen.

Ethan sentía un nudo en el estómago cada vez que se discutía esta posibilidad. La idea de que su amigo pudiera estar muerto lo llenaba de un dolor profundo y una rabia que apenas podía contener.

La tensión en la que vivía Ethan era palpable. No solo tenía que enfrentarse a la incertidumbre sobre el destino de Lucas, sino también a la constante presión mediática y a la hostilidad de Lucian. Cada día era una batalla contra el agotamiento y la desesperanza.

Ethan apenas dormía, y cuando lo hacía, era acosado por pesadillas en las que veía a Lucas llamándolo desde la oscuridad, pidiendole ayuda. Las imágenes lo dejaban temblando y sudoroso, aumentando su ansiedad y su determinación de encontrar respuestas.

Mientras tanto, Lucian disfrutaba de su victoria. Había logrado manipular la situación a su favor, presentándose como una víctima de una campaña de difamación. Sus conexiones y recursos le permitían controlar la narrativa, y cada día que pasaba sin que la policía encontrara pruebas en su contra, se sentía más seguro.

Lucian no se detuvo ahí. Utilizó sus influencias para presionar al socio principal del bufete de abogados donde trabajaba Ethan. Un día, Alejandro llamó a Ethan a su oficina.

— Ethan, esto no está funcionando — dijo Alejandro con voz severa — La atención mediática que has traído a la firma es insostenible. Lucian es un cliente valioso y no puedo permitir que tus problemas personales afecten nuestros negocios. Lamentablemente, tendremos que dejarte ir.

Ethan sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. 
— Pero señor, todo esto es culpa de Lucian. Solo estoy tratando de encontrar justicia para mi amigo.

— No puedo permitirme tomar lados en este asunto — respondió Alejandro fríamente —La decisión está tomada.

Ethan salió de la oficina con sus pertenencias, sintiéndose completamente derrotado. Había perdido su trabajo, y la constante persecución mediática y la falta de avances en el caso de Lucas lo llenaban de desesperanza. Regresó a su apartamento, sintiendo el peso de la soledad y la derrota aplastarlo, una vez más.

Sentado en su pequeño sofá, Ethan revisó las fotos y los recuerdos de Lucas. Las risas compartidas, los momentos de camaradería, todo se sentía tan lejano y perdido. Las lágrimas corrían por su rostro mientras la realidad de la posible muerte de Lucas lo golpeaba con fuerza.

— Lucas, ¿dónde estás?— susurró, su voz quebrada por la emoción — Necesito encontrarte amigo, no puedo soportar la idea de que te haya perdido para siempre.

Lucian, en su mansión, disfrutaba de una copa de vino mientras observaba las noticias. La imagen de Ethan, abatido y desesperado, aparecía en la pantalla. Lucian sonrió con satisfacción, sintiendo que había ganado otra batalla en su guerra psicológica.

— Ethan no tiene ninguna oportunidad.—
murmuró para sí mismo — Lo tengo justo donde quiero.

La noche cayó, y Ethan se quedó despierto, mirando el techo y sintiendo una desolación profunda. La idea de que Lucas podría estar muerto era una herida abierta en su corazón, y la constante manipulación de Lucian lo dejaba sin aliento. Pero en su interior, una pequeña chispa de determinación aún ardía.

— No puedo rendirme — se dijo a sí mismo —Lucas me necesita, y no descansaré hasta encontrar la verdad.

Mientras tanto, la ciudad seguía adelante, ajena a la intensa batalla psicológica que se libraba en las sombras. Ethan sabía que debía reunir todas sus fuerzas para continuar la lucha, aunque la desolación y el miedo amenazaran con consumirlo.

La búsqueda de justicia no había terminado, y la próxima jugada de Lucian podría ser la más peligrosa de todas.
 




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