Sombras Del Destino

Capítulo 23— Ecos Entre Fantasmas

Capítulo 23 – Ecos entre fantasmas

Punto de vista: Nikolai Volkov

La habitación aún olía a pólvora vieja y humedad encerrada.

El fuego de la chimenea chisporroteaba bajo el peso de unos leños húmedos. Nikolai no había dormido en dos días.

Frente a él, sobre la mesa de roble, se esparcían los documentos que Vera le había entregado en aquel encuentro clandestino en el Karmazin.

Hacía días… pero cada palabra, cada imagen, seguía taladrando en su mente como si hubiese ocurrido minutos atrás.

Nombres de traidores. Rutas compartidas. Mapas que unían piezas dispersas. Y una advertencia escrita a mano: “Sombra Blanca tiene acceso.”

Desde su silla, Igor lo observaba en silencio. El segundo al mando se mantenía alerta, pero también frustrado.

Los últimos movimientos de Irina habían descolocado incluso al más paranoico de sus hombres. Había golpeado dos puntos clave del suministro Volchya y desaparecido sin dejar rastro. Sin embargo, Nikolai ya no estaba seguro de que ella fuera el verdadero enemigo.

—¿Vas a contarme qué demonios estás viendo ahí? —preguntó Igor con voz grave, cruzando los brazos—. Estás tan callado que hasta el reloj tiene miedo de hacer ruido.

Nikolai no levantó la mirada. Solo dijo:

—Vera está viva.

Un silencio brutal. Como un disparo sin sonido.

¿Morózova? —Igor casi escupió el nombre—. Estás bromeando.

No. Y no solo eso: ha estado moviendo piezas dentro de los Krov y los nuestros desde hace meses. Tal vez años.

Finalmente alzó la cabeza. Su expresión era una mezcla de rabia contenida y algo más peligroso: comprensión.

—¿Y cómo estás tan seguro?

Porque fue ella quien me entregó estos planos. Quién me mostró dónde están las verdaderas fugas de información. Y quién me advirtió que lo de Arkadi e Irina es solo la superficie.

Igor se frotó la mandíbula, claramente molesto.

¿Y tú le crees?

No del todo. Pero hay algo que no podemos negar, Igor: todo lo que me dijo ha comenzado a suceder. Paso por paso.

Se hizo un silencio. Afuera, la tormenta de nieve crecía. El mundo se volvía blanco… y cada vez más frío.

---

Flashback:

Moscú. Noche.

El aire era una navaja que cortaba hasta los pensamientos.

Nikolai descendía los escalones húmedos del Club Karmazin, ese rincón donde la decadencia olía a sangre vieja y humo de trampa.

Las luces rojas parpadeaban como un corazón detenido. Las sombras se retorcían en las paredes como si el lugar respirara por sí solo.

No era su mundo… pero esa noche, todos los mundos se habían mezclado.

Cuando entró al reservado, la vio antes de que pudiera reaccionar. Sentada como una aparición en medio de la penumbra, vestida de negro y con el porte de alguien que había regresado del exilio… o de la muerte.

Nikolai Volkov —dijo, y su voz tenía el filo de un cuchillo sin pulir—. Pensé que vendrías antes.

Él no respondió de inmediato.

—¿Vera? —preguntó finalmente, como quien pronuncia el nombre de un espectro—. Estás muerta.

Ella sonrió, sin humor.

—Eso pensaron muchos. Por eso aún estoy viva.

Sacó de su abrigo un sobre grueso, sellado con un cuervo en lacre negro.

—Aquí tienes pruebas. Tus hombres, los de Irina, los de Arkadi… todos bailando al son de otro titiritero. Algunos sin saberlo. Otros, por codicia. Alguien más mueve los hilos, Nikolai. Y si no haces nada, vas a bailar tú también.

Él revisó el contenido. Rostros conocidos. Rutas que creía selladas. Fechas que encajaban con fallos recientes. Y una frase:

“Sombra Blanca tiene acceso.”

—Que hay un tercero —dijo Vera—. Más allá de los Volchya. Más allá de los Krov. Uno que lleva años infiltrándose. Usándonos. Probándonos.

Ella lo miró con algo que parecía compasión… o resignación.

—Y si Irina sigue cavando, lo va a encontrar. Y entonces ni tú podrás detenerla.

"Fin del flashback"

—¿Crees que Irina sabe algo? —preguntó Igor, volviendo a cruzar los brazos.

—Creo que está más cerca de lo que imagina. Y eso la pone en peligro. No solo de Arkadi, sino de ese otro jugador.

—¿Y qué piensas hacer? —inquirió Igor—. ¿Unirte a ella? ¿Advertirle? ¿Protegerla?

Nikolai no respondió de inmediato.

Caminó hacia la ventana. La nieve golpeaba los cristales. La ciudad se desdibujaba bajo un manto blanco… como si alguien intentara cubrir los pecados con silencio.

—Pienso seguir a Vera. Entender qué quiere. Usar su información. Y sí… quizás advertir a Irina. No porque confíe en ella… sino porque sé lo que somos cuando nos enfrentamos. Pero también sé lo que podríamos ser si miramos al mismo enemigo.

Igor no dijo nada.

La llama de la chimenea crepitó con fuerza.

Los lobos se preparaban. Porque los fantasmas… estaban empezando a caminar.




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