El pasadizo los condujo a través de un laberinto de piedra húmeda y escombros olvidados. A cada paso, los ecos de sus pisadas parecían despertar murmullos atrapados en las paredes. La estación secundaria se extendía ante ellos como un santuario abandonado, sellado por el tiempo y los secretos.
—Aquí no ha entrado nadie en décadas —murmuró Owen, apuntando con su linterna a una serie de placas corroídas—. Algunos de estos generadores son anteriores al diseño final del Proyecto ILEX.
—¿Y por qué Dalia conocía este sitio? —preguntó Amara, mientras recorría con los dedos una inscripción tallada en uno de los paneles: “Para recordar lo que quisieron borrar del ojo público, pero que no quisieron destruir”.
Elina no respondía.
Había algo en el aire… una vibración tenue, como si el núcleo del lago hubiese dejado una resonancia dentro de ella. Desde que emergieron del agua, podía sentir una dirección, una especie de brújula interna que la guiaba entre las sombras. Caminó adelante, sin decir palabra, hasta llegar a una compuerta parcialmente abierta.
—Aquí —susurró.
Mark se acercó y la empujó con esfuerzo. Detrás de la compuerta, una pequeña sala octogonal reveló una consola central, rodeada por cápsulas de almacenamiento selladas. En el centro, un proyector holográfico cubierto de polvo.
—¿No se suponía que esté túnel nos llevaría al bosque? —Preguntó una insegura Amara mientras vigilaba sus espaldas.
—Gael sabía que necesitábamos más respuestas, pero también que necesitábamos salir, así que nos envió por este túnel para encontrar el propósito del chip en el camino a la salida de este lugar. —Owen se encogió de hombros mientras explicaba la situación lo mejor que podía.
Elina extendió el chip que Owen le había entregado en la estación del lago.
La ranura aún funcionaba.
La consola parpadeó.
Y una figura conocida emergió ante ellos: Dalia Ricci.
—Si estás viendo esto —dijo Dalia, su voz distorsionada por la antigüedad del archivo—, significa que sobreviviste al lago. Que el núcleo reaccionó a ti. Y si eso ocurrió, entonces hay algo dentro de ti… algo que llevamos generaciones protegiendo.
Elina contuvo el aliento.
—No fue un error —continuó la proyección—. La transferencia del fragmento en el acceso B-7, la conexión… la elección de tu familia, y el accidente. Todo fue parte de un plan. Tu padre y tu hermano... No lo merecían, pero tu padre sabía demasiado. Alguien los silenció. Raphael no lo hizo solo. Evan Adler tiene el poder, Raphael es, como yo, otro peón importante más, utilizado por Evan.
Dalia alzó la mirada. Sus ojos, digitales, parecían mirar directamente a Elina.
—Fue siempre Evan Adler quien movió las piezas. Pero supongo que eso ya lo sabes. Estuvo presente en nuestra familia tanto tiempo, que, cuando tú padre se enteró, quiso ponernos a salvo a todos, pero Evan se adelantó y lo amenazó. Si hubo algo que le importara a tu padre más que a nada en el mundo, era su familia. Lamento haberlos dejado, cariño, pero no podía permitir que les hiciera más daño mis decisiones del pasado y las amenazas de Evan. —La grabación de Dalia quedó en silencio un momento. —Dile a Mark que te cuide como yo pude hacerlo. Recuerda, Elina, el núcleo puede darte las respuestas, pero no dejes que nadie se apodere de él. No lo destruyas, eso daría a Evan un lugar para un segundo núcleo más avanzado, debes desconectarlo de toda fuente de energía, conciencia, y poder. Debes desconectar a Evan del núcleo.
El impacto fue inmediato.
—Bien... —susurró Mark—. ¿Entonces deshacernos del núcleo requiere fuerza física y mental y la participación de Evan?
—Él estuvo desde el principio. Incluso antes que Raphael. Fue quien diseñó los protocolos de control neural después de que hiciéramos el prototipo y fuera sometido a la primer implantación. En ese entonces éramos muy jóvenes, la mayoría nos creía brillantes, pero fuimos unos idiotas, y Evan fue cegado por el poder y su orgullo. Fue quien se adueñó y convirtió el Proyecto ILEX en una herramienta de dominación mental, y no de sanación. Fue él quien provocó la falla que costó cientos de vidas. Y fue él quien manipuló a Raphael para usar el fragmento.
La voz de Dalia se quebró.
—Tu padre… quiso detenerlo. Pensó que podía hacerlo desde dentro. Siempre estuvo a mi lado. Pero Evan siempre va un paso adelante. Y le costó su vida y la de tu hermano.
Elina cayó de rodillas.
Todo encajaba. El accidente. Las pistas que su padre dejó en los márgenes de sus investigaciones. El “fallo” del sistema. Todo había sido un diseño. Y ella, una pieza colocada con precisión quirúrgica, aunque no diera esa impresión al inicio.
—¿Qué es este lugar? —preguntó Amara.
La proyección respondió, como si oyera sus pensamientos.
—Esta estación fue el primer santuario del proyecto original, aunque Evan estuvo desde el inicio, él no conoce esta instalación, recreamos una réplica de esta misma cuando fuimos descubriendo sus intenciones ocultas, y logramos desviar su atención a la base de réplica para que no conociera esta. Aquí almacenamos los fragmentos no corrompidos, las mentes que pudieron salvarse antes del desastre. Aquí se oculta la raíz limpia del sistema, la semilla de lo que quisimos construir.
Editado: 20.06.2025