—Capítulo 4: Fuego cruzado
El techo vibraba con un sonido gutural, como un rugido contenido.
Nikolai se agazapó detrás de un motor viejo cubierto por una lona ennegrecida por el aceite.
El olor a gasolina, metal caliente y sudor se mezclaba en el aire pesado del garaje, envolviéndolo como una prisión invisible.
Afuera, el retumbar de los truenos se mezclaba con los gritos distorsionados por la lluvia que tamborileaba con furia sobre el techo de hojalata.
—¡Vamos, vamos! —gritó una voz desde el techo, amortiguada por la tormenta pero lo suficientemente clara para alertarlo.
Una bota de combate atravesó la claraboya, rompiendo el cristal en una lluvia de esquirlas.
"Nikolai no dudó. Disparó."
El cuerpo cayó con un golpe sordo, acompañado por un gemido ahogado y el sonido metálico de un arma chocando contra el concreto.
La sangre se derramó bajo la lámpara portátil, tiñendo de rojo la luz amarillenta que temblaba colgada del techo.
—¡Tenemos contacto! ¡Es Volkov! —gritó otro desde el exterior, su voz cargada de tensión.
El garaje se convirtió en una trampa mortal. Las sombras bailaban entre los haces de luz y los fogonazos de disparos que estallaban como relámpagos en la oscuridad.
Nikolai se desplazó con rapidez hacia una columna reforzada, el silenciador de su Glock aún caliente.
Sacó el pequeño control remoto del bolsillo interior de su chaqueta de cuero.
Su pulgar rozó el botón, sintiendo el relieve metálico como una promesa de caos.
Respiró hondo.
Uno.
Dos.
TRES.
Una explosión lateral sacudió la estructura.
La pared norte del garaje fue devorada por una lengua de fuego que rugió como una bestia liberada. Fragmentos de ladrillo, metal y madera volaron en todas direcciones.
El estruendo ensordeció incluso los truenos. El humo negro cubrió el interior como una manta opaca y sofocante.
Los gritos de los atacantes se perdieron en el estrépito.
Algunos huyeron entre la confusión; otros quedaron atrapados bajo los escombros, pidiendo auxilio o gimiendo en silencio, apenas audibles bajo el silbido del viento que entraba por la brecha en la pared.
Nikolai no esperó.
Se movió como un lobo entre la maleza, sigiloso pero letal.
Se deslizaba por el túnel de escape, un pasadizo subterráneo apenas iluminado por luces de emergencia parpadeantes.
Las paredes, húmedas y llenas de moho, parecían cerrar sobre él, como si el propio Moscú intentara tragárselo.
Sus botas resonaban contra el suelo de concreto, cada paso marcando los segundos entre la vida y la muerte.
Sentía el ardor en la ceja por donde lo había rozado una bala, la sangre corriéndole hacia la mandíbula.
Pero no se detenía.
Su mente, por primera vez en años, no estaba enfocada en la estrategia ni en la supervivencia.
Estaba con ella.
"Irina"
Su enemiga.
Su sombra.
Su alma escrita en su piel.
Recordó la expresión de sus ojos ámbar cuando lo vio aparecer en el callejón.
—No fue solo sorpresa, fue rabia, miedo y algo más profundo...
algo que dolía reconocer:
"Conexión"
Cuando emergió del túnel, la noche lo recibió con un rugido de truenos y un resplandor de relámpagos.
"El cielo sobre Moscú parecía una herida abierta, sangrando luz y furia."
Se encontraba a pocas calles del garaje, en un callejón abandonado lleno de contenedores, paredes grafiteadas y ratas que huían de la explosión.
A lo lejos, escuchaba sirenas.
"El tiempo se acababa"
Pero todavía tenía una oportunidad de alcanzarla…si no estaba muerta ya.
Con la pistola en mano y el nombre de Irina aún ardiendo en su piel como un hierro candente.
"Nikolai se adentró en la noche con el instinto de un depredador y el corazón de alguien que, por primera vez, temía perder algo más que poder."
#7389 en Novela romántica
#1395 en Thriller
posesivo dominante y celoso, secretos amor y mentiras, mafia amor odio
Editado: 26.06.2025