"Sombras de Sangre y Corona"

Capítulo 12: La Sombra de la Traición. (part2)

Capítulo 12: La Sombra de la Traición

Lilianne no dormía. La carta de la Casa Wyrmwood había quedado grabada en su mente, cada palabra era un desafío directo a su poder. Aunque sabía que estaba siendo observada, no podía ignorar lo que significaba esa amenaza velada. La traición estaba cerca, y como siempre, los hilos del destino se entrelazaban de formas que solo los más astutos podían ver.

Se encontraba en su habitación, a solas con sus pensamientos. La habitación, en la que antes apenas se sentía cómoda, ahora parecía un refugio. El poder de la magia oscura emanaba de ella de manera natural, la energía recorría su cuerpo, su mente, como un río subterráneo, esperando ser liberado.

Eldric había estado inquieto durante las últimas horas, no por la carta, sino porque sabía que Lilianne estaba tomando decisiones que podrían arrastrarla a una espiral peligrosa. A pesar de su confianza en ella, no podía evitar preocuparse por las fuerzas que comenzaban a moverse en su contra.

¿Lo vas a hacer? —preguntó, apareciendo en la puerta de su habitación, su voz baja y grave.

Lilianne lo miró, sin sorpresa. Sabía que Eldric nunca la dejaba de observar. Después de todo, él también jugaba su propio juego.

¿Qué cosa? —respondió ella, con su tono habitual, mientras guardaba la carta en un cajón.

¿Ir a ver a la Casa Wyrmwood? —dijo Eldric, cruzando los brazos sobre su pecho. —No te engañes, no puedes confiar en ellos. Son demasiado peligrosos.

Lilianne no respondió de inmediato. Sabía que Eldric tenía razón, pero también sabía que era un mal necesario. La Casa Wyrmwood no solo tenía la habilidad para esconder secretos, sino que tenían poder. Y poder era lo único que importaba.

No iré a verlos aún, respondió Lilianne, finalmente. —Pero no puedo ignorarlos. Ya han marcado el terreno. Tarde o temprano, alguien me traicionará. La cuestión es… ¿quién será el primero?

Eldric la observó en silencio, comprendiendo la magnitud de sus palabras. Sabía que Lilianne no solo buscaba venganza; ella también quería el control absoluto, y para eso debía destruir a todos los que se interpusieran en su camino. Pero esa ambición la ponía en una posición peligrosa, donde los traidores y los aliados falsos acechaban en cada esquina.

En ese momento, un suave golpe en la puerta interrumpió su conversación. Una criada entró, con una expresión algo preocupada, sosteniendo una nueva carta en las manos.

Señorita Ashford, dijo con voz temblorosa, esta carta acaba de llegar para usted.

Lilianne tomó la carta sin decir palabra, observando que el sello era diferente al anterior. Era un símbolo de un escudo roto, una marca conocida de la Casa Drakenhart, una casa vieja y poderosa con la que había tenido algunos contactos en el pasado. ¿Por qué ahora? Pensó Lilianne, con una ligera sombra de desconfianza.

Con un movimiento de su varita, abrió la carta, y los ojos de Lilianne se estrecharon mientras leía el mensaje:

"Si quieres saber quién está jugando contigo, ven al Bosque de las Sombras. El traidor está más cerca de lo que imaginas. Confía en el poder de las sombras."

El mensaje era claro, y las palabras enviaban un escalofrío por su espalda. ¿Quién sería el traidor? Nadie podía decirlo con certeza, pero ahora, al parecer, la Casa Drakenhart estaba implicada de alguna forma. No tenía tiempo para titubear.

Lilianne se levantó, con determinación en los ojos.

Prepara el carruaje. Vamos al Bosque de las Sombras —dijo con voz firme, mientras Eldric la observaba, su rostro lleno de incertidumbre.

Estás tomando un gran riesgo, Lilianne. No tienes idea de lo que te espera allí.

Lilianne giró para mirarlo, una sonrisa en sus labios, pero era una sonrisa fría, calculadora.

En ese caso, será mejor que me acompañes, Eldric. Si hay algo que he aprendido, es que los riesgos son inevitables, pero los enfrentaremos juntos. No hay vuelta atrás.

El Bosque de las Sombras era un lugar al que pocas personas se atrevían a entrar. Su nombre no era solo una metáfora. Las sombras realmente parecían tomar forma en sus profundidades, y las criaturas que habitaban ese lugar eran las más peligrosas de todas. Para Lilianne, sin embargo, era un lugar familiar, aunque nunca antes había tenido motivos para adentrarse tan profundamente.

A medida que se adentraban en el bosque, la oscuridad se volvía más densa, y una sensación de presencia comenzaba a hacerle cosquillas en la piel. Los árboles eran altos, sus ramas tan entrelazadas que apenas permitían que la luz de la luna llegara al suelo. Cada crujido de las hojas secas bajo sus pies parecía amplificado, como si el bosque estuviera vivo, observándolos.

De repente, una figura apareció ante ellos, emergiendo de la oscuridad. Era un hombre, alto y envuelto en una capa negra, su rostro parcialmente cubierto por la sombra de su capucha.

Bienvenida, Lilianne Ashford —dijo con una voz profunda, que resonó en el aire nocturno. —Sabía que vendrías. Aunque… no pensé que vendrías acompañada.

Eldric se tensó, colocándose en una postura defensiva, pero Lilianne levantó una mano, indicando que todo estaba bajo control.

¿Quién eres? —preguntó ella, sus ojos brillando con la luz de la magia oscura que comenzaba a manifestarse. —¿Y por qué me has llamado aquí?

La figura sonrió, una sonrisa que no alcanzó sus ojos.

Soy alguien que conoce los secretos que la Casa Wyrmwood y la Casa Drakenhart intentan ocultar. —Él hizo una pausa, observando cómo la tensión crecía en el aire. —Tú no eres la única que juega este juego, Lilianne. Si buscas venganza, te puedo mostrar el camino. Pero ten cuidado, porque una vez que tomes esa senda, no habrá marcha atrás."




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