Desperté a las ocho de la mañana con la luz del sol filtrándose por la ventana. Era domingo, así que no tenía que levantarme temprano. Denisse seguía dormida, así que salí de la habitación con cuidado. Antes de ir al baño, decidí tomar un poco de aire fresco. Caminé hasta el balcón y me dejé envolver por la cálida brisa de Miami. El cielo estaba despejado, con algunas nubes flotando en el horizonte. Pasé unos minutos disfrutando del paisaje antes de volver a la habitación.
Después de una ducha rápida, me vestí con unos shorts, un polo de tirantes y mis Converse blancas. Me recogí el cabello y bajé a desayunar. En la mesa ya estaban todos: Molly jugaba con sus juguetes, Roco comía de su plato y los señores Stevens veían las noticias.
—¡Buenos días, Alba! —saludaron ambos con una sonrisa.
—Buenos días —respondí mientras me acercaba a la nevera.
—¿Qué te gustaría desayunar? Tenemos pancakes, cereal y leche —preguntó la señora Stevens.
—Una manzana y un vaso de leche estarán bien, gracias. Por cierto, quería preguntarles si Denisse y yo podríamos salir a recorrer la ciudad antes de empezar clases.
—Por supuesto —respondió el señor Stevens—. Afuera hay un auto que pueden usar para moverse donde necesiten.
Le agradecí y subí a avisarle a Denisse, quien ya terminaba de alistarse.
Nos subimos al auto y, apenas encendí el motor, puse una de mis canciones favoritas: Stay de Alessia Cara y Zedd. Subí el volumen y nos dirigimos al centro de la ciudad. Las calles estaban bordeadas de palmeras, con gente paseando tranquilamente. Se notaba que muchos eran turistas como nosotras. A medida que nos acercábamos al centro, todo se volvía más vibrante y lleno de vida, un ambiente capaz de alegrarle el día a cualquiera.
Saqué mi cámara y tomé algunas fotos para guardarlas como recuerdo. Cuando llegamos, estacionamos y comenzamos a recorrer las tiendas que más nos llamaban la atención. Probamos comida de algunos puestos callejeros y disfrutamos del ambiente animado de la ciudad.
Mientras caminábamos por la playa, encontramos un pequeño puesto de pulseras. Me enamoré de una con estrellitas de mar y conchas blancas, perfecta para mí, pues amo todo lo relacionado con el océano.
Seguimos explorando hasta que se hizo tarde y decidimos regresar a casa. Mientras buscábamos el auto, recibí un mensaje de Emma, la señora Stevens. Nos avisaba que saldrían a una reunión y que podíamos pedir comida si queríamos. Se lo comenté a Denisse y decidimos pasar por un McDonald's antes de volver. El regreso nos tomó unos veinticinco minutos, pues la casa estaba algo alejada de la ciudad.
Al llegar, sacamos la comida y pusimos Stranger Things mientras cenábamos, una serie que ambas disfrutábamos mucho. Cuando terminamos, tiramos la basura y subimos a la habitación a descansar. Antes de dormir, le envié un mensaje a Gaspar para contarle sobre nuestro día y mostrarle algunas fotos. Me pareció extraño que tardara tanto en responder, pero no le di importancia. Cerré los ojos, emocionada por lo que nos esperaba mañana.