Tenía 5 años cuando le pedí a mi madre que me contara un cuento. Ella sonrió cansada y se dispuso a relatarme la historia de un ave que ansiaba la libertad.
En un día de invierno, un pájaro nació bajo el frío manto del viento, que no dejo de soplar en toda la noche, como si el cielo estuviera enfurecido con esa pequeña criatura.
Milagrosamente, él logró sobrevivir hasta que su madre regresó para cuidarlo y llenarlo de amor, forjandolo con el paso de los años para que pudiera sobrevivir solo.
El tiempo pasó, la naturaleza siguió su curso, y el pájaro se quedó solo por su bello plumaje, tan único que despertaba la
envidia en los demás pero no le prestaba verdadera atencion a su soledad, prefería pasar su tiempo volando feliz por el inmenso cielo
imaginando que un día votaría lo suficientemente alto como para traspasar aquellas nubes de algodón que pintaban los cielos.
Si tan sólo le hubieran dejado divagar toda su vida con delirios de soñador...
Un día , los demás pájaros, hartos de verlo vivir en su paraíso de papel, decidieron traerlo a la realidad jugando con el con intenciones traidoras. Volaron y comieron juntos, y cuando el pájaro se durmió, los demas se fueron y se posaron en unas ramas cercanas, observando a unos cazadores que acampaban cerca, buscando un animal que capturar y vender a algún zoológico.
El grupo de aves llamó su atención trinando de forma escandalosa y tirando todo lo que podían, logrando así despertar a los cazadores y luego salir volando hasta el inocente que dormía imperturbable.
Uno de los cazadores, harto de todo, disparó al aire, resonando en el horizonte y despertando al ave durmiente, que muy asustado comenzó a volar en el cielo oscuro.
Uno de los hombres, al verlo, no dudó en apuntar y disparar, viendo cómo caía al suelo herido.
El grupo de cazadores se acercó al cuerpo hallando la ave mas hermosa del mundo, un ave sacado del mismo paraiso.
—Hay que llevarlo con nosotros, nos pagaran bien por el —expresó el líder, recogiendolo del suelo para comprobar complacido
que aún estaba con vida y la bala solo había rozado el ala.
Le curaron y después de llevarlo a la ciudad y exponerlo como trofeo en una subasta ilegal, lo vendieron a un coleccionista de aves exóticas, quien estaba feliz de tener tan hermosa ave en su poder, mientras el pájaro se mantenía triste por no poder volar, por estar dentro de una jaula, por perder su libertad.
Pero eso no lo detendría, el escaparia y volvería a volar en ese hermoso cielo azul que tanto amaba.
Pasó el tiempo y no había día en que el pájaro pájaro no hubiese intentado escapar sin éxito, no queriendo perder la esperanza, pero los años pasaban, la fe se iba acabando, arrastrando al pajaro, que no dejaba de añorar su vida pasada.
Un día, una de las sirvientas del coleccionista dejó la jaula abierta mientras hablaba por teléfono.
El pajaro, al ver la oportunidad, salió volando dispuesto a escapar; se dirigió hacia el único lugar donde se divisaba el cielo.
Voló y voló, esquivando todo y a todos, pero cuando parecía llegar, chocó contra algo sólido.
—Pero... ¿Por que?.
Se preguntó el pájaro y volvio a intentarlo obteniendo el mismo resultado.
El coleccionista llego y lo atrapó para que dejara de lastimarse, llevándolo a un veterinario ilegal.
—Necesito que no vuelva a intentar escaparse —explicó antes de irse, dejando al pájaro con el veterinario, que lo llevo a su clínica muy sedado, observando sus ojos, que dejaban de brillar, apagándose la luz en el.
El animal despertó y quiso caminar, pero no pudo. Le dolían los costados y entonces vio que no tenía alas. Si, le habían cortado las alas, ya no podría moverse, ya no podría caminar y sobretodo, volar.
Le habían quitado aquello que lo hacía feliz, su esperanza, su sueño de volver a ser libre, todo había sido destruido, lo habían matado en vida.
El coleccionista, al ver al ave mutilada, se sintió furioso por haber sido arruinada su posesión, pero mas que eso, al verlo, sintió asco, asi que lo dejo ahí con el veterinario, quien no lo quiso ver mas y por tanto, lo llevo al sótano y lo abandonó en la oscuridad para siempre.
De vez en cuando, venían la hija del hombre a alimentarlo, por lo cual perdió peso y sus plumas, su brillo y su color; ahora, el gris
era lo que su plumaje reflejaba.
Vivió en completa soledad, en un dolor que carcomío los pocos pedazos que quedaban, olvidando así cada recuerdo que, si
bien antes, lo había hecho feliz, ahora sólo era un tormento, una prueba de que lo había perdido todo.
Un ruido de objetos moviéndose lo hizo despertar, sintiendo un fuerte dolor en los costados, que le anunciaba que algo crecía, pero no sabía el que. Ya no era importante.
Pasó el tiempo, y cuando aquella muchacha volvió , vio un pájaro con unas hermosas alas negras, que la sorprendieron y llenaron de felicidad.
Abrí la jaula y tomó al ave entre sus manos llevandolo a toda prisa al piso superior, en donde abrió la ventana para que el volará.
Colocó al animal, que ahora era indiferente al espectáculo, creyendo que si hacía algo, lo lastimarian otra vez.
Ni siquiera podía soportar la luz, porque la oscuridad ya era parte de él; el viento, el inmenso cielo, el sonido de las hojas
moviéndose, sólo empeoraban la situación, llevándolo de miedo al no saber qué hacer.
Se había acostumbrado a su dolor, a su soledad, así que simplemente miró abajo y salto, no abrió las alas, por lo que se
rompió el cuello al chocar contra el suelo, obteniendo así su libertad en la muerte.
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Editado: 07.11.2023