"Sombras de Sangre y Corona"

Capítulo 10: Duelo de Sombras.

El silencio que se había apoderado de la sala se rompió con un eco profundo cuando Maestro Ravel levantó su varita, marcando el comienzo del desafío.

¡Comienza el duelo! —su voz resonó, impregnada de autoridad.

Lilianne se encontraba en el círculo central, rodeada de miradas expectantes. El aire estaba cargado con la tensión de los magos y brujas que observaban con atención cada uno de sus movimientos. Al otro lado del círculo, Lorian Vellmont se encontraba listo para enfrentarse a ella, su varita brillando con una luz dorada, signo de su habilidad con la magia elemental.

Lorian no se veía nervioso. Era un duelista experimentado, y confiaba en su dominio del fuego y el aire. Sin embargo, Lilianne no estaba aquí para jugar a los mismos juegos que él. Ella no necesitaba el fuego ni los vientos para ganar. Ella era la oscuridad misma, y había venido a demostrarlo.

Te venceré, Ashford. —La voz de Lorian fue un susurro desafiante, pero confiado.

Lilianne no respondió. En su lugar, su varita, de un negro opaco que parecía absorber la luz, brilló con un resplandor morado y oscuro, una energía que hizo que la sala se estremeciera. Sus ojos, violetas, se iluminaron con la misma intensidad, como si la magia en su interior fuera imparable.

Adelante —dijo Lorian, con arrogancia, y levantó su varita hacia el cielo.

Con un movimiento rápido, Lorian invocó una explosión de fuego, un torrente de llamas que se abalanzó hacia Lilianne con una velocidad asombrosa. La audiencia contuvo la respiración, esperando ver cómo Lilianne esquivaba el ataque. Sin embargo, Lilianne no se movió. En lugar de eso, una burbuja de oscuridad apareció frente a ella, absorbiendo las llamas con un sonido amortiguado, como si el fuego fuera engullido por una grieta en el tiempo.

Eso fue todo lo que tienes, Vellmont? —dijo Lilianne, su voz cargada de sarcasmo, mientras la oscuridad envolvía su figura.

Lorian no mostró miedo, pero sí una creciente frustración. Su magia elemental era poderosa, pero algo en la atmósfera había cambiado. Él no podía controlar lo que no entendía, y la oscuridad era algo que aún no lograba comprender. Su siguiente ataque fue un torbellino de aire, un viento cortante que arrancaba todo a su paso.

El viento giró alrededor de Lilianne, pero ella no se movió. Su varita brilló nuevamente, y un campo de sombras surgió, deteniendo el viento antes de que pudiera tocarla. Lilianne sonrió con suficiencia, la magia oscura fluyendo libremente de su ser.

Te sorprende, ¿verdad? —dijo Lilianne, mientras su varita apuntaba directamente hacia Lorian.

Antes de que él pudiera reaccionar, la sombra a su alrededor se alzó, como si cobrara vida propia. Cadenas oscuras surgieron del suelo, envolviendo sus piernas y brazos con rapidez, inmovilizándolo en el mismo instante en que intentó levantar su varita para otro ataque.

Lorian intentó luchar, pero la magia oscura era mucho más fuerte que él. Su varita se rompió por la mitad, el fuego y el aire se disiparon, y él quedó atrapado en la prisión de sombras que Lilianne había creado con solo un movimiento de su muñeca.

Es todo lo que puedo hacer —dijo Lilianne, caminando lentamente hacia él, disfrutando de la sensación de control. —Te has enfrentado a una magia que no puedes comprender, Vellmont. Y ahora, has perdido.

Lorian intentó hablar, pero las sombras lo silenciaron, atrapándolo completamente. La multitud estaba en absoluto silencio. Nadie podía creer lo que acababa de suceder. La poderosa magia elemental de Lorian había sido fácilmente dominada por una sola maga.

Lilianne levantó su varita una vez más, y las sombras se disolvieron, dejando a Lorian arrodillado en el suelo, derrotado, su rostro lleno de humillación.

Suficiente —dijo Ravel, alzando la mano para detener el duelo. —Lilianne Ashford ha ganado.

La sala estalló en murmullos, y los ojos de todos los presentes se volvieron hacia la joven maga. La hija de Lord Gregory Ashford, la chica que había sido vista como una simple noble, ahora se había mostrado como una de las magos más poderosas del reino.

Lilianne no mostró emoción alguna. Se giró y caminó hacia el centro de la sala, su presencia imponente. Sabía que este duelo no solo la había colocado en la cima de la Conclave, sino que también había marcado un antes y un después. La oscuridad había llegado, y nadie podría detenerla.

Eldric, desde la esquina, observaba todo con una sonrisa aprobatoria. Su plan estaba funcionando perfectamente. Lilianne estaba tomando el control. El reino de la magia nunca volvería a ser el mismo.

Mientras tanto, Lady Morgana Vellmont observaba con detenimiento, su rostro impasible, pero una chispa de interés brillaba en sus ojos. Lilianne Ashford era un enigma, y este duelo había demostrado que su poder no era algo que pudiera ignorarse. Alguien tan peligrosa como ella sería una aliada valiosa… o una enemiga mortal.

Fin del Capítulo 10.

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