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Tres años atrás.

Abrí los ojos por el gran dolor de cabeza que sentía, pero los volví a cerrar ya que la luz del sol que se filtraba por la ventana me molestaba como nunca y en ese instante recordé algo importante.

Yo no tenía un ventanal en mi habitación, ni algo parecido, por lo que descubrí mi rostro de las sábanas y justo como lo sospeché, no estaba en mi habitación.

Intenté recordar lo que sucedió la noche anterior, pero solo me acordé hasta que Kyle se fue con Kate de la fiesta.

Debía dejar de beber en serio, esto no terminaría en nada bueno.

Con cuidado de no hacer movimientos fuertes y rápidos para no marearme, giré sobre la cama y casi caigo al suelo al ver al chico de anoche, a mi lado, sin camiseta y durmiendo profundamente. En ese momento recordé la mayoría de cosas de la noche anterior y yo misma golpee mi cabeza, regañándome mentalmente.

El chico, que si no recordaba mal su nombre es Asher, se movió incómodo y cuando creí que se iba a despertar, movió su brazo y lo posó sobre mi cintura, dejándome inmóvil y con la respiración entrecortada, sin saber que hacer.

—¿Y ahora qué hago? —susurré para mi misma, sin despertar a Asher.

La escena era muy clara para comprender rápidamente lo que habíamos hecho y si él abría los ojos en este momento yo iba a morir de vergüenza. ¿Por qué? Porque yo no era de las mujeres que iba a fiestas solo para conseguir a un hombre con el cual acostarse, solo que claro, el alcohol había tomado el control de mis decisiones.

Y era en estos momentos en los cuales quería tener una máquina del tiempo para poder regresar al momento en donde me ofrecieron ir a la fiesta y negarme una y mil veces.

Genial, ahora estaba atrapada. Con un pequeño quejido el chico quitó su mano de mi cintura cuando intenté moverla y me levanté de la cama lo más rápido que pude, cayendo en cuenta que llevaba la camiseta de él.

La habitación no me parecía familiar en absoluto, lo que me hizo preguntarme dónde diablos estábamos. El sol aún no salía por completo y mi mente todavía estaba nublada por los efectos del alcohol, lo que dificultaba pensar con claridad.

Miré a mi alrededor tratando de encontrar mis cosas y lo miré al lado de la cama. Todo dentro de este estaba en orden, por lo menos no había perdido nada de mis pertenecías.

Sin ninguna iniciativa de despertarlo, caminé de puntitas hasta el baño y ahí me encerré con llave.

Abrí el grifo y con agua totalmente fría, lavé mi cara y traté de recordar un poco más lo sucedido anoche, lo que claro, se me hizo imposible.

Mierda, y más mierda, no conocía bien a Asher y ahora había terminado en su cama y... mejor ni decirlo. Suspiré profundamente, tratando de calmarme y controlar mis pensamientos.

En ese momento lo único que quería era salir corriendo y encerrarme en mi habitación para olvidarlo todo.

Sentía vergüenza y si en este momento lo mirara a los ojos, me iba a dar un infarto, porque no sabría como enfrentarlo.

Esto puede tomarse como una experiencia, ¿verdad? Digo, después de esto ya tomaría mejores decisiones en otras oportunidades. 

Salí del baño, intentando no hacer ruido para no despertar al chico de ayer, recogí del suelo algunas de mis cosas y me coloqué mi propia ropa.

Miré hacia donde él estaba, y sentí la necesitad de despertarlo y disculparme por lo que había pasado, pero la mezcla de emociones que sentía me harían vomitar en cualquier momento, y sabía que no encontraría palabras adecuadas para esto. Temía que si lo despertaba ahora y le intententara explicar que esto solo había sido un accidente, solo empeoraría las cosas.

Me quedaba bastante claro que había cometido un error, un grave error y solo me disculpé mentalmente. Era lo único que me sentía capaz de hacer.

Di media vuelta y dejando atrás a Asher, caminé hasta la puerta de salida, con un suspiro y todavía con la duda de qué debía hacer, giré la perilla y salí de la habitación sin dudar más.

Si algún día nos volvíamos a encontrar, eso podría salir mal, pero ya lo había hecho y no hay vuelta atrás.

Caminé por el pasillo de lo que parecía ser un hotel y le envié un mensaje a Kate, para saber si estaba bien. También encendí el mapa de mi celular para saber dónde me encontraba y miré que no estaba muy lejos de donde había sido la fiesta.

Cuando salí a la calle, por fin pude respirar aire fresco y me volví a decir que debo aprender de esto para no repetirlo más adelante.

Aunque sentía una carga pesada, también comprendí que no podía cambiar lo que ya había pasado.

Mi móvil vibró en mi bolsillo, por lo que me detuve en medio de la calle y cuando miré que era Kate, le contesté enseguida.

—¡¿En dónde carajos estás?! —gritó y tuve que alejar el teléfono de mi oreja para que no me reventara el oído—. Kyle me dijo que volvió a buscarte ayer, pero ya no estabas ahí.

—Tranquila, estoy bien —dije calmada, aunque eso era lo último que yo podía estar, calmada—. No pasó nada —mentí—, ahora voy de regreso.

—Nada de eso, ¿Dónde estás? Te iré a buscar en el auto de Kyle.

—Entonces te enviaré la dirección por mensaje.

Terminamos la llamada y como le dije, le envié mi dirección actual.

Aunque mentí sobre lo sucedido, no quería preocuparla innecesariamente, porque ella se volvería loca, y prefería resolver esta situación por mi cuenta.

—Vamos mujer, te conozco perfectamente y sé que me estás ocultando algo —me dijo Kate cuando subí al auto y le expliqué lo que había pasado obviando detalles.

—Ya te dije que no pasó nada, el chico solo me ayudó. Es todo. 

—Voy a dejar el tema hasta ahí porque confío en ti, Nyx. ¿Al menos sabes el nombre del chico?

—Andrew —dije, esperando que me creyera, si Kyle se llegara a enterar, probablemente llamaría a Asher o haría alguna estupidez que me haría revelar la vergonzosa situación de hoy.
 

—Entonces, gracias Andrew por cuidar de mi amiga —dijo a un Andrew inexistente y me sentí mal por ocultarle la verdad—. Pero recuerda que siempre estoy aquí para ti, sin importar lo que pase. ¿Escuchaste?