Sombras del Corazón

CAPITULO 5: VERDADES Y CONSECUENCIAS

Los días pasan en San Gabriel, y la tensión entre Lucía y Alejandro sigue creciendo. Aunque ambos intentan mantener las cosas como están, la cercanía y la conexión entre ellos hacen que sea imposible ignorar lo que sienten. Sin embargo, Lucía sabe que no puede seguir posponiendo la verdad. Alejandro merece saber lo que realmente está sucediendo, y ella necesita ser honesta, aunque eso signifique perderlo.

Esa tarde, después de debatirlo durante horas, Lucía decide que es hora de contarle todo. Le envía un mensaje a Alejandro pidiéndole que se reúnan en la colina, el lugar donde todo entre ellos comenzó a cambiar. Mientras espera, el nerviosismo crece en su interior. ¿Cómo le dirá que su tiempo juntos podría ser limitado? ¿Que su enfermedad no solo amenaza su futuro, sino también el de él si se permite amarla por completo?

Cuando Alejandro llega, ella lo ve subir la colina con una mezcla de resolución y preocupación en su rostro. Al verla, su expresión se suaviza, pero el aire a su alrededor se siente pesado, como si ambos supieran que este momento cambiará todo.

Alejandro: "Lucía, ¿qué pasa? Tu mensaje me preocupó."

Lucía respira hondo, intentando encontrar las palabras adecuadas. Ha practicado este momento en su mente, pero ahora que está frente a él, todo se siente más real, más aterrador.

Lucía: (con la voz temblorosa) "Alejandro, hay algo que necesito decirte… Algo que he estado evitando."

Alejandro frunce el ceño, su preocupación aumentando. Se acerca más, tomando las manos de Lucía entre las suyas.

Alejandro: "Dime, Lucía. Lo que sea, estoy aquí para escucharte."

Lucía siente el calor de sus manos y la fuerza en su agarre, pero también sabe que las próximas palabras podrían romper todo lo que han construido.

Lucía: (mirándolo a los ojos) "Estoy enferma, Alejandro. Es algo que… no tiene cura."

El silencio que sigue es ensordecedor. Alejandro la mira con incredulidad, como si sus palabras no tuvieran sentido, como si intentara comprender un idioma desconocido.

Alejandro: (con voz entrecortada) "¿Qué…? ¿De qué estás hablando?"

Lucía aparta la mirada, incapaz de soportar la intensidad de sus ojos. Siente que todo su cuerpo tiembla mientras continúa.

Lucía: "Tengo una enfermedad degenerativa, Alejandro. Mi cuerpo… está fallando, y no hay nada que puedan hacer para detenerlo. Por eso me ves tan cansada, tan débil a veces."

Alejandro suelta un leve suspiro, y su rostro palidece al asimilar lo que Lucía acaba de confesar. La gravedad de sus palabras cae sobre él como una losa, aplastando la esperanza que había estado construyendo en su corazón.

Alejandro: (con desesperación) "No… No, tiene que haber algo que podamos hacer. Hay tratamientos, especialistas… Lucía, no me puedes decir que no hay esperanza."

Lucía siente el dolor en su voz, y eso la hace querer retroceder, protegerlo de la verdad, pero sabe que no puede.

Lucía: (con voz firme) "He visto a los mejores médicos, Alejandro. Han hecho todo lo posible, pero no hay cura. Es solo cuestión de tiempo."

Las palabras se quedan suspendidas en el aire, pesadas y cargadas de la desesperación que ambos sienten. Alejandro se aparta, intentando procesar lo que ha escuchado. Se pasa una mano por el cabello, mirando al suelo mientras lucha con la realidad que se le presenta.

Alejandro: (con voz rota) "¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué me dejaste… enamorarme de ti sin saber esto?"

Lucía siente que sus ojos se llenan de lágrimas. Ha estado evitando esta conversación porque sabía que causaría dolor, pero no había previsto lo difícil que sería para ambos.

Lucía: "No quería que te sintieras obligado a quedarte, que sintieras lástima por mí. Pero ahora veo que fue egoísta de mi parte… No quería que me vieras como una persona rota."

Alejandro levanta la vista, y en sus ojos Lucía puede ver la mezcla de dolor y amor que lo consume.

Alejandro: "No me importan tus razones, Lucía. Lo único que me importa es que ahora sé la verdad, y nada va a cambiar lo que siento por ti."

Lucía intenta interrumpirlo, pero Alejandro continúa.

Alejandro: "No estoy aquí por lástima. Estoy aquí porque te amo. Y si solo tenemos un tiempo limitado, entonces quiero aprovechar cada segundo contigo."

Las palabras de Alejandro atraviesan las defensas de Lucía. Siente que su corazón se rompe y se repara al mismo tiempo. Nunca había creído que alguien podría amarla sabiendo lo que le esperaba, pero ahí estaba Alejandro, prometiendo que no se alejaría.

Lucía: (con lágrimas en los ojos) "Alejandro… No quiero que sufras por mí. No quiero ser la razón de tu dolor."

Alejandro se acerca y la toma en sus brazos, abrazándola con fuerza.

Alejandro: "Lucía, ya no se trata de lo que tú quieres o lo que yo quiero. Se trata de lo que ambos sentimos. Y no voy a dejarte enfrentar esto sola."

Ella se aferra a él, sintiendo cómo las lágrimas finalmente escapan de sus ojos, mojando la camisa de Alejandro. En ese abrazo, Lucía encuentra una paz que no había sentido en mucho tiempo, una paz que viene con la certeza de que no está sola.




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