El camino hacia Vandara fue un descenso hacia la memoria de un mundo que había preferido olvidar.
La salida del túnel de aquella base en el lago los había dejado cerca del inicio del bosque, era un amplio túnel de varios kilómetros. Imposible creer que estuvieron tan cerca de él todo el tiempo.
Volvieron andando dónde habían dejado el auto días atrás. No podían creer que todo ese trayecto les llevaría por lo menos dos días de distancia.
Cansados, hambrientos, somnolientos, y sucios, subieron al auto.
En el largo camino a Vandara encontraron un hotel al lado del camino, llamado Las Ruinas Perdidas, donde prefirieron darse un día de descanso.
Dejaron de lado el tema de la persecución, el núcleo, y Evan y Raphael.
Apenas y habían tenido un día tranquilo desde hacía semanas. Debían recuperar fuerzas y pensar en su siguiente jugada y contraatacar lo que sea que tuvieran Raphael y Adler.
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Después de una larga ducha, y bien alimentado, Owen se dirigió a la habitación de Amara y sus nudillos tocaron suavemente la madera de la puerta.
—Hola, Owen. Pasa. —Amara se colocó al lado de la puerta mientras Owen se introducía dentro de la habitación seguido de Amara al cerrar la puerta nuevamente. —¿Qué sucede?
Owen no había pensado bien en sus palabras antes de dirigirse hacia la habitación de Amara, por lo tanto, se encontraba un tanto nervioso.
—Lo siento, no quería molestar. Es sólo que... ¿Cómo podemos continuar con lo que el núcleo nos mostró en la estación del lago? ¿Porqué no nos dimos cuenta desde entonces que éramos un plan de Evan? ¿Que pudimos ser personas desechables en cualquier momento? De verdad que, quisiera culpar a alguien más ¿Debería culpar a Elina? La buscan a ella y nosotros arriesgamos nuestra vida. —Owen tomó aire antes de continuar, mientras Amara se dirigió a la pequeña cafetera que tenía en su habitación y sirvió café para ambos. Lo escuchaba atentamente, como si hubiera estado esperando el momento de la duda desde hace semanas. —Quiero decir ¿Realmente importamos en todo ésto? Disculpa, no quería agobiarte, tampoco deseo que pienses que deseo acabar con ustedes o con cualquier plan. Es sólo, tengo miedo ¿Entiendes? Realmente no quiero culpar a Elina de nada. Simplemente trato de descifrar todo este asunto que al parecer nos tiene envueltos desde muy jóvenes.
Amara, que hasta el momento había permanecido en silencio, habló. —Mira, Owen. No somos nadie para decirte en qué creer y en qué no, pero somos tus amigos, no deberías culpar a Elina por errores que se cometieron en el pasado y que no tiene absolutamente nada qué ver con nosotros, pero si podemos cambiar el rumbo de un peligro inminente para las personas, y evitar que Evan y Raphael continúen comentiendo más crímenes de cualquier tipo, entonces debemos hacerlo. Somos buenas personas, Owen. Apoyemos a Elina en la que también es nuestra pelea—. Owen, que había escuchado atentamente el discurso de Amara, asiente en señal de razón total.
—Lo siento, Amara. Sé que Elina es tu amiga, jamás debí decir todo eso. Sólo que todo ésto me tiene preocupado. Somos todos casi de la misma edad, pero parece ser que todos fuimos seleccionados en diferentes tiempos. Y Elina fue desde toda su existencia. No imagino todo el peso que debe cargar con años de verdades ocultas. —Ambos quedaron un momento en silencio, mientras trataban de relajar sus mentes de toda la situación que se desarrollaba a su alrededor.
Del otro lado del corredor del hotel, Elina salía de su habitación para dirigirse a la habitación de Mark.
Sus manos temblaban notoriamente por la presión que sentía dentro de su mente.
Mark, abrió la puerta al tiempo que Elina dirigía sus nudillos a la puerta.
—Oh, Elina. Hola. ¿Pasa algo? Te ves asustada. —Mark revisó a sus costados en busca de algún inminente peligro, pero no encontró nada. Elina sin dar respuesta y sin ningún previo aviso, abrazó a Mark.
Mark no dijo palabra alguna, envolvió sus brazos alrededor de los hombros de ella y sin deshacer el abrazo la introdujo en su habitación.
—Podemos estar así el tiempo que quieras, Elina. No me iré de aquí—. Dijo en un susurro sobre su cabeza. Elina era más pequeña que Mark, no era de estatura alta, por lo tanto, su cabeza quedaba a la altura del pecho de él. Aún así, no había incomodidad entre ellos.
—Mark...
—¿Si?
—¿Volverás a irte?
La pregunta tomó por sorpresa a Mark, pero también era una pregunta que ya esperaba desde hacía tiempo.
—No, Elina. Te hice una promesa, y pienso cumplirla. —Mark levanta el rostro de Elina sin deshacer el abrazo y nota las abundantes lágrimas que caen de sus penetrantes ojos color miel mientras lo observa tratando de buscar una pista de mentira en sus palabras. Pero todas ellas eran ciertas. Mark no tenía intención alguna de volver a dejar a Elina. Menos ahora.
Elina no respondió y simplemente se acercó hasta Mark. Posó sus brazos en su cuello y lo atrajo hacia a él.
No cortaron el espacio restante entre ellos, ambos quedaron en la misma posición, pero sin romper contacto visual.
—Elina, si tú no lo haces, lo haré yo—. Mark tomó la iniciativa y rompió con el escaso espacio que había entre ambos, y la besó.
Ninguno de los dos planeaban separarse, el beso duró durante un largo rato. Pero al poco tiempo la ropa fue estorbando. Ambos terminaron entregándose al otro, tal vez como una promesa.
Editado: 20.06.2025