Sombras De Obseción

La Oscura Prisión De Lucas

Lucas, bajo el absoluto control de Lucian, había pasado los últimos dos años sumido en una prisión de manipulación y tormento psicológico. Lucian no solo había quebrado su voluntad, sino que lo había convertido en una marioneta, incapaz de actuar o incluso de pensar sin la autorización de su opresor. La vida de Lucas se había reducido a un constante estado de vigilancia y obediencia ciega.

Durante esos últimos dos años Lucas no estuvo en el extranjero por voluntad propia, sino escondido en una lujosa pero aislada propiedad de Lucian en las montañas. La casa, rodeada de naturaleza virgen y belleza imponente, era una cárcel disfrazada. Cada habitación, aunque elegantemente decorada, era una celda. Lucas estaba rodeado de comodidades materiales, pero carecía de lo más esencial: la libertad.

Cada día, Lucian se aseguraba de recordarle a Lucas su total dependencia. Las conversaciones eran manipulaciones disfrazadas de diálogos amistosos, las decisiones eran dictadas y las acciones vigiladas. Lucas se había convertido en una sombra de sí mismo, su mente atrapada en una red de miedo y sumisión.

Lucian era un maestro en la tortura psicológica. No necesitaba levantar un dedo para infligir dolor; sus palabras y acciones eran suficientes para desintegrar el espíritu de Lucas. Cada vez que Lucas intentaba mostrar un destello de autonomía, Lucian estaba allí para aplastarlo.

— Recuerda, Lucas — decía Lucian con una voz suave pero peligrosa — todo lo que eres, todo lo que tienes, me lo debes a mí. Sin mí, no eres nada.

Lucas sentía estas palabras como dagas en su corazón. La desesperación lo consumía. Sabía que cada respiración que tomaba, cada pensamiento que tenía, estaba bajo el control de Lucian. La idea de escapar había sido borrada de su mente; cualquier intento de resistencia era rápidamente aplastado con una precisión calculada.

Cuando llegó el momento de desacreditar a Ethan y a la policía, Lucian dio nuevas órdenes a Lucas. Con una sonrisa triunfante, le dijo que debía regresar y enfrentarse a las acusaciones, proclamando su amistad y lealtad a Lucian.

Lucas, aunque aterrado y quebrado, obedeció sin cuestionar. Sabía que desobedecer a Lucian no era una opción. Cada movimiento que hacía, cada palabra que decía, estaba dictada por su opresor. Al enfrentarse a las cámaras y a la policía, Lucas sintió como si estuviera actuando en una obra cuyo guion había sido escrito para él, sin posibilidad de improvisación.

En su interior, Lucas estaba desesperado. La vida que llevaba no era vida; era una existencia vacía, sin propósito propio. Sabía que Lucian lo había convertido en una herramienta, y la idea de que no podía escapar de este destino lo consumía. Respirar sin el permiso de Lucian era imposible, y la constante vigilancia y control eran un tormento incesante.

— Lucian lo controla todo — pensaba Lucas, cada pensamiento teñido de miedo y sumisión — No hay escapatoria, no hay esperanza.

El haber hecho contacto con Ethan en realidad fue una órden de Lucian. Pero al estar junto a ese chico le hizo revivir su antigüo ser y por unos momentos en verdad creyó que podría enfrentar a Lucian. Cuán equivocado estaba y Lucian se encargó de hacerselo saber.

Ahora Lucas estaba atado a la voluntad de Lucian irreversiblemente.  Ahora directamente no respiraba sin el permiso de su amo.

Lucian, siempre un paso adelante, decidió utilizar el regreso de Lucas como una oportunidad para destruir completamente a Ethan.

Presentó una denuncia legal por daños y perjuicios, alegando que las falsas acusaciones de Ethan le habían causado un daño irreparable a su reputación y negocio.

Los medios y los periodistas, siempre hambrientos de escándalos, tomaron la noticia como un festín. Las cámaras y los micrófonos se volvieron hacia Ethan, ahora acusado públicamente de obsesión y calumnia.

Lucian Evernight demanda a Ethan Hart por difamación, rezaban los titulares. El caso de secuestro resulta ser una mentira.

La noticia se propagó rápidamente, y Ethan se encontró nuevamente en el ojo del huracán mediático. Esta vez, sin embargo, la narrativa lo pintaba como el villano, el hombre trastornado cuya obsesión había llevado a acusaciones infundadas y a una campaña de difamación contra un respetable hombre de negocios.

— Ethan, ¿tiene algo que decir en su defensa? — preguntaban los periodistas, acercándose con sus micrófonos y cámaras.

Ethan, abatido y desesperado, apenas podía encontrar palabras. La tormenta que lo rodeaba era implacable, y la sensación de estar completamente solo se profundizaba con cada pregunta y cada mirada acusadora.

Había intentado salir de su apartamemto, su actual prisión, para retomar su relación con el mundo exterior. Pero fue un error enorme debido a los acontecimientos recientes. Sin embargo no volveria a encerrarse ya que él no hizo nada malo.

En su lujosa mansión, Lucian observaba las noticias con una satisfacción oscura. Había jugado sus cartas perfectamente, y la victoria era suya. Lucas, a su lado, permanecía en silencio, su espíritu quebrado y su mente atrapada en la red de control de Lucian.

La batalla por la verdad y la justicia parecía perdida para Ethan. La oscuridad que lo rodeaba se hacía cada vez más densa, y la esperanza se desvanecía lentamente. Pero en lo más profundo de su ser, una chispa de resistencia aún ardía, débil pero persistente.

Mientras la noche caía y la tormenta interior de Ethan continuaba rugiendo, sabía que debía encontrar una manera de luchar, no solo por su propia libertad, sino también por la de Lucas, atrapado en una prisión invisible pero implacable.

La batalla no había terminado, y aunque la oscuridad parecía haber ganado, la luz de la verdad aún tenía una oportunidad de brillar.
 




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