Sombras del Corazón

CAPITULO 1: ECOS DE UNA VIDA

El sol se alza sobre el tranquilo pueblo costero de San Gabriel, sus rayos dorados acariciando las olas que rompen suavemente en la orilla. Lucía, una joven de 24 años con un espíritu indomable, se despierta con el sonido del mar filtrándose por la ventana abierta de su habitación. Hoy es un día especial: el aniversario de la muerte de su padre, un renombrado músico que le enseñó todo lo que sabe sobre el violín.

Después de un desayuno en silencio junto a su madre, Isabel, y su hermano menor, Diego, Lucía se prepara para el día. Isabel la observa con preocupación, notando la tristeza en los ojos de su hija.

Isabel: "¿Estás bien, hija? Hoy es un día difícil… Si necesitas hablar…"

Lucía: "Estoy bien, mamá. Solo necesito un poco de tiempo sola. Iré al cementerio, como cada año."

Isabel asiente, aunque no puede evitar sentirse inquieta. Lucía sale de la casa y se dirige al cementerio del pueblo. Allí, entre las tumbas adornadas con flores marchitas, se detiene frente a la lápida de su padre. Coloca un ramo de lirios blancos, sus favoritos, y susurra una oración en silencio.

Lucía: "Te extraño, papá. Ojalá estuvieras aquí… Las cosas serían más fáciles si pudieras guiarme."

Una lágrima solitaria rueda por su mejilla, pero rápidamente se la seca. Después de unos momentos más, se dirige a la pequeña plaza del pueblo, donde cada semana ofrece un concierto para los lugareños. Hoy, la melodía que elige es melancólica, llena de nostalgia. Los habitantes de San Gabriel se detienen a escuchar, cautivados por la emotividad de la interpretación de Lucía.

Entre el público, un hombre joven y apuesto se encuentra observándola con intensidad. Alejandro, nuevo en el pueblo, no puede evitar sentirse atraído por la música y por la figura delicada que la produce. Él ha venido a San Gabriel para escapar de los fantasmas de su pasado, buscando una especie de redención en su trabajo como médico del pequeño hospital local. Pero al ver a Lucía, algo dentro de él se remueve, despertando sentimientos que había mantenido enterrados.

Cuando el concierto termina, Lucía recoge su violín y se prepara para regresar a casa, pero una repentina debilidad la obliga a detenerse. Se apoya en un banco cercano, sintiendo su corazón latir con una irregularidad que la asusta. Respira hondo, tratando de calmarse.

Alejandro, notando el malestar de Lucía, se acerca preocupado.

Alejandro: "¿Estás bien? Pareces un poco pálida… ¿Puedo ayudarte en algo?"

Lucía: (intentando sonreír) "Estoy bien, solo necesito descansar un momento."

Alejandro: (insistente) "No pareces estar bien. Por favor, déjame acompañarte a casa."

Lucía duda por un momento, pero la preocupación en los ojos de Alejandro la hace ceder.

Lucía: "Está bien… Vivo cerca. No quiero causar molestias."

Alejandro: "No es ninguna molestia. Además, no me perdonaría si te pasara algo y no hiciera nada al respecto."

Mientras caminan hacia la casa de Lucía, conversan brevemente, descubriendo una conexión inmediata pero tensa. Alejandro intenta averiguar más sobre Lucía, pero ella mantiene sus respuestas breves y evasivas.

Alejandro: "¿Vienes a la plaza a menudo? Nunca te había visto antes."

Lucía: "Sí, toco aquí todas las semanas… Es mi forma de honrar a mi padre."

Alejandro: (con un tono más suave) "Lo siento mucho. Debe ser difícil."

Lucía: "Lo es, pero la música me ayuda. Me recuerda que él siempre está conmigo, de alguna manera."

Llegan a la casa de Lucía, y ella se detiene en la puerta.

Lucía: "Gracias por acompañarme… Alejandro, ¿verdad?"

Alejandro:"Sí, Alejandro. Y no tienes que agradecerme, de verdad. Si necesitas algo, estaré en el hospital."

Lucía: "Lo tendré en cuenta. Gracias de nuevo."

Esa noche, Lucía se sienta en su habitación, tocando una suave melodía en su violín. Los pensamientos sobre su enfermedad y la reciente interacción con Alejandro se mezclan en su mente.

Lucía: "No puedo involucrar a nadie más en esto… Pero, ¿por qué me siento así cuando estoy cerca de él?"

Mientras tanto, Alejandro regresa a su alojamiento temporal en el pueblo, sin poder dejar de pensar en Lucía. Se pregunta qué es lo que la aflige, sin saber que el destino de ambos está entrelazado de una manera que aún no pueden comprender.




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