Sombras del Dreamcatcher

Prólogo

Sunrise Ville es un pequeño y encantador pueblo canadiense situado en el corazón de Ontario, rodeado de vastos bosques de pinos y arces que pintan el paisaje de intensos colores verdes en verano y tonalidades cálidas en otoño. Su ubicación, apartada de las grandes ciudades, lo convierte en un refugio perfecto para quienes buscan tranquilidad y una conexión íntima con la naturaleza.

Las calles del pueblo, pavimentadas con piedras irregulares y bordeadas por faroles de hierro forjado, parecen sacadas de una postal de otra época. Las casas de madera y ladrillo tienen un aire rústico, con techos inclinados para resistir los duros inviernos y jardines frontales decorados con flores silvestres durante la primavera. En el centro del pueblo, una pequeña plaza alberga una fuente antigua con una estatua de bronce de un oso, símbolo de los primeros colonos de la región, y una modesta iglesia cuya campana aún marca el ritmo del día.

A finales de los 90, el pueblo experimentó un momento de magia y asombro con la llegada del Dreamcatcher Circus, un espectáculo ambulante dirigido por los esposos Joseph y Eleanor Smith, que transformó por completo la rutina de los habitantes. La carpa multicolor del circo se instaló en un claro cercano al bosque, iluminando las noches de Sunrise Ville con luces parpadeantes y risas.

El Dreamcatcher Circus trajo un aire de fantasía: payasos que parecían sacados de un cuento, acróbatas que desafiaban la gravedad, y una colección de animales exóticos que despertaron la fascinación de todos. Los niños del pueblo se reunían cada tarde para observar los ensayos, soñando con unirse al espectáculo algún día, mientras los adultos debatían si aquella extravagancia era un buen augurio o un evento pasajero.

Pero lo que parecía ser una historia de ensueño pronto se tiñó de tragedia. Meses después de abandonar el pueblo, Joseph y Eleanor Smith fallecieron en un accidente automovilístico, dejando huérfanos a sus tres hijos: Katie, Michael y Anthony. Los niños fueron acogidos por su tía Rita Fowler, residente del pueblo, quien vivía con su hijo adolescente Ferdinand. La llegada de los pequeños Smith añadió un aire de melancolía a Sunrise Ville, que nunca volvió a ser el mismo tras el breve paso del circo.

Aunque los años pasaron, el Dreamcatcher Circus se convirtió en una leyenda local, un recuerdo nebuloso que solo algunos ancianos mencionaban en charlas nostálgicas. Los cuentos del circo se mezclaron con rumores y supersticiones, como si la magia y los secretos que lo rodeaban nunca hubieran desaparecido del todo.

Los bosques alrededor del pueblo también guardaban su propia aura de misterio. Entre los árboles, se cuentan historias de senderos que desaparecen, animales que parecen observar desde la penumbra y sombras que danzan bajo la luz de la luna. En uno de esos claros, una casa abandonada, invadida por la vegetación, se convirtió en el epicentro de susurros y leyendas urbanas, vinculadas con los sucesos del pasado.

En la actualidad, Sunrise Ville sigue siendo un lugar pintoresco y pacífico en apariencia, pero con una historia marcada por secretos y tragedias. En sus raíces, los fantasmas del circo y el eco de los sueños rotos de los Smith esperan pacientemente a que alguien desentrañe sus misterios. Katie, sin saberlo, está destinada a descubrir esas verdades enterradas, enfrentándose no solo a las sombras del pasado, sino también al legado de sus padres y al oscuro vínculo que el Dreamcatcher Circus dejó en el pueblo




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