El primer paso al otro lado del umbral fue como cruzar una frontera invisible.
Elina sintió que el aire cambiaba: más frío, más denso, como si no hubiese sido respirado en décadas. Detrás de ella, el chirrido de la puerta metálica al cerrarse los sobresaltó a todos. No se había movido sola. Owen corrió hacia el panel para intentar reabrirla, pero el lector se apagó por completo.
—Nos sellaron adentro —dijo con un hilo de voz.
—¿Puede abrirse desde dentro? —preguntó Amara, girando sobre sus talones, los ojos clavados en la oscuridad.
—No lo sé. Puede ser un sistema de seguridad antiguo, o Raphael ya lo tenía preparado.
Mark apuntó su linterna hacia el pasillo que se abría frente a ellos. El haz de luz apenas tocaba el final de un largo corredor tallado en roca viva, con paredes recubiertas por placas metálicas corroídas y símbolos extraños grabados con precisión quirúrgica.
—Bien, parece que ya no hay vuelta atrás —murmuró Elina.
Avanzaron con cautela, cada paso rebotando en el eco denso del pasillo. No había polvo en el suelo, como si el tiempo mismo se hubiera detenido en aquel lugar. A medida que descendían, el entorno se transformaba. Aparecieron puertas cerradas, rotuladas con códigos alfanuméricos. Algunas estaban abiertas, revelando cámaras vacías con camillas oxidadas, antiguos aparatos médicos y pantallas agrietadas. El ambiente olía a desinfectante viejo, humedad... y algo más. Algo rancio, biológico.
—Esto parece más un laboratorio subterráneo que un refugio —dijo Amara, grabando con su teléfono cada rincón.
—Dalia trabajó aquí —susurró Elina—. Todo esto formó parte del "proyecto madre" y varios proyectos más de los que hablaban los archivos. Pero no era solo investigación científica. Esto... esto era otra cosa. Sólo que no había más detalle.
En la siguiente cámara, encontraron una consola aún activa. Owen se acercó y tecleó con cuidado. Una pantalla verde parpadeó, mostrando archivos clasificados.
Acceso restringido – Nivel ALFA.
Proyecto: ILEX. Autorización: D. Ricci.
—"ILEX"... —repitió Owen—. ¿Qué demonios es esto?
Amara hojeó algunos documentos en una carpeta empolvada sobre la mesa.
—"Estudio neurocognitivo intergeneracional", "modificaciones epigenéticas controladas", "fases de implantación"... Esto es tecnología humana. Pero llevada al límite.
—¿Implantación? Pensé que sólo era un mito, en la agencia de inteligencia e investigación de hablaba de ello, pero se creían rumores, ninguna agencia pudo confirmarlo, incluso tuvimos varios casos relacionados, pero todos terminaron muertos ¿Creen que hayan estado invilucrados? No teníamos a Evan Adler ni Raphael como sospechosos y cómplices, pero tampoco tuvimos tanta información ni datos relacionados a la implantación de tecnología en humanos —preguntó Mark.
—No lo dicen con claridad. Solo mencionan sujetos... y contenedores.
Elina sintió un escalofrío que le subió por la nuca. En el fondo de esa sala había una cápsula criogénica, aún intacta. Se acercó. En su interior había una figura humana, pálida, inmóvil.
Una mujer. Joven. Parecida a ella.
—Dios mío... —susurró.
El registro al lado de la cápsula decía:
"ILEX-02. Modelo de transferencia incompleta. Rechazo genético: 78%. Última revisión: D. Ricci – 24 de noviembre de 2003."
—Intentaron copiar una mente —dijo Owen—. O transferirla. Pero usaron material genético... de Dalia. Tal vez de otras personas. Parece que no iba saliendo bien, y Dalia decidió dar por terminado el proyecto antes de finalizarlo.
—Esto no era sólo ciencia —añadió Elina, temblando—. Era control. Identidad. Sustitución. Creí que sólo hablaban de control de ética humana, pero esto llegó demasiado lejos. ¿Porqué llegar tan lejos? ¿Y porqué to debo ser la involucrada? No conocí lo suficiente a Dalia para afirmar que dejó información valiosa en mí.
En una de las pantallas, Owen halló un video grabado. Le dio play.
La imagen era antigua, granulada. Dalia Ricci, unos quince años más joven, estaba frente a la cámara.
"Si alguien ve esto... entonces fallé. El Proyecto ILEX no debía continuar. Lo diseñamos para proteger, para preservar lo mejor de nosotros. Pero se volvió una herramienta de control. Lo que hay en el nivel inferior no fue creado. Fue descubierto. Y nunca debimos tocarlo."
"Raphael insistió. Dijo que era la clave para un nuevo orden. Se alió con Evan Adler, en caso de que él fallara, Raphael tomaría el control. Pero no entendía... o no quería entender. Y ahora todos luchan por el poder y los secretos. Si cruzan esa puerta, sabrán la verdad. Pero no saldrán iguales."
"Perdóname, Elina. Hice esto por ti. Para protegerte. Para que no seas como yo."
La imagen se congeló en el rostro de Dalia, sus ojos vidriosos por el llanto contenido.
—Ella sabía que la verdad destruiría todo —dijo Amara—. No solo la Fundación. Sino el concepto mismo de identidad. De memoria. De libre albedrío. Por eso la encerraron en el psiquiátrico, por eso encontraste esa acta clínica de Dalia entre los documentos, Elina. Nadie le creyó cuando intentó revelar la verdad. Y parece ser que por eso la dieron por muerta cuando tenías apenas cinco años. Ahora todo tiene sentido.
Editado: 20.06.2025